Editada por HODGSON & BURQUE psicólogos

Filmoterapia

Cine, coaching y psicología

Por qué llorar viendo una película nos sienta tan bien

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El otro día vi la película Lion (Garth Davis, 2016) y resulta que me puse a llorar a moco tendido durante un buen rato, no podía ni ver la pantalla de tanta lágrima cayendo. La historia es de esas que no dejan a nadie impasible, llena de resiliencia, perseverancia y mucho amor y con unas actuaciones (sobre todo del niño) maravillosas. Pero no nos distraigamos, en donde me quiero centrar es en la sensación que tuve después de descargar 6 litros de lágrimas, al acabar la película me quedé sentado con una sensación de relajación y un cosquilleo de alegría y bienestar que me recorría todo el cuerpo. Y no solo me ha pasado con esta película, me pasó hace un mes viendo Coco (Pixar, 2017) y me ha pasado siempre que he llorado en una película.

Ahora me voy a Japón, un grupo de personas se reúne en una sala, se proyecta un video y tras unos momentos se ponen a llorar. Se trata de una sesión de “Rui-Katsu” que se podría traducir como “Buscando lágrimas” o “sesiones para llorar”. Lloran para sentirse bien y descargar tanto estrés diario acumulado. La primera sesión de Rui-Katsu tuvo lugar en el 2013 y  su creador Hiroki Terai lo organizó como una ceremonia de divorcio, en donde los participantes pudiesen llorar y recuperarse de la pérdida. Luego lo trasladó a un nivel más general y tuvo mucho éxito. Japón es una sociedad que reprime la expresión de cualquier tipo de emociones, sobre todo a nivel social (en un estudio con 37 países, los japoneses eran los que menos lloraban). De ahí el éxito de estas sesiones de 40 minutos, dirigidos a todos los públicos y en donde sales como nuevo, liberado de preocupaciones, estreses y con la mente despejada y relajada. 

(Aquí teneis el trailer de la película Lion)

Quizás en occidente no tendría tanto éxito una terapia de este tipo (sobre todo en los países latinos en donde la expresión de las emociones si que es algo bien visto a nivel social) pero lo que sí que está claro es que llorar después de una película me sentó bien a mi tras ver Lion y le sentó muy bien a los japoneses que acuden a una sesión de Rui-Katsu. ¿Por qué? Os dejo tres puntos claves para entender por qué sienta tan bien llorar:

1. Por un lado tenemos el efecto sedante de las lágrimas. La investigación científica apoya la exactitud de la antigua sabiduría popular que el llanto es bueno para nuestra salud. Por lo que sabemos, los seres humanos son las únicas criaturas que lloran y el llanto es una experiencia humana universal que aparece en todas las culturas a través de la historia. Aún queda mucho que estudiar en el misterio de las lágrimas pero se ha comprobado que la lágrima es uno de los mejores vehículos que tiene el cuerpo para eliminar hormonas de estrés.

Las hormonas de estrés son hormonas (como la adrenalina y el cortisol) que son producidas por nuestro cuerpo para poder afrontar situaciones de peligro o tensión. El sistema corporal encargado de controlar las hormonas se llama el sistema endocrino y cuando las hormonas son activadas movilizan energía almacenada hacia los músculos, aumentan la frecuencia cardíaca, la presión sanguínea o la frecuencia respiratoria. Activan todos lo mecanismos necesarios para afrontar un peligro. Pero también tiene sus inconvenientes, durante la última década, se ha demostrado que las hormonas del estrés causan graves daños a las células del cerebro incluido el hipocampo, hipotálamo, y pre-frontal cortex. Incluso se ha demostrado que las hormonas de estrés atacan a las zonas del cerebro  implicados en la perpetuación de los trastornos del estado de ánimo. Como resultado, las hormonas del estrés dañan  a su vez las áreas capaces de reducir o eliminar hormonas de estrés tóxico en un bucle muy perjudicial.

Llorar es una forma primaria (y muy efectiva) del cuerpo para eliminar las hormonas de estrés perjudiciales y que vamos acumulando en el cuerpo. Estas hormonas pueden estar presentes debido a la vida que llevamos (preocupaciones, duelos, estrés…) pero también pueden ser provocadas al ver una película en donde se produce un conflicto estresante (como en la peli de Lion o Coco) y que normalmente se resuelve al final de la historia (que es cuando nos derrumbamos y lloramos como bebés). Es la película en sí la que fuerza al cuerpo a recoger tanta hormona de estrés, meterlas en bolsas de basura y bajarla a la calle a través de las lágrimas. El cine usa muchos recursos para emocionarnos de esa manera, desde las actuaciones hasta la música o el guión. Eso explica que nos sentimos con una sensación de relax enorme tras una película debido a que hemos “sudado” todas las hormonas de estrés que teníamos por ahí dando vueltas.

 (Inolvidable escena de la película Cinema Paradiso que explica perfectamente todas las sensaciones que nos provoca el cine)

2. Por otro lado tenemos el proceso de elevación, un maravilloso cocktail emocional y que os explicamos con un extracto del artículo que escribimos en este artículo sobre el tema:

“¿Por qué a veces nos emocionamos de manera tan intensa al observar actos moralmente bellos en una película? ¿Por qué cuando el protagonista consigue su objetivo nos estremecemos y se nos ponen los pelos de punta? ¿Como es posible que al acabar una película inspiradora nos quedemos durante minutos sentados en la butaca en una especie de trance, con una sensación de bienestar?. Este conjunto de sensaciones emocionales es lo que se llama el “proceso de elevación”.

La elevación es lo que sentimos cuando presenciamos algo que nos asombra, conmueve o inspira, particularmente cuando se trata de una acción admirable por parte de una persona. Nos «eleva» el ver a un atleta olímpico rompiendo todos los récords, o a un músico ofrecer una interpretación maravillosa de una pieza.  Sobre todo, nos sentimos «elevados» cuando vemos a alguien realizar un acto de generosidad, valentía, lucha o entrega extraordinario. Presenciar la grandeza de otras personas nos inspira a tratar de hacer algo similar, a ser mejores. Cuando pensamos en la elevación, pensamos en los momentos en los que nos sentimos orgullosos de pertenecer al género humano. El psicólogo social Jonathan Haidt acuño en 2003 el termino “elevación” para describir este tipo de emoción, describiendo tres componentes principales:

  1. Ser testigo de un acto de belleza moral (ej. humanidad, valentía, persistencia, disfrute)
  2. La sensación física de calidez, opresión en el pecho o sensación de bienestar;y/o un estremecimiento en la piel ,particularmente en la nuca, en la espalda o en la cabeza.
  3. Una motivación a mejorar ética o moralmente (ej ayudando a otros o intentando ser mejor persona)

 (Esta escena final de la Lista de Schindler es uno de los mayores ejemplos de elevación en la historia del cine)

Cuando vemos una película también hay algo delicioso al observar un personaje que demuestra su felicidad en una calle lluviosa (Cantando bajo la lluvia, 1952), fluye al pintar un cuadro (Historias de Nueva York, 1989), o un equipo consigue ganar un partido de baloncesto (Hoosiers, 1986). De la misma manera, el espectador queda impactado emocionalmente viendo una película sobre un personaje creativo (Man on wire, 2008), altruista (La lista de Schindler, 1993) o que persiste en sus metas(Gattaca, 1997).

Cuando el espectador se encuentra en un proceso de “elevación” en una película , es como estar en un estado de trance, absorbido totalmente por la película  e influido por lo tanto con mayor intensidad por los valores, creencias y conductas de la escena en concreto. Jonathan Haidt, quien acuñó el término de elevación, comenta: «en ocasiones un momento intenso de elevación es como reiniciar el ordenador,  acabando con sentimientos como el cinismo y sustituyéndolos por sentimientos de esperanza, amor y optimismo, y un sentido de inspiración moral.»

Los estudios neuropsicológicos sobre esta emoción concluyen  que la elevación se activa por el estímulo de nuestro nervio vago, el único nervio que comienza en el tronco cerebral y se extiende hasta debajo de la cabeza, el cuello, el pecho y el abdomen, donde contribuye a la inervación de la vísceras.  Al activarse este nervio experimentamos un sentimiento visceral de propagación, de calor líquido en el pecho, de nudo en la garganta. El nervio vago ciertamente explicaría lo que sentimos al ver una escena de este tipo en una película, una sensación más física que mental. En ocasiones cuando se nos pregunta: “¿Por qué te fascinó tanto esta película o aquella escena?” respondemos de maneras parecidas: «porque me estremeció todo el cuerpo», «porque me puso la piel de gallina», «un nudo en la garganta», «un hormigueo por todo el cuerpo»,»un cosquilleo en la nuca» . Reacciones mas relacionadas con lo físico que con lo cerebral y reflexivo.

 (Coco, es una película de Pixar que seguro que te activa unas cuantas emociones)

3. Ya para acabar, tenemos un tercer factor, la influencia del grupo en las emociones (que a mi no me influyó porque estaba sólo pero si que es un elemento fundamental en los  Rui-Katsu o en los cines). El proceso de elevación suele multiplicarse cuando estamos con más gente, los estudios también concluyen que esta emoción se experimenta con más fuerza cuando estamos en un grupo que de manera individual. Una observación importante que nos ayuda a explicar por qué sentimos más nítidas nuestras emociones en una sala de cine que cuando estamos viendo solos una peli en casa. En un nivel profundo, somos parte de un grupo que tiene una experiencia compartida.

Relajación, elevación y grupo. Ya tenemo definidas las claves de por que sienta tan bien llorar en el cine, ahora queda aprovecharnos de tanto beneficio y de vez en cuando dejar que una película nos empuje a estas sensaciones tan maravillosas ( Aquí os dejamos unas cuantas películas para llorar de nuestra guía de Filmoterapia)

Categoría: Psicología a través del cine

Etiquetas: Elevarse, Llorar como terapia

Etiquetas de cine: Especiales

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