¿Quieres ser feliz en Navidad? Di NO a tus «Deberías» navideños
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(La foto de portada es la de Liam Neeson semanas después del fallecimiento de su esposa Natasha Richarson debido a un gravísimo accidente sufrido en una estación de esquí)
Si tuviésemos que hacer una clasificación con los motivos más habituales de porque la gente acude al psicólogo, sin duda alguna el proceso del duelo estaría entre las primeras posiciones. Son varias las variantes, puede ser debido a la pérdida de seres queridos, pero también a causa del desamor (muy frecuente por cierto) u otras pérdidas personales. Y además las podemos ver en todas sus modalidades, duelos sanos, complicados, bloqueados, patológicos… El duelo es una de las mayores fuentes de dolor y sufrimiento para muchas personas, por eso queremos comenzar un especial en donde definiremos bien que significa este proceso, como superarlo e incluso como crecer como persona tras el duelo.
ESPECIAL SOBRE EL PROCESO DE DUELO
1. El proceso de duelo (Cómo viajar a través del río de las lágrimas tras una pérdida)
2. El proceso de duelo. Recursos para recorrer y superar el río de las lágrimas (parte I)
3. El proceso de duelo. Recursos para recorrer y superar el río de las lágrimas (parte II)
El proceso del duelo es un proceso muy natural en el ser humano, podríamos definirlo como un proceso de adaptación emocional para afrontar pérdidas que ha sido perfeccionado durante cientos de miles de años de evolución en el ser humano y que nos ayuda a afrontar y recuperarnos de situaciones muy críticas, superarlas y finalmente aceptar la perdida.
Cuando hablamos de pérdidas nos referimos a muchos tipos de duelos, sin duda la perdida más profunda es la muerte de alguien querido pero el proceso del duelo también funciona para cualquier tipo de pérdida como son los desamores, perder un trabajo,quedarse en silla de ruedas, sufrir una enfermedad terminal, el paso del tiempo, dejar el país de origen para emigrar…Además tiene una serie de etapas que se van desarrollando a lo largo de este proceso y que culminan con la aceptación de la pérdida.
Para explicar este proceso a mí me gusta poner la metáfora de un río que baja desde las montañas hasta el mar, un río con sus etapas desde su nacimiento hasta su desembocadura, con sus relieves, con sus peculiaridades. Un río muy especial que nos puede ayudar a entender la vivencia del duelo. Lo primero que vemos en este río es que el agua que sale de las montañas necesita tiempo para llegar al mar, es decir, el duelo necesita tiempo, recuperarnos de una pérdida no es algo mágico y necesitamos tiempo para sentir dolor y llorar la pérdida.
Luego vemos que el duelo tiene una serie de etapas pero igual que un río no va en línea recta, el duelo tampoco, las fases se van superponiendo, retrocediendo en ocasiones pero en definitiva, avanzando con el tiempo. También tenemos que el agua de este río está compuesto por las emociones negativas (tristeza, enfado, culpa, angustia…), emociones fundamentales en el duelo porque nos sirven para recuperarnos y que finalmente desembocarán en el mar, en lo que sería el mar de la aceptación. De alguna manera y siguiendo la metáfora, el agua del río serían las lágrimas que derramamos cuando lloramos por lo perdido, porque llorar sirve de algo en el ser humano, sirve para recuperarnos y aceptar nuestra realidad.
La misión de tanto dolor y emociones negativas (la palabra emoción viene de moción que significa movimiento), es llevarnos por este río hasta acabar en el mar de la aceptación a través de un viaje que no es nada fácil. Es un viaje que puede llegar a ser muy duro, tremendamente doloroso,largo, lleno de violentas corrientes, de curvas imposibles, de zonas demasiado caudalosas y asfixiantes. Y por si fuera poco, en nuestro río particular también muchas veces caen piedras, arboles, ramas que llegan a obstaculizar el paso de las emociones del duelo. Son esos miedos, ideas irracionales, actitudes erróneas o dependencias emocionales que pueden bloquear cualquiera de las etapas provocando lo que se llama un duelo patológico. Pero tenemos que tener muy claro que siempre se llega al mar de la aceptación y allí nos recuperamos definitivamente. Como un viaje a lo desconocido, si creemos y confiamos en que se puede seguir adelante, si pedimos ayuda cuando la necesitamos nuestras posibilidades de avanzar se multiplican.
A lo largo de este recorrido podemos llegar a pensar que el dolor va a ser insoportable y no vamos a poder con él, que la tristeza es algo horrible y que no deberíamos tener ese dolor pero como se dice, el duelo…duele. El dolor y las emociones negativas que conlleva el duelo son aliadas muy sanas de nuestra vida porque gracias a ellas llegaremos a recuperarnos, a aceptar una pérdida e incluso a crecer como personas. Otra cosa es el sufrimiento o la depresión, dos ejemplos de cuando el duelo se atasca o se vuelve patológico, es decir, cuando el cauce de nuestro río comienza a encharcarse y las emociones negativas nos desbordan. Entonces aparece el sufrimiento, una consecuencia que paradójicamente nace de es la decisión de no seguir avanzando por este río de dolor. Como dice Bucay: “Sufrir es cronificar el dolor. Es transformar un momento en un estado, es apegarse al recuerdo de lo que lloro, para no dejar de llorarlo, para no olvidarlo, para no renunciar a eso, para no soltarlo aunque el precio sea mi sufrimiento, una misteriosa lealtad con los ausentes.”
Las etapas del duelo se podrían definir en 5 pero siempre teniendo en cuenta que son fases que se pueden superponer, retroceder e incluso cambiar de orden y que incluso hay personas que no las experimentan al completo. Lo importante es comprender que todas estas sensaciones, son muy comprensibles, normales y sanas porque nos ayudan a seguir el cauce de nuestro río y recuperarnos con el tiempo
La primera fase es la fase de la negación, un estado de shock en el que desconectamos de la realidad y nos cerramos a cal y canto para no sufrir, el cuerpo recibe el golpe de la pérdida y se protege negando lo ocurrido. No sentimos dolor y vivimos en un mundo de confusión, de incredulidad, paralizados. Esta fase puede tener muchas formas dependiendo de la situación, desde un shock brutal debido a golpes fortísimos y repentinos como pérdidas inesperadas de gente cercana, súbitas rupturas amorosas, accidentes, terremotos, atentados…Hasta otras situaciones en donde esta fase funciona de manera más difusa como puede ser esa primera vez que se te pasa por la cabeza el dejar tu relación pero quieres negarlo, enfermedades largas de gente querida, la inevitabilidad del paso del tiempo… Esta etapa puede durar minutos, horas o días y como decíamos es una parte normal del duelo, pero también se puede bloquear y volverse una negación patológica, inmovilizante y terrible para la persona. Hay incluso personas que se cierran de tal manera para no sufrir que dan una falsa imagen de fortaleza, incluso los que le rodean se quedan sorprendidos de lo “bien que los están llevando” hasta que semanas, meses e incluso años después explotan en pedazos y se hunden en el sufrimiento.
Una vez que superamos esa etapa de incredulidad llega una explosión de dolor, nos damos cuenta de lo que ha ocurrido y un dolor agudo y convulso se apodera de nosotros. Aparece un terrible cocktail de emociones negativas como la ira, la culpa, la angustia…son emociones desbordantes con las cuales luchamos contra esa realidad que no queremos aceptar. Nos enfadamos con la vida, con Dios, nos culpamos por no haber estado más con esa persona o por no haber tomado otro tipo de decisiones.
En una tercera etapa entramos en una especie de regateo y negociación con la realidad, con Dios, con la vida, sobre lo ocurrido… Lo que sea con tal de no seguir así. Aquí somos capaces de vender nuestra alma al diablo con tal de esa pérdida no haya sucedido. Se intenta buscar una solución a la pérdida a pesar de conocerse la imposibilidad de que suceda.
Luego viene la tristeza, la desolación, la soledad, el recuerdo de lo perdido. Conectamos con con nuestro vacío interior y nos damos cuenta de que sí, es cierto, hemos perdido algo definitivamente. Nos quedamos sin energía, apáticos, ausentes. Esta etapa es la más dura por que se apodera de nosotros una sensación absoluta de pérdida, de dolor, de vacío total. Uno intenta viajar al pasado para recuperar lo perdido y le vale lo que sea. Se recorre cada momento perdido, cada vivencia, cada movimiento pasado en un viaje al pasado terrible puesto que ya no volverá. Podemos también idealizar lo perdido de manera patológica o agarrarnos de manera obsesiva a cualquier símbolo que le recuerde a lo perdido. Si nos bloqueamos aquí puede aparecer la depresión.
Finalmente llega la aceptación, tras un tiempo de dolor poco a poco interiorizamos lo ocurrido y lo aceptamos. La aceptación es una palabra muy poderosa en nuestras vidas que como vemos necesita a veces todo este recorrido para asentarse. Aceptar no significa ni olvidar, ni no pensar, ni resignarse, ni reprimir, ni evadirse…significa de alguna manera pasar esa hoja del libro de tu vida y comenzar con otra nueva pero sabiendo que esa hoja que pasas queda en tu historia como una parte más de tu vida. Las emociones negativas van dando paso a las positivas y aparece la esperanza, la ilusión, la serenidad, la alegría… Aceptamos el pasado, no tenemos miedo al futuro y comenzamos a vivir nuestro presente con más plenitud. Aparece un sentido de reconstrucción e incluso de sentido a lo ocurrido.
¿Y cuánto dura el recorrido de este río? ¿Cuanto dura un duelo “normal”? Buena pregunta, porque un duelo depende de muchos elementos y factores, de cada persona, del tipo de pérdida. Hay pérdidas muy graves que tardan mucho tiempo pero que finlamente se llegan a aceptar plenamente. Lo importante es que fluya y que vaya avanzando, que no se bloquee. Si por ejemplo, tras un año de la pérdida nos sentimos igual de mal o incluso peor, quizás sea bueno pedir ayuda. Para lograr un duelo sano en nuestras vidas, el próximo día veremos los recursos y herramientas que nos pueden ayudar a fluir a través de este río tan especial y que el duelo sea un proceso efectivo y equilibrado en nuestras vidas.
Categoría: Recursos psicológicos
Etiquetas: Aceptacion, Culpabilidad, Duelo, Emociones negativas, Ira, Tristeza
Etiquetas de cine: Especiales
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Amé este post, está bien estructurado es objetivo..pero porfavor que alguien te ayude con la ortografía.
Pérdida lleva acento y así me brincaron varias.
Keep on rolling!
Hola!Ya hemos arreglado la errata ortográfica que comentas. Muchas gracias por el comentario para mejorar y sobre todo, nos alegra mucho de que te haya gustado tanto el post. Un saludo!
Muy interesante la metáfora del río. Buen post!