Continuamos esta semana nuestro especial sobre las emociones inútiles con una de las mayores fuentes de malestar e inmovilización que existen, el sentimiento de culpabilidad. Al igual que la preocupación lo dividiremos en dos partes. Veremos en en primer lugar en que consiste, de donde viene,que o quien nos hace sentir culpables y sus efectos devastadores. Y en la segunda parte propondremos como trabajar la culpa y convertirla en un sentimiento (y unas acciones) sanas para nosotros. Que lo disfruteis ( y de paso aprendais a tirar a la basura esta emocion tan negativa e inútil)
Me siento culpable…
La culpa es una emoción que aparece cuando interpretamos que no estamos a la altura de lo que esperamos de nosotros mismos. Las razones de ese “no estar a la altura” son varias, posibles errores cometidos con otras personas, fracasos personales, conductas equivocadas…la lista puede ser muy larga y las consecuencias muy negativas. La culpa es una emoción inútil porque lo único que logramos con ella es sacar un látigo y empezar a fustigarnos sin parar por lo ocurrido. No sirve para nada más, ni arreglamos ningún problema, ni lo afrontamos, ni aprendemos, ni crecemos, ni mejoramos, ni nada de nada…lo único que hacemos es machacarnos, llenarnos de ansiedad o frustración, disminuir nuestra autoestima e incluso llegar a autodestruirnos. Dejemos a Wayne Dyer para que nos explique porque la culpa es tan poco eficaz:
“La culpabilidad no es sólo una preocupación por el pasado; es la inmovilización del momento presente en aras de un suceso del pasado. Y el grado de inmovilización puede abarcar desde una pequeña incomodidad hasta una severa depresión. Si simplemente estás aprendiendo lecciones de tu pasado, y prometiéndote evitar la repetición de algún comportamiento específico, eso no se llama culpa. Experimentas culpabilidad sólo cuando este sentimiento te impide actuar ahora porque antes te comportaste de una cierta manera. Aprender de tus equivocaciones es una parte sana y necesaria de tu crecimiento y desarrollo. La culpabilidad es malsana porque gastas inútilmente tu energía en el presente sintiéndote molesto y deprimido a causa de un acontecimiento ya histórico. Y eso es tan inútil como malsano. No hay culpabilidad por grande que sea, que pueda resolver un solo problema.” (Wayne Dyer)
¿PERO DE DONDE SALE TANTA CULPA EN NUESTRA VIDA?
Sin duda la culpa se aprende (y muy bien) a través de muchos y variados “maestros”. A lo largo de nuestra vida vamos creando “suciedades” de culpa en nuestras gafas vitales provocando que distorsionemos la realidad y por lo tanto nuestras emociones. Estas “suciedades” provienen desde los niveles mas culturales hasta las experiencias mas personales, por eso es interesante ser tener claro como vamos elaborando una interpretación errónea de nuestra vida que a su vez nos genera este tipo de emoción. Veamos a continuación nuestros “maestros” de culpa:
– Cultura, Religión & Sociedad. Existen culturas y sociedades que promueven con más énfasis esta emoción tan ineficaz. Culturas excesivamente moralistas, rígidas o puritanas que remarcan sobremanera las consecuencias terribles de “equivocarse”. Un ejemplo serían las sociedades católicas, en donde existe de manera muy marcada el ingrediente de la culpa. Claro, decimos culturas católicas ( México, Italia o España…) porque uno puede ser muy ateo pero haber recibido una educación con muchos tintes de culpa.
“Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa…”
“El sexo es malo”
«Si te diviertes, tendrías que sentirte culpable por ello»
– Familia & Educación. Muchas veces el hecho de tener alguna figura paterna perfeccionista, moralista o chantajista emocionalmente influye de gran manera en nuestra interpretación de lo que está bien o está mal en la vida. Un enfoque que aprendemos durante nuestra infancia y que seguramente seguirá con vigencia en el futuro cuando nos relacionemos con jefes, parejas u otras figuras que sirven como imágenes paternales y maternales.
«Papá no te va a querer si haces eso otra vez.»
«Deberías sentirte avergonzado por lo que has hecho.,»
-Actitudes erróneas que vamos aprendiendo (de manera individual) en la vida como el perfeccionismo, el miedo al conflicto, la excesiva responsabilidad por los demás o las dependencias afectivas. Cada persona a través de su biografía personal se va llenando de ideas irracionales y pensamientos distorsionados que alimentan la culpa, por ejemplo en muchas de estas actitudes está presente uno de sus ingredientes fundamentales, los debería.
“Cada vez que discuto con alguien me siento culpable”
“No hice todo lo que pude con el trabajo, me siento muy culpable”
-Experiencias vitales. Haber vivido alguna situación crítica en la vida en donde creamos que nos hayamos equivocado o hayamos tomado alguna mala decisión puede generarnos una culpa muy concreta y marcada.
“Me fui del trabajo y me arrepiento profundamente”
“No le avisé de que hacía mal tiempo, por mi culpa tuvo ese accidente”
– Procesos de duelo, Si en algún algo la culpa es “comprensible”, es en los procesos de duelo o perdida, procesos muy naturales en el ser humano y que parecen cuando interpretamos una perdida (lo más profundo sería la muerte de alguien querido) y en donde se acumulan una serie de emociones negativas que se van sucediendo hasta aceptar esa perdida y recuperarnos. Decimos comprensible porque es normal tener una sensación de culpa muy temporal cuando ocurre una perdida, lo que ya no es normal es cuando se nos hace perenne, un síntoma claro de que no haber superado de manera sana un proceso de duelo.
“Me siento muy culpable por no haber estado mal con mi padre antes de morir”
¿CUANDO NOS SENTIMOS CULPABLES?
Existen multitud de situaciones o relaciones que nos suelen activar nuestra culpa, puede ser por cosas que hemos hecho mal, ante reacciones de otras personas, frases que nos dicen, pensamientos que tenemos o incluso ante hechos positivos. La culpa es como un botón y en muchas personas es muy fácil pulsar este botón tan desagradable y negativo. Tener claro cuáles son esos “botones” nos puede ayudar a ser más conscientes y saber luego trabajar (para que desaparezca) la culpa::
1. Por la relación con nuestros padres. Muchas relaciones con los padres suelen activar la culpa y provocar que los hijos lo pasen muy mal.
“Con todo lo que hice por ti cuando eras pequeño”
2. Por la relación con nuestra pareja. Otro clásico activador de culpa que distorsiona la relación de manera desproporcionada llegando a crear dependencias emocionales fuertes.
“Si me dejas seguro que me deprimo”
3. Por la relación con nuestro hijos. Por ejemplo, muchos padres se sienten culpables de no estar tanto tiempo con sus hijos y eso provoca muchas veces que tomen decisiones marcadas por la culpa y no por lo que es mejor para la educación de sus hijos.
«Tú no me quieres. Si me quisieras, me comprarías lo que quiero”
4. Por otro tipo de relaciones. Amigos, familiares, en el trabajo, con nuestro jefe, nuestro compañero de trabajo, nuestro empleado…
“Por favor, déjame el dinero que te pedí, se un buen amigo anda”
“Es muy importante que te quedes todo el mes trabajando hasta la noche. No me decepciones”
5. Por estar haciendo las cosas bien o tener éxito
“Me siento culpable por tener una vida tan maravillosa y que haya gente tan desfavorecida en el mundo”
6. Por estar haciendo las cosas mal o fracasar
“No estoy estudiando nada y me siento muy culpable”
7. Por pensar bien.
“Cuando creo que me van bien las cosas en la vida me siento mal conmigo mismo»
8. Por pensar mal
“Cada vez que pienso que mi vecino es un idiota y no lo aguanto, me siento mal conmigo mismo”
9. En situaciones en las que haya que decir NO o poner límites de algún tipo.(Propinas en los bares, decir no a algún favor, que te pidan dinero…)
“Cada vez que me piden dinero por la calle y no les doy, me siento culpable”
10. Por todo lo que rodea al sexo
“Tengo pareja pero a veces tengo fantasías sexuales y me siento muy culpable”
11. Por “pasarse con las cosas buenas”
“ No debería haberme comido esos tres dulces, ahora me siento culpable”
12. Por errores pasados
“Me siento fatal, mira que equivocarme y no felicitarle su cumpleaños”
13. Por tener emociones positivas
“Cada vez que me siento tranquila y feliz en la vida hay como una vocecita en mi interior que me hace sentir culpable”
14. Por tener emociones negativas
“Me siento muy angustiado y con mucha ansiedad , y lo peor de todo, me siento muy culpable porque lo tengo todo en la vida y no debería sentirme así”
15. Por las emociones de otros
“Hice un comentario sobre su traje y le sentó fatal, la verdad es que me siento muy mal con migo mismo”
17. Cuando nos responsabilizamos de relaciones o problemas de los demás ( de las que obviamente no somos responsables)
“Está deprimido en su casa y aunque le llamo todos los días me siento muy culpable por no hacer mas”
18. En definitiva, cuando no somos “buenos” ( o dicho de otra manera, cuando somos “malos”
“Me portado mal con ella, me siento bastante culpable!
14 EFECTOS MUY NEGATIVOS DE LA CULPA
1. Nos impide responsabilizarnos de nuestra vida. Al “esposarnos” a nuestros errores pasados y focalizar nuestra atención hacia ahí, dejamos de vivir el presente y responsabilizarnos de él.
2. Disminuye nuestra autoestima. Si nos estamos todo el rato fustigarnos por lo ocurrido, diciéndonos lo mal que hemos hecho, está claro que nuestra autoestima lo pagará muy pero que muy caro. 3. Nos inmoviliza. La culpa y sus “deberías” son como piedras gigantescas que bloquean nuestra vida 4. Nos impide tomar decisiones sanas. La culpa provoca que tomemos decisiones distorsionadas en busca de compensar nuestro sentimiento de culpabilidad o incluso peor… 5. …Podemos crear una espiral de autodestrucción en nuestra vida. El sentimiento de culpabilidad nos aumenta la ansiedad y a su vez disminuye la autoestima, comenzando a tomar malas decisiones en nuestra vida o lo que es peor, decisiones para hacernos daño (por que “nos lo merecemos”) como beber de más, relaciones insanas…en una espiral cada vez mayor de culpa, inseguridad y decisiones destructivas. 6. Nos genera un cúmulo de ira, ansiedad y frustración innecesario. El cocktail molotov de emociones que va asociado a la culpa es muy dañino y puede explotarnos en nuestras propias manos 7. No aceptamos. El primer paso para pasar página y crecer como persona es aceptar el posible error, lo que está claro es que esta emoción nunca nos dejará aceptar absolutamente nada. 8. No aprendemos de lo ocurrido. Tanta lamentación por lo ocurrido (y si hace hasta el fin de nuestros días), pensando en lo malo que hemos sido, y lo culpable que nos sentimos que no tenemos tiempo para lo más importante, aprender del error cometido. 9. No crecemos. ¿Cómo vamos a crecer como personas si ocurre todo lo anterior? Peor aún, muchas personas involucionan a causa de la culpa a niveles muy insanos. 10. Caemos en el peor de los victimismos al genera pasividad, indefensión y a expensas de que algo externo nos redima. 11. Empeora nuestras relaciones. Si estamos llenos de amargura o inseguridad por tanta culpa, las relaciones a nuestro alrededor se degradan poco a poco. 12. Genera dependencias afectivas. La culpa es una de las mayores fuentes que existen de apego afectivo al perder la perspectiva, cegarnos y ser prisioneros de la relación. 13. Está relacionada con multitud de trastornos psicológicos. Trastornos de ansiedad, depresiones, obsesiones, adicciones… ¿quién da más? 14. Nos hace infelices. En definitiva, la culpa coarta nuestro objetivo último en la vida, el bienestar personal, realizarnos como personas…nuestra felicidad.
LAS RETRIBUCIONES PSICOLÓGICAS DE LA ELECCIÓN DE LA CULPABILIDAD (Por Wayne Dyer)
Para acabar os dejamos las razones más básicas para elegir sentirnos culpable según Wayne Dyer (Tus Zonas Erróneas), hemos leído durante todo el post que las consecuencias negativas de esta emoción, pero muchas veces vemos beneficios inexistentes, excusas fáciles, justificaciones y muchos autoengaños en el hecho de mantener la culpa en nuestras vidas:
– Si absorbes tus momentos presentes sintiéndote culpable por algo que ya sucedió, no tendrás que emplear tu momento actual en actividades eficientes y provechosas. Simplemente, como muchos comportamientos autofrustrantes, la culpa es una técnica de evasión que sirve para impedir que trabajes por ti mismo y en ti mismo en el momento presente. Así trasladas tu responsabilidad por lo que eres o no eres ahora a lo que eras o dejabas de ser en el pasado.
– Al trasladar tu responsabilidad hacia atrás, no sólo evitas el trabajo pesado que significa cambiarte a ti mismo ahora, sino también los riesgos que acompañan dicho cambio. Es más fácil inmovilizarse con sentimientos de culpa por los sucesos del pasado que emprender la senda llena de riesgos que lleva a crecer y desarrollarse en el presente.
– Existe la tendencia a creer que si te sientes lo suficientemente culpable, a la larga quedarás exonerado de tu mal comportamiento. Esta retribución de perdón es la base de la mentalidad carcelaria que describimos arriba, por lo cual el preso paga sus pecados sintiéndose terriblemente mal durante un largo período de tiempo. Cuando más grande haya sido el delito, más largo será el período que se necesite para lograr el perdón.
– La culpabilidad puede ser el medio de volver a la seguridad de la niñez; un período cómodo en el que otros tomaban las decisiones en tu nombre y se ocupaban de ti. En vez de hacerte cargo de ti mismo en el presente, confías en los valores de los otros en tu pasado. Y una vez más la retribución radica en sentirse protegido del peligro de hacerte cargo de tu propia vida.
– La culpa es una manera muy útil de transferir la responsabilidad de tu comportamiento hacia los demás. Es fácil enfurecerse con los demás por la manera en que te manipulan, y trasladar el enfoque de la culpa de ti mismo hacia esas otras personas terribles que son tan poderosas que pueden hacerte sentir lo que quieran, incluso culpable.
– A menudo puedes ganarte la aprobación de la gente, incluso cuando está de acuerdo con tu conducta, simplemente sintiendo culpa por ese comportamiento. Puedes haber hecho algo que transgreda las normas establecidas, pero al sentirte culpable estás demostrando que sabes muy bien cómo debes comportarte y que estás haciendo lo posible por adaptarte.
– La culpa es una espléndida manera de ganarse la compasión de la gente. Y no importa si el deseo de compasión demuestra claramente que tienes una pobre idea de ti mismo. En este caso prefieres que los demás sientan pena por ti en vez de amarte y respetarte a ti mismo.
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Muy agradecida
Si no existe el libre albedrío no existen ni la culpa ni el mérito. Ahí está el debate.