Editada por HODGSON & BURQUE psicólogos

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15 maneras de acabar con una emoción 100% inútil, la envidia

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La envidia es flaca porque muerde pero nunca come.-Proverbio.

Ay la envidia, esa emoción tan puñetera que se nos mete dentro y sin que nosotros lo sepamos nos destruye y nos inmoviliza en la vida. Una emoción tan inútil como la culpa o la preocupación que queremos analizar esta semana para luego proponer un buen botiquín con antídotos para desintoxicarnos de lo que Sócrates llamaba la úlcera del alma, la envidia.

LA ENVIDIA QUE CORROE

Desde el punto de vista psicológico tenemos que la envidia es una emoción muy negativa (mezcla de otras como el enfado o la inseguridad), pasiva (que no nos mueve a cambiar ni a solucionar problemas ni a nada de nada), dirigida normalmente a personas cercanas (o que consideremos parecidas a nosotros) y que suele considerarse un tabú, es decir, que mucha gente no admite y que expresa de maneras indirectas.
Por ejemplo, nadie acude al psicólogo diciendo que tiene envidia. Resulta que es una emoción tan oculta y que nos da tanto reparo el compartirla (porque creemos demostrar que somos malas personas o inferiores que incluso yendo al psicólogo nos cuesta reconocerla. Recordemos que una consulta de psicología es un lugar en donde somos capaces de admitir nuestros temores más ocultos e irracionales, debilidades o sensaciones negativas. Pero reconocer la envidia nos cuesta a veces más que ninguna otra, queda por ahí oculta a ver si los demás se van a enterar de que llevamos un “Alien” dentro de nosotros. Eso si, cuando en terapia profundizamos en muchas depresiones, ansiedades o infelicidades solemos encontrar algún bicho de la envidia por ahí metido.
Además mucha gente ni siquiera es consciente de los altos niveles de envidia que tienen. Sea por tabú o por ignorancia la envidia suele expresarse de manera indirecta ya sea a través de la crítica constante (incluso haciéndole la vida imposible al otro), encontrando enemigos por todos lados, deseándole el fracaso a todo el mundo de manera secreta (“Ojalá le vaya mal”), siendo unos amargados, buscando maneras para desvirtuar lo que consigue el otro (“No es para tanto”, “Vaya asco, que suerte tuvo”), cayendo en el rencor y la venganza («Odio que le vaya tan bien»), estando enfadado todo el día sin saber por qué, o incluso con altos niveles de depresión o ansiedad.

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Por cierto, que sepáis que eso de la envidia sana no existe. Por un lado tenemos la envidia tal cual, mezcla de emociones negativas como la inseguridad, la ira, el miedo, la angustia o el desánimo y que aparece cuando interpretamos de manera negativa los éxitos de otra persona. Y por otro lado tenemos la admiración, inspiración o incluso ganas de motivarnos por los logros de otra persona. Esta admiración conlleva emociones muy positivas, una sensación de afecto hacia la otra persona, una inspiración de conseguir esos logros que admiramos y un admitir esa sensación en público.

¿Y cuando decimos envidia sana?, podríamos decir que esta expresión significa una mezcla de mucha admiración hacia lo que consigue el otro pero con restos del “bicho” de la envidia.. Cuando hablamos de envidia sana estamos diciendo: “Me siento muy bien por los logros del otro, pero me fastidia un poquito que haya ocurrido”. Y es cierto que muchas veces hay restos de envidia que contaminan la admiración hacia otras personas.
En resumen, que eso de que la envidia corroe es cierta a más no poder, es como un “bicho” lleno de veneno que se engancha a nuestro interior y no nos suelta, un bicho que nos corroe y que nos intoxica tanto por dentro que nos deja hasta de color verde (“se puso verde de envidia”). Nos inyecta  unos buenos kilos de emociones negativas (con los peores efectos negativos de la ansiedad o el rencor) y nos vuelve reactivos y sin poder ante la vida. No nos deja centrarnos en nosotros mismos, nos vuelve infelices y encima no nos podemos desahogar con los demás al compartir esta sensación. Es una emoción totalmente inútil que merece ser desterrada de nuestra vida.

LAS RAZONES DE LA ENVIDIA

Vamos a ver a continuación las razones más comunes para que aparezca la envidia en nuestras vidas:
Baja autoestima. Obviamente si no crees en ti mismo, es más fácil que generes envidia porque si no confías en lo que tienes o consigues,¿ cómo vas a prestarle más atención a tus logros que a los logros de los demás?.
Falta de proactividad. La gente envidiosa suele ser muy reactiva, es decir, tienen poco poder en la vida puesto que su estado de ánimo no depende en absoluto de ellos, depende de circunstancias que no controlan como que a su vecino le asciendan en la empresa o no. De esta manera pueden ser muy buenos en algo pero ser muy infelices porque hay alguien mejor que ellos. (podríamos poner miles de ejemplos en el deporte, en el arte o en otras áreas)
Baja inteligencia emocional. La envidia es una emoción inútil, por lo tanto si la sigues teniendo contigo quieres decir que tienes una flojita inteligencia emocional
Metas nada claras. Si tu vida está vacía de objetivos, de metas, de proyectos…es mucho más fácil que caigas en al envidia
El efecto Facebook “Magnificar los aspectos positivos de los demás y minimizar los positivos de uno”. Una distorsión cognitiva muy típica que las redes sociales como Facebook suele promover. Cuando tenemos envidia de los demás solemos hinchar lo bueno que tienen (por ejemplo, todo el dinero que tienen) sin fijarnos en lo malo (que tengan que trabajar 12 horas al día para conseguirlo)
– Es una insatisfacción victimista de lo que uno ansía. La envidia es victimismo en estado puro, en vez de responsabilizarnos de nuestra vida, nos quejamos de lo que tiene el otro.

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La búsqueda de chivos expiatorios. Muchas veces, la envidia es una búsqueda de un culpable por lo mal que nos va. Por lo tanto la culpa de que me vaya mal en el trabajo es debida a que ascendieron a mi compañero Pepito y estoy muy enfadado con él.
Sobregeneralizar los éxitos de los demás a través de la buena/ mala suerte. Otra clásica distorsión cognitiva que nos lleva a centrarnos en la “buena suerte” que tiene el otro y en la “mala suerte” que tenemos nosotros de manera totalmente sesgada.
La actitud negativa de la justicia/injusticia. Una actitud negativa que solo nos generará emociones negativas cuando interpretemos una injusticia debido a que la otra persona ha conseguido algo. Las consecuencias son un profundo enfado, amargura e irritación por esos éxitos tan “injustos” (“Mira mi vecina, que asco da, vaya injusticia que le tocase la lotería”)
Una mala gestión de la ira. Avivar la llama de la ira recordando constantemente el éxito del otro se llama rencor. El rencor forma parte de la ira y a pesar de que nos da una sensación de poder y de control, sólo nos hacemos daño a nosotros y nos volvemos unos “peleles”, a merced de los logros(o no-logros) de los demás.

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15 MANERAS PARA ACABAR CON TANTA EMOCIÓN INÚTIL

1. Se consciente de tu envidia (y no te autoengañes). Este es el primer paso para trabajarlo, mucha gente tiene niveles altísimos de envidia y no son conscientes para nada. Y peor aún, se autoengañan culpando a los demás de esa envidia que no son capaces de reconocer.
2. Cuando sientas envidia, acéptala. Hay personas que tienen envidia luego se sienten culpable por haberse sentido de esa manera (por ejemplo, al sentir envidia de un hermano que quieren) generando de regalo dos emociones negativas totalmente destructivas e inservibles. Es muy importante aceptar que uno a veces pueda tener envidia, responsabilizarse de ella y ponerse a trabajar para eliminarla.
3. Trabaja mucho tu autoestima. Este punto es clave, la autoestima es inversamente proporcional a la envidia, así que queda claro que aquí tenemos un buen trabajo.
4.  No te compares nunca con nadie porque somos incomparables. Sin duda, la envidia se basa en la comparación irreal y distorsionada de uno mismo con los demás, por eso es muy importante tener claro que somos personas únicas y por lo tanto compararse es una pérdida de tiempo.
5. Aumenta tus niveles de proactividad. La envidia es una emoción reactiva, es decir, causada porque las circunstancias nos pueden y dependemos totalmente de ellos. Para entender mejor este concepto nunca bien mal recordar esta frase tan proactiva: “Señor, dame la fuerza para cambiar todo aquello que pueda cambiar, la serenidad para aceptar todo aquello que no pueda cambiar y la sabiduría para diferenciar una cosa de otra.”
6. Reconvierte la envidia en una energía mucho más inteligente a nivel emocional. Por ejemplo transformarla en admiración. Cuando alguien tiene éxito y admiramos lo que ha hecho esa persona nos puede ayudar a motivarnos, a replantearnos nuestra vida, a cambiar, a luchar por nuevas metas…

(Larry Bird y Magic Johnson, dos extraordinarios jugadores que cambiaron el baloncesto moderno para siempre y que estuvieron compitiendo para ver quien era el mejor durante más de 10 años. En este maravilloso documental vemos como nunca se movieron por la envidia y si por otras emociones mucho más productivas)

7. Aprende a gestionar tus niveles de ira. Y sobre todo rompe en pedazos el rencor, un enfado avivado de manera constante al recordar los éxitos del otro y que sólo nos hacen daño a nosotros. Si aprendemos a enfadarnos de manera constructiva, nunca volveremos a saber lo que es la envidia.
8. Acepta tu vida. Al 100%. A ti, a tu pareja, a tu trabajo, a ti mismo, a tu físico, a absolutamente todo. Luego, si quieres cambiar algo pues motívate para hacerlo y déjate de compararte a través de la envidia.
9. Se consciente de los posibles miedos que te puedan estar paralizando a conseguir algo (y así no caer en victimismo o chivos expiatorios). Puede que tengas envidia a alguien que consigue una meta que tú no puedes conseguir por inseguridad o miedos. Se consciente de esos miedos, trabájalos duramente.
10. Céntrate en tus fortalezas psicológicas. Ya sea la persistencia, el civismo, la creatividad o el sentido del humor…todas ellas nos ayudan a realizarnos, a enfocarnos al 100% en nosotros mismos y a ser más felices.
11. Ponte metas y luchar por ellas. Ponte objetivos realistas y motivadores y lucha por ellas, centrándote en ti, en tus mejoras, en lo que puedes aprender…ya verás como no dejas espacio para la envidia.
12. Ten presente de que eres tú quien creas tus propias emociones. No nos las crea nadie más, ni las circunstancias, ni los demás, ni sus éxitos. Tenlo muy claro y responsabilízate de tus emociones porque son 100% tuyas.Envidia9
13. Recuerda en todo momento que la envidia es una emoción inútil. La envidia tiene efectos muy perjudiciales incluso a nivel físico, al estar cargada de rencor y ansiedad constante tiene una gran relación con enfermedades físicas, accidentes e incluso más arrugas (imagínate la cara de alguien teniendo envidia y lo entenderás). Además, aparte de hacernos infelices conlleva efectos negativos en nuestras relaciones interpersonales, nos inmoviliza en la vida y no nos deja ser los protagonistas de nuestras vidas.
14. Trabaja aquellas ideas irracionales que te hacen daño. A veces interpretamos los posibles éxitos de los demás de manera de manera distorsionada, ineficaz, negativamente o irracionalmente. Se consciente de cuales son aquellas ideas irracionales que producen esa mala interpretación de tus circunstancias.
15. Aprende a vivir el presente desde el mindfulness y la meditación. Si tenemos envidia no vivimos nuestro presente, eso está claro. Así que ya sabes, entrena tu mente para que se centre en el AQUÍ y en el AHORA a través de atención plena y la meditación.

UNA PELÍCULA SOBRE LA ENVIDIA

Scar del Rey Leon, Maléfica de La bella durmiente (que tan bien ha ilustrado este artículo) o Lady Tremaine y sus hijas en La Cenicienta…en las películas de Walt Disney muchos de los «malvados» son personajes con niveles de envidia patológica. También tenemos la película Seven y uno de los pecados capitales del cristianismo, la envidia. O Bette Davis bordando a dos personajes envidiosos en Eva al Desnudo o ¿Que fue de Baby Jane?.  Pero queremos proponer una película que muestra perfectamente muchos de las consecuencias de la envidia, Amadeus, en donde vemos como un muy buen compositor de música clásica (con status, dinero, fama, capacidades) se llena de infelicidad, amargura y odio hasta el final de su vida sólo por coincidir con el mayor genio de todos los tiempos Mozart. Alguien que deja de vivir su vida sólo para vivir desde la tóxica envidia la vida de otra persona. Que la disfruteis.

(En esta escena vemos como Salieri, si bien es cierto que tiene una admiración absoluta sobre el genio de Mozart, esta emoción tan positiva queda siempre bloqueada por la infinita envidia que le tiene)

Sinopsis Antonio Salieri es el músico más destacado de la corte del Emperador José II de Austria. Entregado completamente a la música, le promete a Dios humildad y castidad si, a cambio, conserva sus extraordinarias dotes musicales. Pero, después de la llegada a la corte de un joven llamado Wolfang Amadeus Mozart, Salieri queda relegado a un segundo plano. Enfurecido por la pérdida de protagonismo, hará todo lo posible para arruinar la carrera del músico de Salzburgo. Mientras tanto, Mozart, ajeno a las maquinaciones de Salieri, sorprende a todos con su genialidad como músico, pero también con sus excentricidades. (FILMAFFINITY)

Categoría: Recursos psicológicos

Etiquetas: Emociones inútiles, Emociones negativas, Envidia, Felicidad, Infelicidad

Etiquetas de cine: Especiales

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