Editada por HODGSON & BURQUE psicólogos

Filmoterapia

Cine, coaching y psicología

La adicción a las series de televisión

En filmoterapia somos unos grandes amantes de las series de televisión, son un formato con una serie de características excelentes para la filmoterapia (recomendamos revisar el post que dedicamos a analizar los beneficios de las series) y además el nivel de calidad de las series actuales es extraordinario, pero esta semana queremos pararnos a reflexionar sobre los el lado oscuro de las series y sus riesgos.

Hace un tiempo leí en algún lado que los españoles dedicaban una gran parte de su ocio a seguir asiduamente series de televisión. Cuando lo leí me pareció algo que podía tener elementos positivos pero también me di cuenta de que eso de “engancharse” a algo tan intangible como son las series puede tener aspectos negativos. No hablamos de engancharse a algo que tiene un principio y un fin (una serie concreta) sino hablamos de algo que representa un continuo (las series en general), hablamos de una adicción tan real como las adicciones a la televisión o a Internet.

A comienzos de este siglo asistimos a un boom de series americanas de alto nivel que se ha mantenido en el tiempo y que ha provocado que año tras años salgan a la luz una cantidad ingente de nuevas series que seguir.  Hasta entonces los amantes de las series teníamos geniales excepciones de calidad como Friends, Los Simpsons, Doctor en Alaska o Twin Peaks pero a partir de este auge, las excepciones de calidad se convirtieron en regla y comenzar a proliferar series de altísimo nivel…Los Soprano, Lost, The Wire, Juego de Tronos, The Boss, In Treatment, Breaking Bad..y así hasta un largo etcétera (ver este especial sobre las mejores series de la decada). El ocio audiovisual dio un giro de 180 grados y todos nos vimos empujados a cambiar (con un gran placer) nuestros hábitos, ya no vamos al cine, ahora quedamos en casa para ver series solos, en pareja o en grupo. Todo este cambio tiene sus beneficios pero también sus riesgos.

Por ejemplo, mucha gente admite sin ningún tipo de rubor  haber estado “enganchadísimo” a la serie Lost, aduciendo que no podía perderse ni un solo minuto de esta serie ( algo comprensible y hasta cierto punto “normal” dada su excepcionalidad) pero vamos a reflexionar sobre un aspecto interesante, recordemos que la serie de Lost duró unos  100 capítulos de 40 minutos de media por capítulo, lo que nos da unos 4000 minutos, casi tres días de nuestra vida dedicados a seguir una sola serie. Breaking Bad ocupa dos días enteros de nuestras vidas, algo que parece poco después de años siguiendo la saga. Otro ejemplo, pongámonos en la piel de un seriéfilo medio-bajo que sólo haya visto las seis temporadas de Perdidos, las 25 de Los Simspon,  4 de The Walking Dead y  3 de Juego de Tronos. El resultado: 18 días, 7 horas y 5 minutos delante de la televisión.

Si vamos sumando y sumando otras series que salen de manera constante,  que seguimos habitualmente y que se superponen unas con otras podríamos  alcanzar una cantidad de tiempo dedicado a ver series que puede rozar lo “insano” (con tal de seguir  10 series de la misma duración que Lost, estaríamos dedicando un mes al año a ver series). Dedicar mucho tiempo a algo que nos gusta no parece malo, el problema es cuando uno dedica “demasiado” tiempo a cualquier ámbito de su vida por muy exquisito que sea  y deja de lado otros aspectos de su vida.

Muchas veces somos capaces de ver de un tirón temporadas enteras de una serie, dedicando tardes, mañanas e incluso noches enteras a verlas. Hacer esto de manera excepcional puede ser beneficios para superar algún momento de estrés o desanimo, o incluso por puro hobby. El problema es cuando el tiempo dedicado se excede corriendo el riesgo de convertir en un hábito lo que debería ser excepcional. Además dedicar tanto tiempo a algo puede ser sintomático de un intento de evasión, de escapar de nuestros problemas, de no vivir nuestra vida. A las nuevas tecnologías, redes sociales y demás subterfugios de Internet debemos añadir a las series como manera de no pensar y de no ser nosotros verdaderamente.

Hace años nos llevábamos las manos a la cabeza cuando nos hablaban de personas que seguían telenovelas de manera compulsiva y que perdían completamente la noción de la realidad, solían ser mujeres amas de casa/jubiladas que durante sus mañanas/mediodías , sin otra cosa que hacer y llenas de vacíos en sus vidas se enganchaban a todas las telenovelas que les pusiesen por delante. Este concepto aún sigue presente hoy en día pero parece que ha dejado de tener la fuerza de antaño (al menos en España). Hoy en día, bajo la excusa de series de calidad se está produciendo un nuevo fenómeno que abarca a hombres y mujeres jóvenes de clase media/media alta, un tipo de espectador que gracias a internet llega a una cantidad casi infinita de series y que también, gracias a internet, disponen de ellas las 24 horas. De alguna manera hemos pasado de tener nuestra ración de droga a una hora determinada a tenerla siempre que queramos. Si a esto sumamos esa necesidad de acaparar y coleccionar  del ser humano (que tanto distorsiona internet al ofrecernos todo lo que pidamos), tenemos un gran riesgo de adicción, en este caso a las series.

Las series de hoy en día tienen unos niveles de calidad tan grandes que absorben con más fuerza al espectador que cualquier telenovela al uso y por lo tanto tienen más capacidad de atraparnos en sus mundos. Tanto las telenovelas como las series actuales comparten elementos como la identificación con los personajes, la generación de emociones en ocasiones extremas y tramas relacionales que se desarrollan a lo largo de los capítulos. La diferencia es que las series actuales tienen una capacidad única de recrear ambientes, personajes o tramas con una facturación, estética y complejidad que dejarían a la mejor de las telenovelas como un cuento para bebés. Y ahí esta una de las claves, de repente tenemos una mezcla perfecta entre una telenovela estilo Cristal y una película como el Padrino, de repente la “droga” que nos ofrecen es de la mejor calidad y nadie puede negarse a no tomarla a no ser que quiera  ser señalado como alguien ignorante, inculto o que no está a la última. En este sentido la influencia del grupo es apabullante, nadie va por ahí insistiendo abiertamente que te enganches a algo salvo con las series, no paramos hasta que nuestro mejor amigo siga al igual que nosotros nuestra serie favorita.

Todo en la vida debe realizarse en una medida equilibrada, cosas tan maravillosas como el deporte, internet o el sexo pueden convertirse en adicciones  muy negativas en nuestras vidas, las series son un formato audiovisual  sensacional con riesgos que debemos asumir, nos proporcionan mundos paralelos cada vez mejor ambientados y corremos el riesgo de evadirnos de nuestra vida, de  dejar de ser nosotros mismos y de no pararnos a reflexionar sobre nuestros propios problemas. Viendo este fenómeno y el de los videojuegos, no es difícil imaginarse un futuro no muy lejano en donde nos ofrezcan realidades virtuales paralelas para poder escapar cada vez con más precisión de nuestra vida, si sale una serie sobre esto me engancho seguro.

Categoría: Psicología a través del cine

Etiquetas: Adicciones, Pensamiento crítico, Reflexiones terapeuticas

Etiquetas de cine: Especiales, Series

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3 comentarios

  1. Me encanta el post. De hecho acabo de descubrir tu blog y me quedo por aquí. Mi pareja me «enganchó» a muchas series de calidad, como tú mismo dices y es verdad que casi todas las noches nos vemos algún capítulo de una serie de esas: Good Wife, Person of Interest, Halt, Catch&Fire… algunas de ellas. Gracias a él vi durante un año y medio todas las temporadas de Friends, que no la había visto hasta ahora. Pero no creo que personas que ven series diariamente se catalogan de enganchadas. Las vemos en lugar de ver noticias por ejemplo o en lugar de ver programas de TV. Y siempre en nuestro tiempo libre. Aunque si tenemos que viajar o salir con amigos, no vemos la serie y punto. Entiendo que el problema viene cuando descuidas otras actividades en tu vida para ver series, o dejas de hacer deporte, tener amigos, relaciones, etc. Pero vamos, suscribo totalmente que con tantas series de calidad como Breaking Bad o House of Cards, ver series se haya convertido en nuestro pasatiempo favorito. Aprendes mucho y luego son un buenísimo tema de conversación y opiniones diferentes.

  2. Buenas, debo felicitarlos por la pagina en general me encanta. Aun no leí muchas notas, pero con respecto a esta nota coincido con Maria y su comentario, en mi caso yo no tengo cable y prefiero invertir en un mejor ancho de banda para ver películas y series. Lo bueno es que elegís que ver y el momento que decides verlo, lo cuasi malo en mi caso es que te aleja de socializar con cierto tipo de personas esas que hablan de lo que paso anoche en tal programa (generalmente chismentos y cosas no sustanciales ej Programa de Tinelli acá en Arg.). En si tampoco es que yo sea tan sociable jaja, pero admito haberme quedado sentado en varias series bastantes horas tan solo para saber que pasaba (Sense8, Dexter, GOT,BBad) y si puse de excusa o preferí quedarme a ver una serie antes de darme una vuelta por ahí. Bueno eso es todo y saludos.

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