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Cómo desarrollar tu empatía (parte 2)

ESPECIAL SOBRE LA EMPATÍA

Identifica puntos en común

Estás de viaje en Japón y de repente te encuentras a alguien en una situación complicada, ha perdido su cartera y te pide ayuda. Tienes muchas dudas sobre si ayudarle o no, pero hablando con él te cuenta que es de tu ciudad. De repente te sientes mucho más cercano, aumenta tu empatía, y todas las dudas desaparecen.

Esto ocurre porque el hecho de sentir una sensación de conexión con otra persona es una parte importante para desencadenar conductas prosociales. Cuando experimentas esta cercanía, aumenta tu empatía y tus ganas de ayudar a la otra persona (incluso aunque sea un sacrificio para ti)

Jay Van Bavel, profesor de psicología y ciencias neuronales en la Universidad de Nueva York, descubrió que en ausencia de una conexión social ya existente (que la otra persona sea de tu ciudad, de tu región o de tu familia), encontrar una identidad compartida puede promover la empatía. Según este psicólogo «Se ha demostrado que cuando las personas encuentran una identidad común, incluso si se crea en el momento, estarán más motivadas para empatizar con la otra persona»

El profesor Van Bavel investigo la activación de las zonas “empáticas” del cerebro en situaciones de conexión social. Se fue a un grupo de trabajo y demostró que el hecho de estar en el mismo equipo para una actividad laboral puede aumentar la empatía y la cooperación. Y no sólo eso, esta conexión también desencadenaba sentimientos positivos en individuos que alguna vez fueron percibidos como muy diferentes a nivel nacionalidad, raza o estatus.

En este sentido podemos aprender de muchas grandes religiones, corrientes filosóficas o movimientos sociales que muchas veces hablan de los seres humanos como hermanos. No hay más conexión que esa para empatizar con el prójimo.

También puedes irte a tu día a día y reconectar la empatía en tus propias interacciones, para ello esfuérzate en encontrar similitudes en lugar de centrarte en las diferencias. Por ejemplo, tal vez tú y un vecino tengáis ideologías políticas opuestas, pero tus hijos tienen la misma edad y van a la misma escuela. Aprovecha esa similitud para crear más empatía, recuerda que todos compartimos múltiples identidades y parte de ser socialmente inteligente es encontrar la identidad que compartimos.

(En la película Hotel Rwanda vemos un extraordinario ejemplo real de empatía en el genocidio de Rwanda en 1994)

Sé curioso y haz preguntas

La curiosidad es una fortaleza psicológica que nos puede ayudar a mejorar nuestra empatía. Alexandra Main, profesora de psicología en la Universidad de California afirma que la curiosidad puede ser un componente importante de la empatía. Pero cómo dice Main: “No llega con observar superficialmente las emociones, pensamientos o perspectivas de los demás. Se trata más de intentar apreciar activamente el punto de vista de alguien”

Pregúntate (y pregúntale) cómo vive tu vecino musulmán, cómo es su trabajo, sus gustos, sus ritos…estas preguntas seguramente te van a ayudar a romper muchos prejuicios y a acercarte a él. También puedes leer sobre su cultura, viajar, sentir curiosidad por cómo viven en su país.

Otra práctica interesante podría ser intentar hablar con alguien desconocido de vez en cuando, con la cajera del supermercado, con el vecino en el ascensor, con un padre del cole, con alguien mayor…e ir más allá de una conversación superficial: puedes preguntarle que tal se encuentra, cómo le fue el día…

Siguiendo esta idea de la curiosidad con desconocidos, en el año 2000 se creo en Copenhague la “Biblioteca humana”, un proyecto en dónde puedes pedir prestadas personas para conversar con ellas, escucharles, hacerles preguntas y de paso acabar con las ideas negativas preconcebidas que tenemos se la gente y que tanto nos impide empatizar.

Recuerda que si te cuesta ponerte en la piel de otra persona no es necesariamente que no te importe; tu dificultad puede deberse a que no entiendes la perspectiva de esa persona. Por eso hacer preguntas y mostrar curiosidad es una forma de cambiar eso.

Práctica con tus conocidos y amigos, cuantas relaciones tenemos que siempre pasamos por encima y no preguntamos por cómo están, por sus ilusiones, su familia, sus miedos…

Y finalmente pregunta a la gente muy cercana a ti. Por ejemplo, sé curioso y pregúntate por qué tú pareja quiere ir siempre a ver a sus padres los fines de semana . En vez de enfadarte todo el rato con ella, está “curiosidad” podría ayudarte a evitar prejuicios e ideas negativas, comprenderla y como resultado, prevenir conflictos y promover la empatía.

Ya lo veremos más adelante pero para estas prácticas que propone Main también es importante aprender a hacer preguntas abiertas, sin prejuicios, desde la escucha activa y brindando señales no verbales (como asentir con la cabeza cuando alguien habla). Habilidades que bien conocemos los psicólogos y que pueden alentar a esa persona a compartir más.

Lo importante es expresar interés desde la curiosidad y la escucha porque según Main. “A largo plazo, expresar interés por otra persona puede facilitar la empatía en la relación”.

(Maravillosa escena sobre la empatía en Forrest Gump)

Recuerda que la empatía va de la mano de la asertividad

Cómo dice Stephen Covey en su libro “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”, el quinto hábito es aprender a ser empático pero también ser asertivo. Primero comprender al otro pero luego, y de la mano, hacerse comprender. Escuchar y expresar, dar y recibir, ayudar y poner limites…La empatía y la asertividad son cómo hermanos que tienen que ir siempre de la mano para ser más fuertes y eficaces

La asertividad es lo que nos va a ayudar a poner límites, a saber decir que no, a distanciarnos sanamente si lo necesitamos, a no implicarnos si nos hace daño, a elegir ayudar, a no sentirnos culpables, a pedir, a recibir…

Este punto es fundamental, la empatía es un superpoder pero que tiene ir siempre de la manos de otro superpoder, la asertividad , si no pierde su fuerza.

(Excelente explicación de Stephen Covey sobre la empatía cómo hábitos fundamental en las relaciones)

Aprende lo que SÍ es empatía

  • Empatía es escuchar activamente
  • Empatía es conectar con la otra persona
  • Empatía es mirar a los ojos y estar plenamente atento lo que nos dicen
  • Empatía es eliminar los prejuicios
  • Empatía es esforzarse para comprender
  • Empatía es preguntar pero aceptando que la otra persona no quiera responder
  • Empatía es la antesala de dar, de cuidar
  • Empatía es imaginarse y visualizar las emociones del otro aunque nunca las hayamos vivido
  • Empatía es aceptar al otro
  • Empatía es ser sensible al dolor del otro
  • Empatía es indagar lo que la otra persona necesita en la relación
  • Empatía es preguntarse por los sentimientos, emociones o aspiraciones de los demás.

Aprende lo que NO es empatía

  • Empatía no es enjuiciar, ni moralizar, ni dar consejos, ni decir al otro lo que debería hacer, ni dar tu opinión, ni contarle una experiencia que a ti te valió, ni prejuzgar, ni reflexionar, ni enseñar lo que a ti te ayudó…
  • Empatía no significa responsabilizarse de las emociones de los demás, recuerda que tú no puedes crear emociones en los demás (cómo vimos en este artículo sobre la culpa, con las tuyas ya te llega para aprender a gestionar) Puedes visualizarlas, comprenderlas y entenderlas, pero no puedes responsabilizarte de ellas, esto te puede provocar una niveles de desgaste y culpa que ya no serán empatía. Acuérdate que la empatía es “ Yo comprendo tus emociones”, no “Yo me responsabilizó de tus emociones”
  • Empatía no es sólo dar. Cuándo nos ponemos en la piel de los demás nos va a ser más fácil elegir dar, ayudar o aportar pero también podemos elegir no hacerlo.
  • Empatizar no significa tener un pozo sin fondo dando o ayudando. Empatía no es sacrificarse ni sufrir por los demás. Recuerda que es un superpoder que te va a permitir comprender las emociones de los demás y luego elegir si puedes hacer algo.
  • Empatía no es lo mismo que necesidad de aprobación.
  • Empatía no es tener simpatía por alguien. En la simpatía juzgas las emociones del otro y decides que te gustan. En la empatía no se juzga, se escucha, se observa, se comprende
  • Empatía no es anteponer al otro siempre. Empatía no es cargar con los problemas de se los demás.
  • La empatía no es ser un buenista, ni un flojo, ni un pringado
  • La empatía no es una debilidad (lo contrario, es un superpoder)
  • La empatía no es pensar lo que tú harías o cómo te afectaría a tí lo que le ocurre al otro.
  • La empatía no conlleva que la gente se aproveche de ti. Hay mucha gente que piensa se esta manera y con el tiempo, en vez de mejorar aspectos cómo la asertividad o la autoestima acaban despedazando su empatía con el discurso tan triste e irracional de “Es que yo antes era demasiado empático, ahora me he vuelto más duro y más frío”

Defiéndela a muerte

Estoy un poco harto de cuando de vez en cuando leo algún artículo o escucho a algún “especialista” diciendo que no deberíamos ser tan empáticos, que eso nos hace más débiles y empieza una apología de la no empatía confundiéndola con el buenísimo, la fragilidad o la debilidad. Me parece increíble este intento de cercenar una cualidad tan excepcional.

Vale, entiendo que la podamos confundir con otros términos pero empezar a desvalorizar así por las buenas es lamentable y más en el mundo en el que vivimos.

(Por eso haz cómo el filósofo social Roman Krznaric, que no sólo defiende la empatía si no que la ve cómo eje de una revolución social)

Categoría: Recursos psicológicos

Etiquetas: Crecimiento personal, Emociones positivas, Empatía, Exito, Felicidad, Habilidades sociales, Inteligencia emocional, Liderazgo, Relaciones

Etiquetas de cine: Especiales

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