Siempre recuerdo una sesión que tuve online, allá por marzo del 2020, en pleno comienzo de pandemia de COVID y con todo el mundo confinado y en absoluto shock. Un paciente habituado a ser muy negativo y derrotista ante la vida me contaba que se sentía fuerte ante todo lo que estaba ocurriendo y me insistía que él se crecía en las adversidades, que el confinamiento era una oportunidad para crecer y avanzar y que estaba dispuesto a aceptar todo lo que ocurriese.
De repente, una persona que acudía a terapia debido a una depresión y a una crisis personal cambiaba extraordinariamente de actitud ante un escenario complicado y me demostraba que las personas somos increíbles. No solo me emocioné ese día si no que aprendí mucho de sus palabras y me las recordé todos estos meses. Además no fue flor de un día, este paciente siguió manteniéndose con esa energía y ha mejorado mucho este último año.
A partir de ese momento decidí aprender de todas las personas que acudían a terapia y contaban su experiencia personal respecto al coronaviurs. Decidí también durante los peores meses de pandemia no hacer ningún post sobre generalizaciones y tips de como llevar el coronavirus porque creía que no era el momento. Cómo psicólogo a mi me ayudó mucho en esa época poner mi granito de arena y compartir todo mi libro de Filmoterapia de manera gratuita, así estuve 108 días seguidos poniendo una parte del libro en el blog (más adelante explicaré porqué aportar, ayudar o compartir le sentó muy bien a mucha gente)
He intentado resumir en varios puntos todos los recursos psicológicos que utilizaron o aprendieron muchos de mis pacientes para afrontar estos meses de pandemia global. Elementos que pueden ayudar a otras personas no sólo a llevar mejor lo que falta de pandemia, si no también a llevar otras situaciones críticas vitales como enfermedades, pérdidas personales, problemas judiciales, familiares, económicos, etc. Casi todos estos recursos los podemos trasladar y aplicar para saber gestionar crisis fuertes que nos puedan ocurrir en la vida y ganar en resiliencia. Aquí van 14 recursos y reflexiones que aprendí durante la pandemia (y con unos cuantos links por si queréis profundizar):
1. Aceptar, aceptar y aceptar
Estos meses he visto que las personas que más aceptaban, mejor llevaban la pandemia. Y aquí hay que recalcar que aceptar no significa volverse un bloque de hielo, esconderse bajo tierra o dibujarse una sonrisa en la cara. Ni mucho menos, aquí aceptar engloba muchas dimensiones y siempre asumiendo que no somos robots y que aceptar todo lo ocurrido al 100% es algo tan imposible que aquí encontraríamos la primera aceptación que podríamos plantear y que he observado que ayudaba a mucha gente: “Aceptar que esta situación ha sido tan tremenda y desgastante que lo normal es que te afecte y es imposible intentar (y hasta contraproducente) llevarla con una sonrisa en la cara todos los días.”
Recordemos que aceptar va mucho más allá de lo que a veces creemos. Aceptar no significa ni resignarse, ni reprimir, ni enfriar, ni esconder, ni hundirse, ni victimizarse, ni deprimirse…Aceptar es la palabra más poderosa que tenemos los seres humanos, tan poderosa y efectiva que nos vale para superar pérdidas personales, circunstancias complicadas u obstáculos terribles de nuestra vida. Pero a veces como una herida que cura necesita un tiempo de emociones negativas, lágrimas y mucho dolor. Una herida rebosante de ansiedad, de miedo, de tristeza, de culpa, de ira… Procesos dolorosos y a veces largos (en psicología se llaman procesos de duelo y aceptación) que si se superan nos llevaran finalmente a aceptar plenamente lo ocurrido. Y si conseguimos aceptar, nos recuperaremos, aumentaremos nuestra sensación de control y ganremos en perspectiva, nos reforzaremos, creceremos y nos volveremos resilientes.
Y cómo parte de estos procesos de duelo o pérdida he sido testigo en esta época de pandemia de muchas aceptaciones muy diversas pero igual de valiosísimas:
Aceptar la sobrecarga emocional y la fatiga pandémica,
Aceptar el estrés, el miedo y la ansiedad,
Aceptar el desánimo y el pesimismo,
Aceptar los bajones y subidones emocionales,
Aceptar las crisis personales, de pareja o familiares,
Aceptar la terrible soledad,
Aceptar el no poder ver a la gente que quieres,
Aceptar los problemas económicos derivados del coronavirus (cómo perder el trabajo o poder perderlo en el futuro)
Aceptar el confinamiento,
Aceptar los riesgos de contagio,
Aceptar el futuro incierto,
Aceptar a los negacionistas o a personas de extrema derecha (a veces familiares o amigos cercanos)
Aceptar las políticas llevadas en cada ciudad, región o ciudad ( con sus aciertos y desaciertos)
Aceptar los confinamientos y cuarentenas. Aquí hasta podría hablar de casos excepcionales de pacientes que (sobre todo durante el confinamiento total) se vieron “obligados” a aceptar que no podían trabajar, que no podían ni preocuparse ni estresarse y que llegaron a vivir esas semanas cómo semanas muy especiales en donde sorprendentemente experimentaron de manera muy positiva lo ocurrido y mejoraron sus relaciones ( y han sido unos cuantos ejemplos los que podría poner)
También he visto aceptar contagiarse, tener que estar en cuarentena, ingresado o con incluso derivaciones muy complicadas debido al coronavirus
Y finalmente he visto a gente que ha sido capaz de aceptar la pérdida de su gente más cercana por culpa del coronavirus (a veces incluso a varios familiares a la vez). Procesos de duelo durísimos en donde ni siquiera estaba permitido despedirse de la persona querida, ni en el hospital ni en un funeral. En donde ni siquiera nadie te podía dar un abrazo ni un beso.
Si tuviese que quedarme con un elemento de los 14 que iré comentando sin duda alguna me quedo con la aceptación, un recurso que ha dado la fuerza necesaria a mucha gente para seguir adelante y volverse muy resiliente.
Pero en el mundo en que vivimos esto de la aceptación no ha sido nada fácil, desde hace décadas vivimos en una sociedad perfeccionista, que se emborracha de positivismo y motivación, que esconde el dolor, que educa en no tolerar la frustración, que crea burbujas artificiales de bienestar, que nos endiosa creyendo que somos inmortales, que habla todo el rato de “Lucha por tus sueños”…No estábamos acostumbrados al dolor, a la pérdida y a las privaciones pero mucha gente ha sido capaz de encontrar la aceptación, una palabra tan antigua como el ser humano y que tanto poder, resiliencia y crecimiento nos da.
2. Apoyarse mucho en las relaciones
Este ha sido otro pilar fundamental para mucha gente, tener una buena red social y familiar ha ayudado a mucha gente a salir hacia adelante. Y aquí hay que darle gracias a la época tan tecnológica en donde vivimos. Si esto hubiese ocurrido por ejemplo hace 30 años los niveles de soledad y vacío y depresión podrían haber sido infinitos. La extrema soledad, el desánimo y el desgaste ha sido más llevable gracias a la compañía virtual de otras personas. Un te quiero, un cuéntame, un aquí me tienes, aunque sea por Whatsapp o por Skype ha valido su peso en oro
El problema es que mucha otra gente (sobre todo gente mayor) no ha podido apoyarse tanto en sus relaciones (ya sea por no tener a nadie o por no saber usar las nuevas tecnologías) y lo ha pasado verdaderamente mal.
3. Ser capaz de ser flexibles, comprensivos y perdonar a la gente que queremos
Esta pandemia ha visto crecer los conflictos familiares, de pareja o entre amistades. La razón es que todos hemos vivido a la vez una situación que nos ha cargado emocionalmente, que nos ha desgastado, nos ha vuelto irritables, desconfiados, negativos, demandantes…Eso a su vez se plasma en las relaciones, en donde aparecen grietas o se agrandan los conflictos latentes que ya había. Por eso me quedo con lo que mucha gente ha conseguido: ser capaz de entender las crisis, las faltas de apoyo, de ser flexibles con malentendidos, de posponer enfados y de perdonar errores. Muy importante para muchas relaciones.
4. Focalizarse en objetivos mínimos, claros, realistas y flexibles
Apoyarse en metas del paso a paso, del milímetro al milímetro, de día a día, del semana a semana, del mes a mes. Este elemento siempre ha sido gasolina para personas en situaciones complicadas como enfermedades, rehabilitaciones, guerras, postguerras, crisis económicas y alimentarias, etc. Y no iba a ser menos con el coronavirus.
Desde la meta más pequeña a la más grande, la más nimia a la más fundamental, desde el día a día a metas más vitales. Planificarse para hacer la comida todos los días, escribir un diario, pintar un cuadro a la semana, hacer tablas de ejercicios físicos, andar 30 minutos al día, aprender a tocar una canción con la guitarra, cuidar las plantas, poner un post diario en el blog, estudiar un tema de la oposición, enseñar a leer a tu hija… Las metas nos ayudan a agarrarnos a algo, a motivarnos, a ganar en perspectiva y resiliencia, a crear hábitos, y a tener algo por lo que trabajar y luchar. Pero eso si, siempre metas flexibles y realistas, que podamos conseguir y que nos sirvan para sentirnos mejor.
5. Fuera culpas y permitirse ser vulnerable
Una de las cosas que más me han chirriado durante estos meses ha sido escuchar a especialistas dando consejos baratos sobre como llevar la pandemia. Mis ojos sufrían cada vez que leía consejos para llevar mejor la pandemia en base a 5 chorradas con tips superficiales y sacados de un libro de auotayuda barato. Que si tienes que ser positivo, que si tienes que ver esto como una oportunidad, que si esto nos va a hacer mejores…Y esto hace mucho daño a la gente porque está lleno de “deberías” rigidos, perfeccionistas e imposibles de alcanzar.
Cómo bien me dijo un paciente, una cosa es que por ejemplo tú elijas encerrarte en casa para escribir un libro y otra es que te encierren en casa y te digan que escribas ese libro. Cambia todo, absolutamente todo.
Es como si en una guerra cayendo bombas te viniese un coach a decir que tienes que deberías estar creciendo cómo persona, haciendo yoga y trabajando en tus sueños. Pues va a ser que no, si estás en una guerra cayendo bombas a tu alrededor lo normal es que tengas miedo y estés angustiado, que estés sin energía y que tú cerebro no tenga tiempo para pensar en milongas. Pues igual aquí.
Por lo tanto ha sido fundamental para mucha gente permitirse estar mal en muchos niveles y no sentirse culpable por ello. Y por permitirse ser vulnerable me refiero a muchas «debilidades» que todo hemos vivido en alguna medida estos meses Aquí van unas cuantas que he observado:
Permitirse no ser capaz de hacer las cosas Permitirse estar desganado y no ser nada productivo Permitirse estar irritable, irascible y discutir más de la cuenta Permitirse engordar o adelgazar Permitirse beber más de la cuenta Permitirse querer estar en la cama todo el día Permitirse hundirse y pensar en lo peor Permitirse tener un ataque de ansiedad Permitirse estar sin rumbo y perdido respecto al futuro Permitirse no querer hablar con nadie…
Muchos pacientes se han fustigado por sentirse débiles y eso solo le ha generado más angustia y culpa, en una espiral muy destructiva que solo hace más daño. Muchos pacientes fueron capaces de quitarse culpas y eso provocó una mejora general, ya simplemente porque se quitaban de encima toneladas de reproche y malestar debido a la culpa.
6. Tener hábitos (o crear unos nuevos)
Los hábitos suelen empujarnos cuándo estamos bajo mínimos y sin energía. En la depresión los hábitos tiran de nosotros hasta el final y son los últimos bastiones en caer. La gente que ha creado y mantenido hábitos fuertes ha sido capaz de llevar mejor todo esta situación. Y no hablamos de hábitos militares ni de profesionales olímpicos, hablamos de despertarse a una hora, de mantener los horarios de las comidas, del trabajo, del deporte, del ocio… Por ejemplo en España le ayudó a mucha gente saber que a las 20:00 era hora de salir a aplaudir a los sanitarios, eso creaba un hito en el día a día que ayudaba a estructurarnos.
7. Saber oxigenarse y gestionar el estrés
Mucha gente ha salido hacia adelante gracias a que ha ido encontrando sus huecos de relajación, emociones positivas y desahogo. Es cierto que durante la pandemia hemos perdido muchas y valiosísimas fuentes de relajación (deporte, hobbies, gimnasio, salir de fiesta, amigos, viajes…) pero mucha gente ha ido ajustándose y ha ido encontrando nuevas fuentes de relajación y de desconexión: Ver una serie en Netflix, leer, bici estática, meditar, escuchar música, andar, reírse con los amigos por Skype… También han ganado en recursos para gestionar esta época de estrés y ha conseguido posponer decisiones, ser consciente de su ansiedad, comprenderse más, tener paciencia y lo más importante vivir el presente y no adelantarse nunca. Si algo ha aprendido mucha gente ha sido a improvisar y ser flexible respecto a los planes.
Acabamos nuestro especial sobre la asertividad con 12 recursos imprescindibles para aumentar tu asertividad y unos cuantos vídeos que nunca vienen nada mal para comprender como funciona este estilo tan importante de comunicación. […]
(viene de aquí) 8. Ayudar (ayudándose primero a uno mismo) Ayudar en todas sus vertientes: ayudar al amigo que lo está pasando mal, cuidar a los mayores, escuchar, animar, regalar, cocinar, dar dinero […]
8 comentarios
creo que apoyarse mucho en las relaciones es fundamental, de allí la necesidad de crear vinculos realmente fuertes y valiosos
La pandemia nos enseñó más de lo que creemos. Nos enseñó más que como individuos, como sociedad. Miles de cosas cambiaron y sería bueno que algunas siguieran cambiando.La empatía hacia el otro, la paciencia con quienes viven con nosotros y la capacidad que tenemos de adaptarnos a los cambios. El mundo no es estático y nosotros tampoco lo somos.
Que importante es cuando nosmbras Permitirse no ser capaz de hacer las cosas, a veces nos enseñan de la fortaleza es poder con todo, y ser fuertes tambien implica saber cuando no podemos.
Me encanta cuando se habla de que mucha gente ha salido hacia adelante gracias a que ha ido encontrando sus huecos de relajación, emociones positivas y desahogo. Muy importante
Excelente reseña . Gracias por contar tu experiencia frente a lo sucedido en pandemia. Muchos pasamos por cosas similares.
Con la pandemia nos ha tocado reinventarnos. Gracias por tus contenidos, son de primera calidad.
A partir de la colaboración de expertos en cine, coaches, psicólogos y psicoterapeutas,
hemos desarrollado una herramienta basada en el cine (y series) aplicable al coaching y a la terapia.
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creo que apoyarse mucho en las relaciones es fundamental, de allí la necesidad de crear vinculos realmente fuertes y valiosos
La pandemia nos enseñó más de lo que creemos. Nos enseñó más que como individuos, como sociedad. Miles de cosas cambiaron y sería bueno que algunas siguieran cambiando.La empatía hacia el otro, la paciencia con quienes viven con nosotros y la capacidad que tenemos de adaptarnos a los cambios. El mundo no es estático y nosotros tampoco lo somos.
Que importante es cuando nosmbras Permitirse no ser capaz de hacer las cosas, a veces nos enseñan de la fortaleza es poder con todo, y ser fuertes tambien implica saber cuando no podemos.
Me encanta cuando se habla de que mucha gente ha salido hacia adelante gracias a que ha ido encontrando sus huecos de relajación, emociones positivas y desahogo. Muy importante
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Eccelente Articulo
Este artículo es muy útil