Editada por HODGSON & BURQUE psicólogos

Filmoterapia

Cine, coaching y psicología

FILMOTERAPIA, 100 PELÍCULAS INSPIRADORAS (INTRODUCCIÓN)

El libro de Filmoterapia gratis y por entregas. Parte III (Introducción y fundamentos)

Cada vez que vemos una película o serie disfrutamos, muchas veces de manera inconsciente, de los maravillosos beneficios psicológicos del cine. ¿Quién no ha quedado marcado por una película que le ayudó a cambiar su perspectiva vital? ¿O tiene presente siempre una escena que le ayudó a comprender partes de su vida? ¿O recuerda esa comedia que tanto le alivió en una época de crisis?

Desde el punto de vista psicológico, vernos reflejados en un personaje o en una escena determinada es increíblemente útil para reflexionar, ser más conscientes de nuestras vidas o analizar nuestros mayores temores. Precisamente, para aprovechar todos los beneficios psicológicos que nos ofrece el mundo del cine ha surgido este libro con 100 películas filmoterapéuticas. Un libro muy visual, pero también muy profundo, hecho para disfrutar y ojear sin prisa, para viajar a través de la historia del cine desde un prisma diferente y creativo.

Para entender mejor el objetivo de este libro, proponemos a continuación una explicación de todo lo que significa la Filmoterapia, cómo se ha creado este libro y, lo más importante, cómo utilizarlo para que nos aporte al máximo.

1. LA EVOLUCIÓN DE LA RELACIÓN ENTRE CINE Y TERAPIA

El cine y la psicología son dos de los elementos más definitorios de nuestra sociedad actual, nacidos prácticamente a la vez a finales del siglo XIX —el cine nace en 1895 con los hermanos Lumière, mientras que solo un año después, en 1896, nace la terapia psicoanalítica de Freud— y con un intensísimo desarrollo y madurez a lo largo del siglo XX. Estas dos columnas de nuestra cultura moderna son los ingredientes fundamentales de la Filmoterapia. Por eso quiero empezar reflexionando sobre la evolución de una relación que, en principio, apenas existía, pero que con el tiempo ha ido creando ricos y variados lazos.

Durante casi todo el siglo XX, y para ser más exactos desde los años treinta, el cine se convierte, en gran medida gracias a la enorme influencia de Freud y Jung (Persona, de Ingmar Bergman, 1966) en el espejo de los trastornos psicológicos que la psicología aborda durante ese siglo. Desde las adicciones (Días sin huella, Billy Wilder, 1943), hasta los trastornos mentales (¿Qué fue de baby Jane?, Robert Aldrich, 1962); desde las consecuencias psicológicas tras dos guerras mundiales (Los mejores años de nuestra vida, William Wyler, 1946) hasta los nuevos conflictos intergeneracionales (Rebeldes sin causa, Nicholas Ray, 1955). Una fuente inagotable de historias en una relación que podríamos definir como unidireccional —era la psicología quien siempre aportaba nuevas historias al cine— y de carácter negativo —al reflexionar el porqué de los puntos débiles del ser humano—.

A través de los últimas décadas del siglo XX vemos cómo el cine aborda con cada vez mayor complejidad (Happiness, Todd Solondz, 1998), realismo (Una mujer bajo la influencia, John Cassavetes, 1974), desinhibición (Alguien voló sobre el nido del cuco, Milos Forman, 1975) e incluso sentido del humor (casi todas las películas de Woody Allen), todos los nuevos problemas psicológicos que afectan a las sociedades occidentales.

Ya no hay represión y puede hablarse de todo con cada vez más naturalidad, pero vemos cómo la relación entre psicología y cine sigue siendo la misma: es la psicología la fuente de inspiración para el cine, fijándose siempre en sus trastornos y problemas. Pero a finales de los noventa del siglo pasado, la confluencia de tres elementos iba a cambiar, casi de golpe, esta relación.

Por un lado tenemos que en 1998 Martin Seligman (presidente de la Asociación Americana de Psicología) pone los fundamentos de la psicología positiva, una nueva rama que revolucionará los mismos pilares de la psicología y cuyo objetivo será estudiar científicamente el funcionamiento óptimo del ser humano. Hasta ese momento la psicología había estado cien años estudiando “por qué funcionamos mal y cómo arreglarlo” y es a partir de 1998 cuando comienza una corriente que se dedicará a estudiar “por qué estamos bien y cómo promoverlo”.

De repente la unión entre cine y psicología iba más allá de las enfermedades, trastornos y adicciones, y se avanzaba a una relación mucho más rica y positiva; por ejemplo, el estudio de los beneficios que puede tener el cine en el ser humano. Por primera vez la psicología empieza a estudiar por qué nos aporta tanto reír con una películas de los hermanos Marx, o ver Cantando sobre la lluvia, Rocky o La vida es bella… La psicología empieza a darse cuenta de todos los beneficios psicológicos del cine e incluso se propone estudiarlos.

Por otro lado tenemos la espectacular evolución de Internet a finales del siglo XX, algo que provoca un acceso cada vez más fácil a todo tipo de recursos audiovisuales de manera ágil, rápida, y sencilla. Internet pone a disposición del que quiera todas las películas del mundo y facilita tanto al terapeuta como al paciente el acceso a los recursos audiovisuales necesarios en Filmoterapia.

Finalmente, el tercer elemento consiste en el desarrollo de una visión cada vez más multidisciplinar en todas las áreas de trabajo. Debido a las nuevas tecnologías, vivimos en una época donde el acceso a tanta información está permitiendo que corrientes y visiones muy diferentes se unan y se alimenten unas de otras multiplicando su poder. Por ejemplo, el cine y la psicología.

Con estas tres claves empezamos a entender cómo muchos psicólogos, y otros profesionales, poco a poco han ido introduciendo en terapia nuevos elementos audiovisuales al darse cuenta de que el cine es una herramienta muy atractiva para el desarrollo del paciente.

Tras más de cien años de historia, cine y psicología se encuentran más unidos que nunca en una influencia que ya no es unidireccional (de la psicología al cine) y negativa (solo enfermedades); es una relación mucho más rica: es bidireccional —con la influencia del cine en la psicología— y también positiva —se aplican los beneficios psicológicos del cine—.  Una nueva y maravillosa relación que he ido desarrollando a través de la Filmoterapia

2. MI EVOLUCIÓN EN LA FILMOTERAPIA

Hace doce años empecé a trabajar en el gabinete de psicología donde aún sigo. Venía con las ganas de poner en práctica toda la teoría que me había “empollado” durante la carrera y quería aplicar a rajatabla las sesiones tal y como nos decían los manuales de psicoterapia… Pero muy pronto me di cuenta de una cosa: a los pacientes no les van ni la rigidez ni los rollazos que aprendemos en la carrera. En una terapia, si hay algo que es fundamental, es llegar a la persona para que integre los conceptos y, sobre todo, para que se motive a cambiar y a trabajar en ella misma.

Por definirme un poco a nivel “teórico”, podríamos decir que mis terapias son cognitivas y apoyadas siempre en una visión muy humanista y de crecimiento personal. Por ejemplo, dentro de la propia terapia cognitiva, pronto me di cuenta también de que, por mucho que le insistía a los pacientes en hacer el típico registro de pensamientos y emociones para casa, acababan haciéndolo en el último segundo —si es que lo hacían—, deprisa y hasta con ansiedad. De nuevo vi que había que motivar y llegar a la gente. A mí siempre me ha gustado el cine, así que empecé a proponerles películas para completar lo que veíamos; también visualizábamos extractos de películas o indagaba en sus gustos para aprovecharlo y poder incidir en la terapia a partir de sus personajes, actores, actrices o directores de cine favoritos.

Poco a poco me di cuenta de que una película, si la enfocas correctamente a nivel terapéutico, puede tener un efecto muy potente en los pacientes. Como ya expliqué antes, sin Internet no hay Filmoterapia, al menos en mi caso. Gracias a la red, la rapidez de acceso a casi cualquier película, escena o diálogos es absoluta, lo que permite improvisar durante la terapia alguna escena o proponer alguna película para casa. En terapia siempre hay un punto importante de personalización e improvisación, pero, insisto, siempre apoyado de un amplio conocimiento a nivel terapéutico.

Pues lo dicho, la cosa funcionaba muy bien, así que el siguiente paso que di fue empezar a estudiar sobre el tema, investigué recursos serios sobre cine y terapia, y me di cuenta de que no había tantos recursos como yo me esperaba; había cosas en inglés, pero no mucho más y casi siempre enfocado a catalogar los trastornos psicológicos a través de las películas. Así que me puse manos a la obra. Durante años me empapé de películas (clásicas, modernas, independientes…), trabajé con otros psicólogos (muy importante mi hermana, Olga Burque) y empecé a hacer una guía de películas para los pacientes y a estudiar cómo podía integrar terapia y cine de una manera efectiva. Fui categorizando películas alrededor de las fortalezas psicológicas de Seligman, de la resiliencia o el crecimiento postraumático. Pero ya que estaba, también las categoricé alrededor del amor y desamor, del duelo, el mindfulness, del trabajo de ideas irracionales o del crecimiento personal. Ya tenía un esbozo de lo que luego sería la Guía de Filmoterapia.

Luego, con el tiempo, decidí hacer algo más: crear una página web en la que el paciente —y quien quisiese, desde psicólogos hasta cinéfilos— pudiese acudir a elegir una películas o a leer sobre un tema. Quería compartir todo lo que había estudiado y categorizado para que otras personas tuviesen esa información y pudiesen seguir trabajando en la relación de cine y terapia. Finalmente, logré montar una web con más de 3.000 películas catalogadas y un blog con más de 300 artículos sobre cine y psicología. 

En este sentido, estoy muy contento porque he visto cómo esta web ha servido a muchos profesionales, ya no solo psicólogos que me han escrito dándome las gracias por aportarles tal cantidad de recursos para sus terapias, sino que también he llegado a otras áreas, como la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), un taller de habilidades para personas sin recursos, un curso de mindfulness, de coaching o el ejemplo más reciente de una persona que se apoyaba en mi web para realizar un curso de risoterapia.

3. ¿POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE EL CINE COMO HERRAMIENTA PSICOLÓGICA?

El cine puede servir en muchas ocasiones como complemento terapéutico de gran efectividad, pues cumple una serie de características especiales que le dan un gran valor en terapia o como simple desarrollo personal. Las resumimos a continuación:

Intensidad. En una película se deben resumir en minutos un gran número de historias, personajes, escenarios y cronología. Esta fuerza con que se narran las historias es muy efectiva para sumergirse en la terapia y trabajar en uno mismo.

Duración. Si incluimos series y cortos, podemos decir que la duración de una película se encuentra entre los diez minutos y las cinco horas, siendo noventa minutos la duración media. Una película dura lo que una sesión terapéutica larga, el tiempo necesario para transmitir las herramientas y recursos necesarios.

Aprendizaje. La mayoría de las películas funcionan como alegorías, en gran parte de la misma manera en que lo hacen los cuentos, mitos, chistes, fábulas o sueños y que pueden ser utilizados en la terapia. El efecto cognitivo del cine de terapia se explica a través de recientes teorías del aprendizaje y la creatividad, que sugieren que tenemos siete “inteligencias”. Cuantas más inteligencias utilicemos, más rápido aprenderemos, ya que empleamos diferentes métodos de tratamiento de la información. Ver una película puede necesitar de todas las inteligencias: la lógica (el argumento), la lingüística (diálogos), la visual-espacial (imágenes, colores, símbolos), el musical (sonidos y música), los interpersonales (cuentos), el cinestésicos (movimiento), y el intrapsíquico (orientación interna).

La identificación con los personajes. El objetivo del director es paralelo al del terapeuta, se convierte en el mismo: que público y paciente logren identificarse con los personajes y sientan los cambios, pensamientos y procesos que ellos están viviendo.

La atención. En un mundo de tanto impacto audiovisual, solemos prestar más atención y concentración a las imágenes. En ese aspecto tiene, por tanto, más valor que un libro o audiolibro. Incluso llegamos a prestar más atención a series cortas que a películas medias.

4. LOS BENEFICIOS DEL CINE EN TERAPIA

El objetivo de la Filmoterapia es cocinar todos Estos ingredientes y conseguir un maravilloso complemento que enriquezca la terapia psicológica. Vamos a ver a continuación algunos de estos beneficios psicológicos del cine y cómo se pueden utilizar para trabajar a nivel terapéutico desde varios planos y con una gran variedad de enfoques. Pero siempre teniendo en cuenta que los medios audiovisuales son herramientas que complementan las sesiones —como lo podrían hacer un libro o un artículo— y que necesitan, por lo tanto, de una sólida terapia —en mi caso, una terapia cognitiva, pero también humanista y de crecimiento personal—.

Por último, conviene recordar que los beneficios de la Filmoterapia son también recursos “aptos para todos públicos”, porque en el cine siempre podremos encontrar una visión, una emoción o un reflexión nueva y maravillosa. O, como decía Steve Martin en Gran Canyon (Lawrence Kasdan,1991): “Eso es parte de tu problema, no has visto suficientes películas. Todos los enigmas de la vida se contestan en ellas”.

Veamos a continuación estos beneficios.

Quince beneficios psicológicos del cine

1. Nos llena de emociones positivas

Alegría, admiración, ilusión, esperanza, relajación… El cine genera emociones en el espectador y muchas veces son emociones tan poderosas que nos llenan de energía. Y si algo tienen las emociones positivas es el efecto cascada que producen en nosotros, haciendo que veamos las cosas de otra manera, ganando en confianza, tomando decisiones…

Ej. Intocable (Olivier Nakache, 2011).

2. Nos expone a nuestros miedos

 Muchas veces, el visionado de una escena o película en concreto nos hace enfrentarnos a nuestros mayores temores —incluso vitales como envejecer o tener un accidente— y nos expone a nuestras sensaciones, permitiéndonos ser más conscientes de ellas y poder trabajar para extinguirlos.

Ej. La escafandra y la mariposa (Julian Schnabel, 2007)

3. Nos ayuda a enfocar mejor nuestros problemas

Algunas películas hacen que se nos encienda la luz ante un problema al vernos reflejados en el personaje o las circunstancias que se desarro-llan. Cuando nos identificamos con un personaje que tiene nuestros mismos problemas, aumenta nuestra empatía y asimilamos mucho mejor su evolución personal. De esta manera, durante la historia, podemos aprender mucho sobre cómo el personaje evoluciona en el proceso de toma de decisiones del personaje y sus dificultades.

Ej. ¡Qué bello es vivir! (Frank Capra, 1946).

4. Tiene una función catártica

Según Aristóteles, la catarsis es “la facultad de la tragedia de descargar al espectador de sus propias bajas pasiones al verlas proyectadas en los personajes de la obra”. Cuando vemos una película, muchas veces experimentamos dichas pasiones junto con los personajes, pero sin temor a sufrir sus verdaderos efectos. Películas violentas, escenarios catastróficos, terror, acción, aventuras al límite…, son todas historias que nos provocan una gran descarga emocional y nos desahogan en muchas ocasiones de nuestra vida cotidiana.

Ej. El club de la lucha (David Fincher, 1999)

5. Nos relaja

El cine nos relaja porque nos distrae reconduciendo nuestra atención hacia una actividad externa y disminuye, por tanto, nuestros niveles de ansiedad y estrés. Todos los géneros de cine o televisión se convierten en potentes distractores con historias y escenarios diferentes que bien enfocados, y de manera equilibrada, pueden tener un gran valor relajante.

Ej. Amélie (Jean-Pierre Jeunet, 2001). 

6. Nos motiva

Muchas películas nos motivan a lograr algún objetivo, por la fuerza de sus personajes, por la energía con que el director nos propone la historia, por su música, sus escenas, su guion… El cine nos ayuda a visualizar nuestras metas y luchas por ellas, a dar pasos en pro de nuestros objetivos vitales.

Ej. Cadena perpetua (Frank Darabont, 1992)

7. Nos hace reír

El poder de la risa en nuestra salud física y mental es innegable. En ese aspecto, el cine se ha convertido en nuestra sociedad actual en una de las mayores fuentes de “carcajadas”, por eso, qué mejor terapia que ver una película o serie de humor y comprobar sus beneficios.

Ej. La vida de Brian (The Monty Ptyhon, 1979)

8. Nos hace llorar

El cine también genera emociones negativas, como la tristeza, la angustia o la frustración, a partir de historias donde nuestras emociones afloran al máximo, donde incluso lloramos y donde estamos en contacto con los más íntimo de nuestro ser.

Ej. Celebración (Thomas Vinterberg, 1998).

9. Desarrolla nuestra creatividad

Las películas también nos aportan visiones muy diferentes de nuestra realidad y de nuestros esquemas mentales, que nos ayudan a enriquecernos intelectualmente, a ser más flexibles o a ganar en perspectiva y en imaginación. Elementos todos necesarios para una sana creatividad.

Ej. El Show de Truman ( Peter Weir, 1998)

10. Nos ayuda a replantearnos nuestras actitudes negativas

Muchas películas nos aportan perspectivas diferentes, en las que nos sentimos identificados con el personaje, nos metemos en su piel y vivimos su evolución a lo largo de la historia. Estas historias y metáforas que nos ayudan a reflexionar sobre nuestro enfoque cognitivo, replanteándonos ideas irracionales y cambiando nuestra actitud.

Ej. El mago de Oz (Victor Fleming, 1939).

11. Aumenta y mejora nuestras relaciones

No digamos los beneficios colaterales de películas y series: quedar con amigos para ver una serie, dejarse películas o hablar intensamente sobre puntos de vista cinéfilos, polémicas, reflexiones…, todo esto tiene un valor social y afectivo que siempre nos reportan cosas buenas.

Ej. Comentar las películas de Woody Allen o que sensaciones te dejó Dogville.

12. Nos provoca una intensa reflexión

Muchas películas nos han hecho reflexionar sobre cuestiones vitales, espirituales e existenciales, gracias a un formato audiovisual que nos permite crear escenarios imaginarios, históricos o documentados. Una reflexión aumenta nuestro pensamiento crítico al replantearnos actitudes personales.

Ej. Gattaca (Andrew Niccol, 1997).

13. Nos ayuda en la pérdida

En momentos de desamor, paradójicamente vemos películas de ese tema, buscando regodearnos en nuestro dolor. De forma equilibrada, estos visionados forma parte del proceso de duelo, afrontar la perdida y reconocerla.

Ej. Azul (Krzysztof Kieslowski, 1993).

14. Nos eleva

La elevación es lo que sentimos cuando presenciamos algo que nos asombra, conmueve o inspira, particularmente cuando se trata de una acción admirable por parte de una persona. Presenciar la grandeza de otras personas a través del cine nos inspira a tratar de hacer algo similar, a ser mejores e incluso a dar pasos para cambiar nuestras vidas o desbloquear nuestras actitudes. 

Cuando pensamos en la elevación, lo hacemos en los momentos en los que nos sentimos orgullosos de pertenecer al género humano.

Ej. La lista de Schindler (Steven Spielberg, 1993).

15. Nos hace consciente de nuestras fortalezas psicológicas

Muchos de los grandes personajes del mundo del cine muestran a lo largo de la historia una o varias de estas fortalezas psicológicas, y nosotros como espectadores en seguida apreciamos y admiramos estas cualidades, ayudándonos a ser consciente de nuestras fortalezas y de su valor para una vida llena de plenitud y realización.

Ej. Matar a un ruiseñor (Robert Mulligan, 1962).

En mis terapias, y siempre que puedo, intento exprimir todos estos beneficios al máximo. Obviamente, depende de cada paciente, de sus motivaciones, de las peticiones que hagan a nivel filmoterapéutico y de su cultura cinéfila, pero siempre hay alguna tonalidad de Filmoterapia en mis sesiones. Por ejemplo, el primer día, cuando explico cómo creamos las emociones desde la terapia racional emotiva, a los pacientes les envío un resumen de lo hablado con tres vídeos de apoyo. Uno de ellos es el corto El circo de las mariposas, una historia muy recomendable y de una grandísima calidad que nos explica a la perfección la increíble capacidad del ser humano de poder moldear su actitud para, incluso en situaciones objetivamente muy adversas, ser capaz de enfocar proactivamente. Ese corto completa todo lo explicado en consulta porque añade una historia muy emocional que refuerza lo que intento explicar.

Luego, tras cada sesión, suelo mandar a los pacientes artículos de mi blog en los que hablo de la autoestima o de actitudes erróneas, como el perfeccionismo, el victimismo o los “debería”, y siempre incluyo frases, cortos o escenas de películas.

Además, les dejo la Guía de Filmoterapia para que, si quieren, vean películas que luego comentamos en consulta. En este sentido, mucha gente, aunque no sean grandes cinéfilos, acuden a esta guía y, movidos por sus propias motivaciones, ven películas que les llegan a impactar. Me acuerdo ahora de un paciente que vio El Indomable Will Hunting y le ayudó a tomar una decisión en su vida en la que estaba atascado. U otro que vio All That Jazz y se atrevió a dar los primeros pasos en busca de su meta como diseñador, algo que finalmente acabaría consiguiendo.

Siguiendo el trabajo, cuando tengo que explicar las distorsiones cognitivas, uno de los mayores tostones de la terapia, pero de una gran valía si se explican bien, utilizo a mi gran amigo Homer Simpson —a quien suelo acudir bastante porque es un personaje muy conocido y cercano para todos— para que en mi blog sea él quien explique estas dis-torsiones. Por otro lado, cuando trabajo el duelo o el desamor suelo acudir a películas que explican maravillosamente las fases del proceso del duelo, como Gente corriente, Nos sos vos, soy yo o Del revés. En estos casos, a los paciente les suele servir de gran ayuda ver estas películas para comprender sus emociones y ser más consciente de estos procesos de aceptación. De nuevo hay que personalizar mucho la propuesta de películas para que sea el momento preciso y tenga un valor para la persona.

También utilizo series o películas actuales para explicar cuestiones clave, por ejemplo, con Juego de tronos. Mucha gente acude a consulta quejándose de sus circunstancias tan negativas, de la injusticia que le rodea, de la mala suerte o de sus trabajos, cayendo en victimismos que les bloquean y que les pueden generar mucha ansiedad e incluso depresión. Gracias a Juego de tronos, mucha gente entiende rápidamente el concepto de resiliencia o proactividad. En esta serie tenemos un mundo despiadado, muy injusto y cruel como punto de partida, y vemos cómo muchos de los personajes de la serie son capaces de ser plenamente proactivos ante situaciones muy extremas, aceptando sus circunstancias y buscando constantemente estrategias para seguir adelante (véase el caso de Tyrion Lannister o Daenerys Targaryen).

Por último, quería hacer una mención a Woody Allen, que, como podéis ver, suele aportar muchas cosas en consulta, ya no solo por sus películas, en las que habla muchas veces de los problemas del ser humano actual, en multitud de ocasiones abordados con sentido del humor —un elemento que, por cierto, utilizo mucho en consulta—, sino también porque tiene tantas escenas magistrales que puedes ponérselas al paciente sin que haya visto ni una sola película de Woody y comprenderá fácilmente los puntos que se están trabajando en terapia.

5. ¿CÓMO HEMOS CONSTRUIDO ESTA GUÍA?

Una de las formas más tradicionales de unir cine y psicología ha sido a través de películas que tratasen temas relacionados con enfermedades  psicológicas o psiquiátricas, tales como adicciones, trastornos mentales, trastornos de personalidad, etcétera. La finalidad de la Filmoterapia no es tanto catalogar y analizar temas relacionados en las películas, sino aprovechar las historias narradas, muchas veces de manera magistral, para ayudarnos a cambiar, mejorar o reforzarnos como personas.

En este libro hemos planteado 100 películas sin orden aparente, en una estructura hecha para que el lector pueda ojear o profundizar a su gusto. Independientemente de que hayan películas con críticas más largas, todas son igual de importantes y todas nos pueden aportar cosas. Además hemos contado con la colaboración especial de la psicóloga Olga Burque ( una gran colaboradora de la Web de Filmoterapia) que realiza la crítica de 5 películas.

No es fácil resumir la Filmoterapia en 100 películas, por eso para crear este libro hemos intentado aunar en un mismo paradigma seis variables clave:

Psicología & coaching. Característica principal y base estructural de nuestra guía, películas que posean gran valor terapéutico o de mejora personal.

Calidad. Películas de nivel, universalmente alabadas y reconocidas. Es quizás uno de los puntos débiles de muchas de las guías de este tipo, centradas únicamente en el aspecto psicológico y no prestando la debida atención a este aspecto clave, como es la calidad de un film. Una selección que no ha sido nada fácil, pues el cine tiene títulos maravillosos con los que podríamos hacer hasta un libro con quinientas o mil películas filmoterapéuticas, pero hemos querido empezar con cien, que es un número redondo que nos puede aportar grandes historias y un enfoque muy atractivo de la Filmoterapia.

Largometrajes. Son tantos los títulos imprescindibles a nivel de Filmoterapia que en este primer libro nos hemos centrado en los largometrajes. Las siguientes colecciones de Filmoterapia podrían ser de documentales, series, películas de animación o incluso cortometrajes, pero para esta primera edición hemos querido solo seleccionar largometrajes que no sean de animación.

Universalidad. Con esto nos referimos a proponer la mayor diversidad posible de culturas, paí-ses, épocas y circunstancias que nos muestren la  evolución de los personajes e contextos tan diferentes, intentando no saturarnos, por ejemplo, de películas americanas, difícil tarea esta por el número de producciones de este país en comparación a las de otros —vaya por delante mi sentida admiración al cine estadounidense—.

Personajes masculinos y femeninos. Buscamos que haya la misma proporción de personajes protagonistas o coprotagonistas en las películas. Una misión nada fácil, debido a que el cine prima sobremanera a los personajes masculinos, mucho más de lo que en un principio pueda parecer. Por eso es fundamental esta clave, porque nos permite ver diferentes tipos de liderazgo, crecimientos personales, reflexiones vitales o incluso actitudes ante la vida que nos pueden aportar puntos de vista muy enriquecedores.

Atractivo. Películas que nos atraigan, siempre desde el punto de vista de la Filmoterapia. No nos referimos a que sean películas comerciales —muchas no lo son—, ni que sean películas bonitas —muchas son duras y tristes—, sino a que nos atraigan de alguna manera para que nos motivemos a verlas.

6. VEINTICUATRO FORTALEZAS PSICOLÓGICAS

Los psicólogos Martin Seligman y Christopher Peterson llevan trabajando desde 1998 en una clasificación “positiva” de virtudes y fortalezas. Su objetivo es lograr una clasificación opuesta al Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM). Mientras que el DSM se centra  en las patologías mentales del ser humano —es el manual que utilizan médicos, psiquiatras y psicólogos cuando deben diagnosticar a un enfermo mental—, el VIA busca centrarse en las fortalezas psicológicas que nos ayudan a tener una mejor salud mental.

Finalmente, han logrado clasificar veinticuatro fortalezas psicológicas universales agrupadas en seis categorías y construir un cuestionario psicológico, el VIA Inventory of Strengt, traducido al castellano como Cuestionario VIA de fortalezas personales, un cuestionario que mide cada una de estas veinticuatro fortalezas y virtudes. 

En Filmoterapia queremos conocer y desarrollar estas veinticuatro fortalezas psicológicas a través del cine. Por eso, uno de los pilares de este libro son estas fortalezas que podemos aprender de cada una de las cien películas propuestas. Muchos de los personajes que veremos en estas películas muestran a lo largo de la historia una o varias de estas fortalezas psicológicas y nosotros, como espectadores, enseguida apreciamos y admiramos estas cualidades. Por eso, para darnos cuenta de importancia de estas fortalezas, propondremos grandes personajes del mundo del cine que demuestran de manera indiscutible los beneficios de estas veinticuatro fortalezas.

A cada película le hemos asignado varias fortalezas presentes en sus personajes, en su historia y que podemos aprender como espectadores.  Hemos agrupado las fortalezas en seis grupos para entender mejor sus dimensiones: 

Sabiduría y conocimiento (curiosidad, pasión por aprender mente abierta, creatividad y sabiduría)

Cinco fortalezas cognitivas que conllevan buscar, disfrutar y compartir el conocimiento con uno o con los demás. Muchos psicólogos consideran a este grupo de fortalezas como la base de las demás. Necesitamos aprender para vivir, mejorar, crecer y superarnos, por eso estas fortalezas son tan fundamentales.

Coraje (valentía, persistencia, integridad y vitalidad)

Cuatro fortalezas que nos empujan a conseguir nuestras metas frente a la oposición interna y/o externa. Existen un gran número de grandes películas que hablan sobre el coraje debido al atractivo de esta fortaleza. Todos nos sentimos más inspirados, exaltados y motivados siempre que presenciamos muestras decoraje en la vida diaria o en situaciones excepcionales como guerras, accidentes, etcétera.

Humanidad (generosidad, amor e inteligencia social)

Tres fortalezas “humanas” que envuelven la creación de relaciones, particularmente el acercarse, cuidar, ayudar o crear lazos con otras personas. Las películas sobre este tipo de fortalezas son, en parte, una de las razones de por qué la gente va al cine, para inspirarse en la bondad de otros, para ver cómo se desarrollan las relaciones afectivas y para entender más sobre la naturaleza del ser humano. No hay ninguna duda de que al ver este tipo de películas nos elevamos en el cine, teniendo sensaciones muy intensas y positivas.

Justicia (justicia, civismo y liderazgo)

El objetivo de este grupo de fortalezas es determinar de forma objetiva los derechos y responsabilidades éticas y morales hacia los demás. Las películas que hablan de justicia hablan del deber cívico, la fuerza de la comunidad y las acciones sociales.

Templanza (autocontrol, humildad, prudencia, perdón)

Las fortalezas relacionadas con la templanza nos protegen del exceso. Gracias a estos “protectores”, las conductas, emociones o pensamientos perjudiciales para nosotros son atenuados, disminuyen y se manejan con más facilidad.

Trascendencia (sentido del humor, esperanza,apreciación de la belleza, gratitud)

Las fortalezas relacionadas con la trascendencia aparecen cuando nos movemos más allá de nuestra experiencia humana o comprensión vital. Las fortalezas que acompañan a esta virtud nos ayudan a conectar con lo que nos rodea y proveernos de un sentido más profundo de sig-nificado y propósito en la vida. La mayoría de las películas de Filmoterapia podrían considerarse como trascendentes, porque son historias que proveen una vía para comprender la vida y que fortalecen al espectador a aumentar su conciencia, promover cambios saludables en su vida y profundizar en su conexión con los otros. 

En el anexo, podéis encontrar una definición esquemática de las veinticuatro fortalezas que funcionan como guía filmoterapéutica 

7. CLAVES FILMOTERAPÉUTICAS

Otro de los pilares de este libro es lo que llamamos las claves filmoterapéuticas. Cada una de las cien películas que proponemos está categorizada con estas claves que nos permitirán hacernos una idea sobre lo que nos puede aportar la historia a nivel terapéutico o a nivel coaching. Elementos que nos pueden funcionar como recursos a nivel personal y que siempre ayudan a ver las películas desde otros prismas. 

El duelo, las relaciones afectivas y familiares, el crecimiento personal, la autoestima… Son todas claves que forman parte de nuestra vida y que, además, se suelen trabajar en terapia. 

En el Anexo encontraréis una definición de cada una de las claves filmoterapéuticas utilizadas a lo largo de este libro. 

El objetivo es que, a través de estas 100 películas, podáis trabajar aquellas claves personales que necesitéis para entender mejor las relaciones, para salir de una crisis, para luchar por un objetivo o para llegar a ser más felices. Sea cual sea la meta, lo importante, lo que más nos moverá a todo este trabajo personal, es disfrutar del maravilloso viaje que os proponemos a través del cine.

Jaime Burque


Otras partes del Libro

Índice de películas

Prólogo María Guerra

Prólogo Ana Férnandez

Introducción

Anexo:Claves filmoterapeuticas y fortalezas psicológicas


Categoría: Psicología a través del cine

Etiquetas: El libro de Filmoterapia

Etiquetas de cine: El libro de Filmoterapia

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