REPARTO: Casey Affleck, Michelle Williams, Kyle Chandler, Lucas Hedges, Tate Donovan, Erica McDermott, Matthew Broderick, Gretchen Mol, Kara Hayward, Susan Pourfar, Christian J. Mallen, Frankie Imbergamo, Shawn Fitzgibbon, Richard Donelly, Mark Burzenski, Mary Mallen, Stephen Henderson, Ruibo Qian
Lee es un hombre solitario y encerrado en sí mismo que regresa a su pueblo natal al enterarse de que su hermano Joe ha muerto. Allí tendrá que hacerse cargo legalmente de su sobrino, a petición de su hermano. Una situación inesperada y estresante para Lee, porque le obligará a enfrentarse a un pasado trágico que le llevó a separarse de su esposa e irse de la comunidad en la que nació y creció.
Manchester frente al mar es la historia de varios procesos de duelo que se entrecruzan, sobre todo la de un hombre que ha vivido una pérdida terrible en su vida y que apenas tiene recursos emocionales para recuperarse. El duelo es un proceso muy natural en el ser humano para afrontar pérdidas, pero a veces es largo, duro y complicado, lleno de riadas de emociones muy negativas que provocan que nos sintamos totalmente desbordados y nos inmovilicemos temporalmente en la vida. La pérdida de seres queridos provoca el dolor más punzante y continuado que podemos llegar a sentir en la vida, y más si ocurre en las circunstancias que vive Lee Chandler (Cassey Afleck).
La sociedad actual nos repite constantemente que las pérdidas y las experiencias negativas (accidentes, enfermedades crónicas, traumas) nos dejarán marcados para siempre, que nunca nos recuperaremos psicológicamente. Nos ametralla con sentencias como: “El ser humano no está hecho para sufrir; hay situaciones que nunca podremos superar y solo las pastillas nos aliviarán”. Una frase repetida incluso por profesionales de la salud mental.
Sin embargo, está demostrado que una de las cosas que más definen al ser humano es esa capacidad infinita de recuperarse ante situaciones muy críticas. Una capacidad evolutiva que ayudó a nuestros antepasados a afrontar pérdidas constantes y habituales: gran mortalidad infantil, esperanza de vida de treinta años, hambrunas, depredadores, guerras… Una capacidad que ha llegado hasta nuestros días y que la tenemos de serie, porque el proceso de duelo es parte de este rastro evolutivo, una curación emocional de heridas durísimas y cuyo objetivo final es aceptar plenamente la pérdida y salir adelante.
Manchester frente el mar nos propone una historia que algunos podrían calificar con un diagnóstico implacable y muy negativo: el paciente no tiene ninguna posibilidad de salir a delante. Kenneth Lonergan nos hace un retrato muy realista de alguien que sufre una pérdida terrible en la vida, que recuerda a la francesa Hace mucho que te quiero. Una persona con muy pocos recursos emocionales y que, aun así, sigue hacia adelante, hundido en el mayor de los infiernos al principio, a trompicones luego y evolucionando milímetro a milímetro durante toda la película.
Debido a la muerte de su hermano y a tener que volver forzosamente a su pueblo natal, Cassey Affleck se ve obligado a abrir el sucio e infectado vendaje con la que había tapado su herida que borbotea. Una herida muy profunda pero sobre todo infectada por unos niveles extremos de culpa que le han atosigado hasta incluso buscar quitarse la vida y no querer saber nada de su vida pasada. Es un guion crudo como la vida misma, que no habla de finales felices ni de recuperaciones milagrosas, sino de un proceso de duelo difícil, terrible, tumultuoso, devastador…, pero posible.
Muy interesante también la contraposición del sobrino de Cassey, que, con dieciséis años y sin madre desde pequeño, debe afrontar la pérdida de su padre. Un proceso de duelo no tan devastador como el de su tío, pero que sabe llevar de una manera realmente sana, gracias a la educación emocional que recibió de su padre, una persona equilibrada y con altos niveles de inteligencia emocional. La relación entre los procesos del duelo de tío y sobrino, así como la de su exmujer, es la clave de la película y que recomendamos para entender un poco más la maravillosa y dolorosa capacidad que tenemos de recuperarnos ante situaciones críticas.
«Recoged las rosas mientras podáis. Largos son los días de vino y rosas. De un nebuloso sueño surge nuestro sendero. Y se pierde en otro sueño.» (Días de vino y rosas) Días de […]
A partir de la colaboración de expertos en cine, coaches, psicólogos y psicoterapeutas,
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