La busqueda espiritual
La fortaleza psicológica de la espiritualidad, la busqueda de su fuerza y sobre todo, el camino trascendental hacia el bienestar. Esta semana en filmoterapia nuestro colaborador MBT nos hablará de una busqueda que […]
“Sufrimos más con lo que imaginamos que con lo que en realidad sucede”
Esta semana en filmoterapia comenzamos un especial en donde hablaremos de los recursos necesarios para manejar mejor nuestras emociones, ser más eficaces en nuestras vidas, crear relaciones sanas y en definitiva, llegar a conseguir lo que todos queremos, ser más felices. Iremos compartiendo a lo largo de varios capítulos todos aquellos recursos y herramientas necesarios para aprender a tener una vida llena de bienestar, realización y felicidad. Os queda a vosotros trabajarlo y practicarlo porque eso de ser feliz no es ninguna utopía pero tampoco es algo mágico, es más bien un hábito que para que se integre en nuestra vida primero tenemos que practicarlo (y mucho).
El ABC de las emociones (y de nuestra felicidad)
Hoy vamos a empezar explicando los pasos que vamos a ir dando durante este especial, son como los pasos de un baile (el de nuestra vida) que necesitamos conocer al dedillo para luego ponernos a bailar (y a vivir). Herramientas fundamentales de la psicología cognitiva, son el ABC de nuestras emociones y se van a convertir en los cimientos de nuestro trabajo personal. Veremos como son trasladables a nuestra vida en general y nos servirán para reflexionar sobre muchos aspectos de nuestras vidas que quizás hasta ahora no nos habíamos planteado. Tres letras que vamos a ir desmenuzando a lo largo de este post.
Comenzamos con la A. Nuestra primera letra del ABC se refiere a los acontecimientos objetivos que nos rodean, es decir, todo aquello que desde fuera se pueda objetivizar. Se refiere a que hoy es miércoles, que estamos en primavera, a nuestra estatura, nuestro pasado, las relaciones que tengamos, nuestros genes, el horario laboral… en definitiva, nuestra realidad.
La B se refiere a como lo interpretamos, o dicho de otra manera, nuestra manera de enfocar aquello que nos ocurre. Por ejemplo, hoy es miércoles y una persona puede pensar “Buf!, cuanto queda aún para el fin de semana”, otra puede pensar “Ay que bien, ya queda un día menos para el fin de semana” o incluso una tercera puede pensar “Me gustan los miércoles”. Tres maneras muy diferentes de analizar algo tan simple como un miércoles. Con la B por lo tanto nos referimos a como interpretamos nuestra realidad y a nosotros mismos.
Finalmente la C se refiere a nuestras emociones. Muchas veces pensamos que nuestras emociones nos las crean las circunstancias externas, que son una especie de “fuerza” que vienen cuando les da la gana, que nos manejan como marionetas y que si nos ponemos ansiosos, enfadados o contentos es porque toca y no hay nada que hacer. Pero las emociones tienen un origen completamente diferente, realmente somos nosotros quienes creamos nuestras emociones según como interpretemos la realidad.
Volvamos con el ejemplo del miércoles e intentemos aplicar nuestro ABC.
– Si es miércoles y pensamos “Buf!, cuanto queda aún para el fin de semana”, crearemos emociones negativas como la frustración, el enfado o el desánimo.
– Si es miércoles y pensamos “Ay que bien, ya queda un día menos para el fin de semana”, generaremos emociones positivas como la ilusión pero también alguna negativa como la ansiedad.
-Finalmente, si es miércoles y pensamos “Me gustan los miércoles”, parece que de la tres maneras de ver este día será la que genere emociones más positivas como la alegría o la serenidad.
Vemos que abanico de emociones podemos crear nosotros mismos con algo tan sencillo con un simple miércoles de nuestras vidas. Imaginemonos en situaciones más complejas como las relaciones afectivas, los fracasos o éxitos en nuestras vidas, las críticas, las enfermedades, pasados, presentes o futuros. Por eso es tan importante tener claro esta clave: Somos nosotros quienes creamos nuestras propias emociones, y no la realidad, ni los demás, ni el azar, ni nada,somos NOSOTROS MISMOS.
(En los primeros minutos de la película documental sobre el libro Usted puede sanar su vida, de Louise L. Hay, vemos una muy buena explicación sobre lo que estamos hablando. El resto del documental tiene un toque muy americano pero también es interesante y lo tenéis en Youtube)
Para comprender un poco más todo esto del ABC, os dejamos con un extracto del libro Venza Sus Temores, de Reneau Z. Peurifoy:
Normalmente, usted no es consciente del papel que juega la interpretación en la generación de emociones, porque se produce con mucha rapidez y habitualmente de manera inconsciente. Esto es esencial para su supervivencia. No podría funcionar de modo efectivo si tuviese que evaluar y asignar significado a todo lo que sucede a su alrededor de un modo lento y deliberado.
Un ejemplo de la capacidad de la mente para interpretar y asignar significado a los acontecimientos rápida y automáticamente es el, en apariencia, simple acto de conducir un coche. En realidad, es un proceso sumamente complejo que requiere considerar distancias, decidir qué significan las acciones de los peatones y de los demás conductores, y hacer muchas otras interpretaciones cada segundo. La mente hace todo esto con tanta rapidez, que habitualmente usted no es consciente del hecho de que este proceso está teniendo lugar. En vez de ello, escucha la radio, habla a un pasajero en el coche o realiza alguna otra cosa que no guarda relación con la conducción.
La capacidad de la mente para interpretar acontecimientos de manera rápida y automática ha conducido a la concepción errónea, ampliamente difundida, de que las personas y los acontecimientos generan emociones. La mayoría de las personas no comprenden que el significado que asignan a la gente y a los acontecimientos es lo que en realidad genera emociones. Afirmaciones comúnmente usadas tales como: «Él me enloqueció» «Ella me entristeció» o «Eso me hizo feliz», no sólo reflejan esta creencia errónea, sino que realmente la refuerzan.
Si esta idea errónea fuese cierta, un acontecimiento específico generaría la misma emoción en todos los que la experimentan. Por ejemplo, considere el modo diferente en que la gente reacciona ante un temporal. Algunos se sienten deprimidos por la falta de luz solar o se enojan cuando piensan en los inconvenientes causados por la lluvia. Otros se sienten felices cuando esperan estar dentro de una casa cálida, acogedora, o se alegran porque la lluvia aporta el agua necesaria. Aun cuando estas personas estén todas experimentando el mismo acontecimiento, sus emociones son diferentes porque cada una lo interpreta de manera diferente.
La mayor parte de su ansiedad es generada no por los acontecimientos, sino por el sig nificado que usted les confiere. Puesto que el modo en que usted piensa es simplemente una pauta de hábito aprendida, es algo que puede aprender a controlar. Esta lección le ayuda a entender el modo en que se generan las emociones y le brinda un método poderoso para reducir la fuente más común de ansiedad: el pensar en términos de «debería/debo».
La mayor parte de nuestras emociones son el resultado de las interpretaciones que usted hace de acontecimientos que tienen lugar a su alrededor. Las únicas excepciones son las emociones que resultan de la interferencia con el funcionamiento normal del cerebro o sistemas nerviosos centrales, tales como lesión, enfermedad, medicamentos que alteran el estado de ánimo y, en algunos casos, dieta.
SEGÚN COMO PENSEMOS TENDREMOS EMOCIONES DIFERENTES
Para entender un poco más lo que acabamos de comentar, vamos a ver a continuación como generamos nuestras propias emociones, más concretamente nuestras emociones negativas. Llegados a este punto encontramos otra clave fundamental en nuestro ABC, las emociones negativas son buenas (algo que mucha gente no piensa) pero siempre que estén acorde a la situación.
Por ejemplo, la tristeza es una emoción fundamental en el ser humano que aparece cuando uno interpreta pérdida. Puede ser la pérdida de alguien querido pero también puede ser la pérdida de un amor, perder el trabajo, un partido, la vida, el tiempo…La tristeza es una emoción fundamental de lo que se llama el proceso de duelo, un proceso muy natural del ser humano para afrontar y aceptar una perdida. La tristeza nos puede ayudar mucho pero como decíamos antes, siempre que sea acorde a la situación. Por eso es muy normal y sano que estemos tristes unas semanas tras una ruptura amorosa pero lo que no puede ser es que estemos tristes varios años.
O la ansiedad, lo que yo llamo la emoción “más antigua” del ser humano. Creada hace cientos de miles de años, la ansiedad es una emoción que aparece cuando uno interpreta un peligro. La ansiedad es por lo tanto una emoción fundamental en el ser humano puesto que la hemos desarrollado ( y perfeccionado) para sobrevivir. Sin ella no seríamos capaces de afrontar peligros de vida o muerte. En otros niveles más moderados, la ansiedad se convierte en un estrés que por ejemplo nos llena de energía y nos ayuda a no dormir una noche para estudiar un examen o afrontar un partido de fútbol decisivo. Pero de nuevo, la ansiedad tiene que aportarnos siendo acorde con la situación. Si nos atacan por la calle 5 perros rabiosos espero que nuestra ansiedad sea muy alta para poder pensar y actuar lo antes posible pero si por ejemplo alguien critica nuestro trabajo, un nivel de ansiedad muy alto (como en muchas ocasiones ocurre) no nos ayudará a nada, nos bloqueará y nos generará un malestar muy grande que seguramente se mantenga en el tiempo de manera inútil.
Poco a poco vamos averiguando como la clave de nuestro ABC (y de nuestras emociones) se encuentra en la B, en como interpretamos, en nuestro “visor” de la realidad.
¿PODEMOS CAMBIAR ALGUNA LETRA DE NUESTRO ABC?
Una vez comprendido como funciona nuestro ABC, vamos a plantearnos si podemos cambiar alguna de las letras.Pero antes de nada me gustaría que vieseis este maravilloso corto llamado El Circo de las mariposas:
Comenzamos con la A, ¿es posible cambiar nuestra realidad?, la verdad es que parece muy difícil. Hoy es miércoles, medimos lo que medimos, nuestros genes son los que son y nuestro pasado es nuestro pasado. Parece muy difícil cambiar las circunstancias de nuestra vida pero aún así vamos a realizar un ejercicio de fantasía. Imaginemos que un día vamos por la calle, nos encontramos al genio de la lámpara y podemos pedirle tres deseos mágicos para, por ejemplo, ser más felices, los que quisiésemos, ¿Qué le pediríamos? Mucha gente pediría que le tocase la lotería, ser más guapo o vivir al lado de la playa. Las peticiones según cada persona podrían ser infinitas pero la siguiente pregunta que nos podríamos hacer es, ¿Qué nos toque la lotería, viajar por todo el mundo o ser mas guapo iba a garantizar verdaderamente nuestra felicidad?, la respuesta es NO. Muchas investigaciones han estudiado factores como el dinero, la juventud, la belleza o el buen tiempo respecto a la felicidad y las conclusiones son claras, son factores que no influyen para nada en la felicidad de las personas. Por eso vemos todos los días en las revistas como mucha gente guapa (por ejemplo actores o modelos) son muy infelices. Incluso se ha estudiado como eso de ganar la lotería produce una cambio tan extremo en nuestras vidas que si no tenemos una buena actitud podemos caer en depresiones, o en graves trastornos de ansiedad. Por lo tanto la felicidad no depende tanto de la relaidad si no de como la veamos nosotros.
Dejemos si quereis fantasías como la del genio de la lampara y pongamos ejemplos reales. Sin ir mas lejos en los últimos 50 años en los paises occidentales se han pedido grandes “deseos mágicos”: ha aumentado espectacularmente la esperanza la vida, se curan enfermedades antes incurables, tenemos acceso a toda la cultura que queramos, tecnología, ocio, belleza…..¿La gente es ahora mas feliz? Pues parece que no, según los últimos datos, mas del 25% de la población europea ha tenido algún problema mental en los últimos años ( y sigue creciendo). Vemos entonces como entonces nuestra realidad es muy difícil de cambiar y aun cambiándola no garantiza nuestro bienestar.
Pasemos ahora a la C, la emociones. ¿Las emociones directamente se pueden cambiar? Hemos visto que según como interpretemos nuestra realidad crearemos nuestras emociones. Las cambiamos desde nuestra interpretación pero si que se pueden modular de manera directa. Las drogas por ejemplo (desde el café hasta el alcohol) modulan nuestras emociones al incidir directamente en nuestro sistema nervioso “hinchando o deshinchando” nuestras emociones. O los psicofármacos, que (según cada tipo) actúan sobre los reguladores de las emociones de nuestro sistema nervioso. Pero hay muchas mas maneras de regular nuestras emociones sin tener que acudir a las drogas, y aquí es donde uno puede aprender. Podemos aprender a conocer bien nuestras emociones, a saber que nos quieren decir, a saber usarlas a nuestro favor y no en nuestra contra (lo que de alguna manera sería la inteligencia emocional). Podemos también aprender a darnos cuenta de cuando tenemos ansiedad y tener los recursos necesarios para regularla como la respiración diafragmática, el yoga, la meditación, hacer deporte o ver una película. O incluso practicar todo aquello que sabemos que nos va a subir el animo como hacer el amor, reir o correr una carrera. Podemos aprender muchas cosas a nivel emocional que nos puede ayudar (y mucho) a saber regular nuestras emociones.
Y finalmente tenemos la B, nuestra interpretación y actitud ante la vida. Aquí va la pregunta que todos esperamos: ¿Se puede cambiar nuestro enfoque y nuestra manera de pensar? La respuesta es definitivamente SI, de las tres letras del ABC es la más “cambiable” y encima es la clave de todo y depende totalmente de nosotros. Yo comparo muchas veces nuestra actitud ante la vida con unas gafas: Imaginemos que todos naciésemos con unas gafas limpias y cristalinas con las que viésemos las cosas tal como son, pero que con el tiempo esas gafas se fuesen ensuciando por muchas razones: nuestra educación, la cultura, lo que nos decía nuestros padres, fracasos, éxitos, relaciones…hasta llegar a un momento que están tan sucias que vemos un poco como los espejos de los circos, de manera distorsionada. Así, si alguien nos critica de manera muy leve, nosotros lo vemos como algo terrible. O al revés, a lo mejor se nos presenta una oportunidad única delante de nosotros y ni la vemos.
(Nick Vujici, el actor del cortometraje anterior es un ejemplo absoluto de que lo importante está en nuestra actitud y no en la realidad)
La buena noticia es que estas gafas, al igual que se ensuciaron con el tiempo, se pueden volver a limpiar. Se puede trabajar para tener una actitud limpia, eficiente y positiva ante la vida. Una limpieza que no es mágica pero con esfuerzo y ganando en herramientas podemos aprender una manera de interpretar mucho mejor nuestra realidad y por lo tanto de generar mejores emociones.
El próximo día veremos los tipos de «suciedades» de nuestras gafas (también conocidas en psicología como ideas irracionales o distorsiones cognitivas), porque si queremos aprender a limpiar nuestras gafas, primero tendremos que saber que limpiar.
Por Jaime Burque
Categoría: Recursos psicológicos
Etiquetas: Actitudes negativas, Emociones negativas, Felicidad, Recursos psicológicos, Terapia cognitiva
Etiquetas de cine: Especiales, Otros
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Muy buena entrada, ya me he hecho adicto a la bitácora.
Salud.
Excelente articulo en mas de una ocasión andamos perdidos en el universo cuando las respuestas de nuestros problemas están en nuestras actitudes y en nuestra formas pensantes de entender cada una de las situaciones que nos enfrentamos en cotidianidad.
Genial artículo, gracias por acercarnos y disfrutar de la psicología.
Muy buena. Me gusta encontrarme conmigo misma. Quiero tener herramientas para vivir feliz conmigo misma
Muchas gracias por este compartir de lectura. ¿Cómo podría aceptar la realidad cuando tengo a mi padre adulto mayor paralitico de las piernas y requiere de ayuda para poder las actividades del día al día? Algún artículo que tengas de cuando nos volvemos cuidadores de nuestros padres y nuestro tiempo a fuerzas hay que dedicárselo a él?
Ya hace un año! La respuesta es amor, paciencia y buen humor. Entre lo desafortunados, afortunados. 🙂