El viaje como terapia de pareja
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El otro día en consulta un paciente me dijo que se sentía como el coyote, siempre persiguiendo a la «felicidad» (el correcaminos) pero nunca pudiendo atraparla. Y me gustó la metáfora, porque realmente las personas nos parecemos muchas veces al coyote, nos pasamos toda la vida persiguiendo esa “felicidad” pero somos incapaces de agarrarla nunca. Mucha gente pensará que esto es lo normal y que la felicidad es algo inalcanzable, utópico o como mucho algo muy ocasional, pero para nada (Ver nuestro especial sobre la felicidad). Si os fijáis entrecomillo todo el rato la palabra “felicidad” porque ahí está la trampa del coyote y de muchas personas, la definición que nos damos sobre lo que necesitamos para ser felices es un espejismo que no existe y que nunca conseguiremos porque la formulamos de tal manera que la convertimos en un correcaminos inalcanzable. Al coyote le pasa lo mismo, hace todo lo posible para alcanzar al correcaminos (por cierto, un pajarraco que siempre me cayó fatal) pero nunca lo logra. Con el coyote enseguida nos damos cuenta de que es un personaje que dedica toda su inteligencia y creatividad en una labor inútil, capítulo tras capítulo intenta alcanzar al correcaminos pero nunca lo logra ,hace todo lo posible pero nada sirve, dedica toda su vida a ello y es capaz hasta de caerse por un acantilado las veces que haga falta, es tal su obsesión que se vuelve un personaje anulado, que reacciona constantemente a los movimientos del correcaminos y que pierde por el camino toda su personalidad.
Pues lo dicho, al igual que nuestro amigo, muchas personas se pasan toda su vida corriendo detrás de algo que nunca alcanzan, desgastándose, dedicando muchísima energía a intentos imposibles, corriendo, bloqueándose, frustrándose…
(Por si nunca habías visto un capítulo del Coyote y el Correcaminos…)
Como decíamos el problema está en la definición que nos hagamos de “felicidad”. Si la fórmula de nuestra felicidad depende de tener mucho dinero, estatus, de estar siempre enamorado, de controlar el futuro, de que te toque la lotería, de que nadie te critique, de tener el último Iphone, o de no ponerse nunca enfermo… pues estamos abocados al fracaso al más puro estilo del coyote, porque todas esta definiciones de felicidad no dependen plenamente de nosotros y al intentar lograrlas nunca la alcanzaremos, e incluso aún alcanzándolas puede que nunca nos lleguen (¿Cuánto dinero necesitas para ser feliz?1000, 1300000, infinito?¿Quién te garantiza de que teniendo pareja vas a ser feliz?¿O que cuando te asciendan en la empresa serás superfeliz?…)
Aquí van algunos ejemplos de Correcaminos en nuestra vida:
– Triunfar en todo lo que se haga.
– Conseguir un status alto.
– No sufrir nunca.
– Querer que nunca ocurran desgracias en tu vida.
– Enamorarse de un príncipe o princesa azul.
– Que todo el mundo te quiera.
– Que nadie se enfade contigo.
– Tener una familia perfecta y para siempre.
– Que siempre haya justicia a tu alrededor.
– Nunca agobiarse ni estresarse.
– Ser el primero en todo que se haga (deportes, estudios trabajo, etc)
– No fracasar nunca.
– Tener siempre el ultimo móvil, televisión de plasma, piso en propiedad…
– Que la gente que te rodea se comporte siempre como debiera.
– No enfadarse nunca, ni deprimirse, ni tener bajones, ni estrés…
– Ser y estar siempre joven.
– Ser y estar siempre guapo/a.
– Vivir una vida 100% ociosa.
– Hacer las cosas perfectas.
– Jubilarse o que te toque la lotería.
– Estar siempre sano/a.
Además, una vez mal formulada la felicidad, todos nuestros esfuerzos serán en balde, y analizaremos toda nuestra vida con ideas irracionales cada vez más perjudiciales en una espiral imposible que sólo nos generará ansiedad, desánimo o frustración. En este caso la metáfora son los productos ACME que utiliza en coyote para cazar al correcaminos y que lo único que hacen es hacerle aún más daño. Los productos ACME son las actitudes erróneas que nos crea la sociedad, la cultura, nuestra familia o nosotros mismos y que refuerzan la idea de perseguir al correcaminos. Son el victimismo, los chivos expiatorios, los “deberías”, las envidias, las preocupaciones, culpas o dependencias emocionales…
En los dibujos siempre se ve al coyote intentándolo una y otra vez, pero estaría bien un capítulo en donde se le viese a nuestro amigo completamente desanimado, angustiado e impotente por no poder cazar al correcaminos. En ese capítulo veríamos al coyote deprimido y tirado en el sillón de su casa al borde de la depresión sin saber qué hacer.
Pero un día (tras leer un libro, ayudado por otros coyotes o tras una terapia) cambia el chip y se da cuenta de que quizás el problema no esté en el correcaminos si no en su enfoque de la situación. Poco a poco se vuelve cada vez más consciente de que el correcaminos es un anzuelo que le ha creado la sociedad, la cultura, sus padres o él mismo que no le generan más que infelicidad. Se da cuenta también que las “armas” que compra en ACME son una trampa que lo único que hace es perpetuar su malestar y que no le sirve para nada. A partir de ahí empieza a darse cuenta de que quizás lo que tiene que hacer es preguntarse porque lleva tanto tiempo persiguiendo un correcaminos que nunca consigue alcanzar. Luego empieza a tener cada vez más claro de que el correcaminos solo es un espejismo de lo que busca y piensa como puede encontrar algo que dependa plenamente de él y empieza a mirarse cada vez más a sí mismo, a sus fortalezas, a sus metas, a su presente. Y lo más importante, empieza a practicarlo. Al principio vuelve a caer en la tentación de perseguir otra vez al correcaminos pero poco a poco crea nuevos hábitos centrados en sí mismo hasta que finalmente empieza a sentirse cada vez mejor, ya no está obsesionado con el correcaminos e incluso y paradójicamente, llega a hacerse amigo del correcaminos…
Sería un capitulazo del Coyote y el Correcaminos (la pena es que sería el último de la serie), este espectacular cambio que da el coyote a su vida nos recordaría mucho a otro cuento muy recomendable ¿Quién se ha llevado mi queso? (también tiene un parecido con la metáfora de los 10 cuadros del boyero) y es un cambio que mucha gente tarda meses, años o incluso nunca lo logra jamás. Reformular el concepto de tu felicidad y basarlo plenamente en las cosas que dependen de ti en la vida (que se podrían resumir en dos, tú y tu presente) no es nada fácil, necesita mucho trabajo, mucha aceptación, persistencia, ser mucho consciente de uno mismo, cambiar ideas muy enraizadas, practicar, equivocarse…pero es un camino maravilloso que sin duda ya sólo el hecho de tomarlo nos hace ser felices (sin comillas, por supuesto)
Os dejamos para acabar algunos ejemplos de caminos hacia la felicidad mucho más poderosas y efectivas que el Correcaminos, no son fáciles y necesitan trabajo para aprenderlos (os dejamos algunos links a artículos del blog), pero provocan que cada vez seamos más felices en nuestra vida. pase lo que pase a nuestro alrededor:
– Tener muy claro de que somos nosotros quienes creamos nuestras emociones.
– Ser cada día más consciente de las ideas irracionales que podamos tener
– Ganar en inteligencia emocional
– Aprender a interpretar de manera proactiva nuestra vida.
– Aprender de los errores y fracasos.
– Esforzarse al máximo en todo lo que se haga.
– Utilizar el enfado como una emoción amiga
– Intentar disfrutar de lo que se hace.
– Tener una filosofía de ganar-ganar con los demás.
– Aprender a ser fuerte en la vida.
– Ponerse planes y metas realistas.
– Tener claro aquellas cosas realmente importantes en tu vida y priorizarlas.
– Aceptar los baches de la vida e intentar aprender como salir de ellos.
– Tener relaciones afectivas plenas.
– Ayudar a los demás.
– Quererse mucho a uno mismo (para luego poder querer mucho a los demás)
– Saber dar pero también saber recibir.
– Tener la fuerza necesaria para cambiar todo aquello que puedas cambiar…
– …la serenidad para aceptar todo aquello que no puedas cambiar…
– …y la sabiduría para saber diferenciar entre una cosa y la otra.
– Vivir plenamente el presente a través del mindfulness.
– Tener una brújula personal basada en tu ética personal, tus valores y tus fortalezas psicológicas.
– Aprender del pasado, vivir el presente e ilusionarse con el futuro.
– No juzgarse ni juzgar y aceptar lo que nos rodea.
– Aceptar incondicionalmente la vida.
– Ser una persona optimalista.
– Saber poner límites en las relaciones afectivas (familiares, de pareja)
Categoría: Recursos psicológicos
Etiquetas: Actitudes Erróneas, Felicidad, Infelicidad
Etiquetas de cine: Especiales
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Es muy buena metáfora y reflexión, pero en ocasiones se presenta el dilema de cual es en realidad nuesto «correcaminos» y cuales son las motivaciones autenticamente alcanzables. O tal vez se trata de no convertir ninguna meta o deseo que nos propongamos alcanzar en necesidad?.
Por otro lado, creo que es necesario tener alguna(s) motivaciones o proyectos como espina dorsal de nuestro proyecto de vida.
Dos de tus afirmaciones son una base bastante adecuada sobre este tema: Tener muy claro de que somos nosotros quienes creamos nuestras emociones y ser cada día más consciente de las ideas irracionales que podamos tener.
Muy claro y aunque largo, fácil de leer.
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Exelente articulo.