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Emociones inútiles, la preocupación

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A lo largo de los años que llevo trabajando como psicólogo, me he ido dando cuenta de que como muy bien dice Wayne Dyer en Tus Zonas Erróneas, existen dos emociones que bien podríamos tirar a la basura porque no nos sirven para absolutamente nada en nuestra vida, son las emociones inútiles. En nuestro blog hemos ido viendo como todas la emociones negativas (las positivas ya no hace falta decirlo) desde el miedo y la ansiedad  al enfado tienen una función en nuestra vida, nos ayudan a poner límites, resolver problemas o luchar contra las dificultades pero esta semana queremos centrarnos en la preocupación y la culpabilidad, dos de los ingredientes principales de muchos trastornos de ansiedad, depresiones y conflictos en las relaciones lo largo de la vida.

Por un lado la culpabilidad y sus “fustigamientos por errores pasados” (cuando uno mira hacia atrás e interpreta que no ha estado a la altura de lo que se espera de sí mismo) y por otro la preocupación y sus” angustias del futuro” (cuando uno mira hacia adelante y se anticipa de manera negativa sin ningún tipo de base ni fundamento). Dos emociones que en definitiva son una de las mayores causas de infelicidad presentes en nuestra sociedad actual, por eso queremos empezar esta semana un especial sobre la preocupación (ver la segunda parte aquí) y la culpabilidad intentando definirlas para que seamos conscientes de su inutilidad y buscando herramientas para trabajarlas.

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¡MALDITA PREOCUPACIÓN!

La preocupación es una emoción que aparece cuando uno mira hacia adelante y se anticipa negativamente sin ningún tipo de base. Dicho de otra manera, significa pensar en términos de “Que pasaría si?..” o aún más claro, en término de “Y si?…Los ejemplos podrían ser infinitos: “¿Y si no encuentro novio? ¿Y si me pierden las maletas en el aeropuerto? ¿Y si suspendo el examen?¿ Y si tengo cáncer en los próximo años?¿ Y si me pongo nervioso en la entrevista? ¿Y si no encuentro sitio para aparcar?…El secreto del mal funcionamiento de los “Y si” es que provoca que el cerebro se centre plenamente en los aspectos negativos de una situación futura. Por ejemplo “¿Y si no encuentro novio? Puede ser horrible, me quedaré sola y ya nadie me querrá ni me cuidará, seré una infeliz y seguro que cojo una depresión y me despiden del trabajo…” La verdad es que el cerebro puede ser muy bueno haciéndose películas con los Y si?. Un esfuerzo tremendo de creatividad e imaginación que sólo nos hacen daño de manera innecesaria.

(En esta escena de la película Annie Hall, Woody Allen nos enseña un buen ejemplo de una de las consecuencias de la preocupación, el pesimismo)

¿Y SI PIERDO LAS MALETAS?

El resultado de toda esta maquinaria anticipatoria es una especie de “angustia del futuro” que no aporta absolutamente nada (salvo los molestísimos síntomas de la angustia). Por ejemplo, imaginemos que vamos en avión y nos empezamos a preocupar durante el viaje si nos pierden o no las maletas. Por mucho que nos estrujemos la cabeza y estemos superconcentrados exprimiendo todos nuestros recursos pensado si nos pierden la maleta, no nos van a perder o no la maleta. Las emociones negativas nos tienen que aportar cosas y servir para algo, pero en este caso la emoción de la preocupación no sirve para absolutamente para nada, ni resolvemos un problema, ni nos enfrentamos a un peligro, ni crecemos como persona, ni superamos una crisis, nada de nada. Solo generaremos un montón de síntomas de ansiedad por que si. Y aún peor, podemos mantener constantemente estos síntomas de alerta al estar todos los días pendientes de nuestro “horrible futuro” (preocupados por las maletas,por los demás, por nuestra vida…) provocando que nos vayamos desgastando y acabemos con una depresión o seamos muy infelices.
Así que la preocupación a la basura, no sirve nada más que para sufrir. Si queremos la podemos cambiar por un enfoque mucho más efectivo, por ejemplo planificar o prevenir un acontecimiento temido. O como bien dice la frase: «No te preocupes, ocúpate» ¿Crees que pueden perderte las maletas? Pues planifícate y embálala, ponle tu nombre, pide un folleto con el teléfono de pérdidas y ya. Disfruta el viaje y si te la pierden, ahí es cuando un nivel aceptable de ansiedad te puede servir a servir de algo, porque rápidamente tu cerebro buscará una solución (aquí si que vale estrujar al cerebro y estar superconcentrado)
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LA PROFECIA AUTOCUMPLIDA

Además la preocupacion (aparte de no servir de nada y crearnos mucha ansiedades), encima a veces puede ser muy “mala con nosotros “en cuanto a sus consecuencias con la llamada profecía autocumplida. Un concepto psicológico que como su nombre indica consiste en crear una teoría sobre el futuro y  (muchas veces de manera inconsciente) acabar cumpliéndola. Es decir, ¿Tú piensas que te van a perder las maletas? Pues seguramente te las perderán, ¿Cómo? Tienes dos maneras de llegar hasta este punto:

1. Puedes estar tan nervioso pensando todo el rato si te pierdan las maletas que en vez de concentrarte en ponerle el nombre, embalarla o ponerla bien en la cinta pues a lo mejor te la olvidas en algún lado o te equivocas de cinta. O por ejemplo si estás preocupado por suspender un examen puedes provocar que te entre tanta ansiedad que te bloquees, no logres estudiar y finalmente suspendas. O el clásico “seguro que no voy a encontrar sitio para aparcar el coche”, en este caso tu mente pierde concentración al estar dándole vueltas a la posibilidad de no encontrar sitio, eso provoca que tu atención disminuya al no estar al 100% focalizada en la tarea de encontrar sitio y eso puede causar que justo a cien metros no te fijes que una persona está andando con las llaves en la mano dispuesto a abrir su coche e irse.

2. O también te puede ocurrir que caigas en una distorsión cognitiva muy típica (entre otras) , la sobregeneralización. A lo mejor de 100 veces que fuiste en avión perdiste una vez la maleta, unos números menores que la media (imaginemos que cinco de cada cien), pero tu te quedas con esa vez y sobregeneralizas diciendo “Ves como tenía razón y siempre que voy en avión me pierden la maleta!”. O con lo de no encontrar sitio para aparcar, quizás de las ultimas 100 veces que buscaste sitio para aparcar tardaste de media 2 minutos y 30 segundos (cuando la media es de 2 minutos 40 segundos por ejemplo) pero como hubo un par de dias que tardaste 4 minutos pues te dices “Siempre igual, nunca encuentro aparcamiento!”

(Groucho Marx en menos de 30 segundos se anticipa negativamente a una situación y  crea una profecía autocumplida como una casa..las consecuencias son nefastas)

LA SOCIEDAD Y SU GRANITO DE ARENA

La preocupación se aprende con el tiempo, desde lo que nos decían nuestros padres hasta nuestras propias experiencias vitales, pero la guinda del pastel de esta emoción tan inútil es que la sociedad en que vivimos refuerza mucho la idea de la preocupación, nos bombardea constantemente con que tenemos que preocuparnos por cuanto viviremos, si tendremos pareja, cuanto tiempo estaremos enamorados, si tendremos un coche, un piso o lo peor de todo, si seremos felices. Dedicamos muchísimo tiempo y energías en preocuparnos por nuestro futuro para absolutamente nada, ni un solo gramo de esa preocupación logrará mejorar las cosas y peor aún puede que las empeore.

Para acabar os dejamos dos extractos muy buenos del libro de Tus Zonas Errónas (Wayne Dyer), en primer lugar os dejamos con las preocupaciones más típicas de nuestra sociedad actual ( a los que yo añadiría temas más actuales como el terrorismo, los virus, la comida sana, las nuevas tecnologías, redes sociales o cambios climáticos). Os proponemos que los leáis y seáis conscientes de vuestras preocupaciones (y apuntando aquellas que tengáis de manera personal)
Y por último os dejamos las retribuciones psicológicas de las preocupaciones, porque si la gente se preocupa será por algo ( algún “beneficio” tendrán que ver por alguna parte aunque sea una trampa, una autojustificación para no cambiar o un autoengaño). Es muy importante conocer esas trampas que nos ponemos a nosotros mismo y que justifican nuestra preocupación.
El próximo día hablaremos de como vencer esta emoción tan inútil a través de herramientas muy prácticas y poderosas (siempre que las trabajemos y creemos un hábito en nuestra vida)

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LISTA DE PREOCUPACIONES MÁS COMUNES (por Wayne Dyer, Tus Zonas Erróneas)

Os proponemos que apunteis todas aquellas preocupaciones con las que os identifiqueis y alguna otra personal que empiece por la frase : Yo me preocupo de…

1. Mis hijos. («Todo el mundo se preocupa de sus hijos, no sería muy buen padre si no me preocupara de mis hijos, ¿no es verdad?»)

2. Mi salud. («Si no te preocupa tu salud, te puedes morir en cualquier momento.»)

3. La muerte («Nadie quiere morirse. La muerte preocupa a todos.»)

4. Mi trabajo («Si no te preocupa tu trabajo, puedes perderlo.»)

5. La economía. («Alguien tiene que preocuparse; al presidente parece que no le importa nada.»)

6. Un ataque al corazón. («A todo el mundo le da un ataque al corazón, ¿no es cierto?» «El corazón se te puede detener en cualquier momento».)

7. La seguridad. («Si no te preocupa la seguridad puedes terminar en un asilo o viviendo de la caridad pública.»)

8. La felicidad de mi marido o mujer. («Dios sabe lo que me preocupa su felicidad, aunque no me lo reconozcan.»)

9. ¿Estaré haciendo bien las cosas? («Siempre me preocupa hacer las cosas bien, y así estoy tranquilo.»)

10. Tener un niño sano si estás embarazada. («Todas las futuras mamás se preocupan de eso.»)

11. Precios. («Alguien se tiene que preocupar por los precios antes que suban tanto que desaparezcan de nuestra vista.»)

12. Accidentes. («A mí siempre me preocupa que mi mujer/marido o mis hijos puedan sufrir un accidente; es natural ¿no es cierto?»)

13. Lo que piensan los demás. («Me preocupa que mis amigos no me quieran.»)

14. Mi peso. («Nadie quiere ser gordo; por tanto es natural que me preocupe la posibilidad de recuperar el peso que perdí.»)

15. Dinero. («Nunca nos alcanza el dinero, y me preocupa que algún día no tendremos nada y tendremos que vivir de la caridad o del estado.»)

16. Que se me estropee el coche. («Es un cacharro viejo y voy en el por la autopista y por supuesto que me preocupa pensar que puede tener una avería y lo que pasaría si la tuviera.»)

17. Mis cuentas. («Todo el mundo se preocupa de pagar sus cuentas. Uno no sería humano si no se preocupara de pagar sus cuentas.»)

18. La muerte de mis padres. («No sé qué haría si se murieran mis padres; me enfermo de sólo pensarlo. Me preocupa quedarme solo y creo que no podría arreglármelas.»)

19. Irme al Cielo o ¿qué pasa si no hay Dios? («No puedo soportar la idea de que no haya nada.»)

20. La meteorología. («Hago planes para salir de picnic y de repente llueve. Me preocupa que no haya nieve si vamos a esquiar.»)

21. Envejecer. («Nadie quiere envejecer y, no me tomes el pelo, a todo el mundo le preocupa.»)

22. Viajar en avión. («Se oye hablar de tantos accidentes»)

23. La seguridad afectiva de mi hija. («A todo padre que quiere a su hija le preocupa que puedan hacerla sufrir o que se meta en algún lío.»)

24. Hablar en público. («Me paralizo cuando tengo que hablar ante mucha gente y me muero de preocupación antes de hacerlo.»)

25. Cuando mi cónyuge no me llama. («A mí me parece normal preocuparse cuando uno no sabe dónde está la persona que ama, o de si tiene algún problema.»)

26. Ir a la ciudad. («Quién sabe lo que va a pasar cada vez que una va a esa jungla. A mí me preocupa cada vez que voy» «Siempre me preocupa conseguir un sitio para el coche.»)

– Y quizás el más neurótico de todos…

27. No tener nada de qué preocuparse. («Simplemente no me puedo quedar tranquilo cuando todo parece andar sobre ruedas. Me preocupa no saber lo que va a pasar.»)

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6 RETRIBUCIONES PSICOLÓGICAS DE LA PREOCUPACIÓN (Por Wayne Dyer, Tus Zonas Erróneas)

– La preocupación es una actividad del momento presente. De este modo, si gastas tu vida actual inmovilizado por la preocupación que te inspira el futuro, puedes evitar el presente y lo que en él haya de amenaza. Por ejemplo, yo pasé el verano de 1974, en Karamursel, Turquía, dando clases y escribiendo un libro sobre psicoterapia. Mi hija, que tenía siete años en aquel entonces, se había quedado en Estados Unidos con su madre. Y a pesar de que me encanta escribir, encuentro que es una labor difícil y muy solitaria que requiere mucha autodisciplina. Cuando me sentaba frente a mi máquina de escribir con el papel en su sitio y los márgenes puestos, me daba cuenta de pronto que mis pensamientos habían volado hacia la pequeña Tracy Lynn. ¿ Qué pasará si sale a andar en bicicleta por la calle y no mira por dónde va? Espero que la estarán vigilando si está en la piscina porque ella es bastante descuidada. Sin darme cuenta había pasado una hora y yo la había gastado preocupándome. Y todo en vano por supuesto. Pero ¿era realmente en vano? Mientras pudiese gastar todos mis momentos presentes preocupándome, no tenía que luchar con las dificultades que se me presentaban cuando trataba de escribir. Y ésta era una retribución estupenda realmente.

Puedes evitar tener que correr riesgos usando tus preocupaciones como excusa para inmovilizarte. ¿Cómo vas a poder actuar si estás preocupado con tu problema del momento presente? «No puedo hacer absolutamente nada; estoy tan preocupado.» {ésta es una queja muy común que te mantiene inmóvil evitando el riesgo que significa la acción.

Puedes autodenominarte como una persona cariñosa o amante porque te preocupas por los demás. La preocupación demuestra que eres un buen padre, una buena esposa o lo que seas. Es un dividendo estupendo pero malsano y que carece de lógica.

Las preocupaciones son muy útiles para justificar ciertos comportamientos autofrustrantes. Si eres gordo, seguro que comes de más cuando estás preocupado, por lo que tienes una razón estupenda para aferrarte al comportamiento angustioso producido por las preocupaciones. Igualmente, verás que fumas más en situaciones difíciles y puedes usar tu angustia y tu preocupación para no dejar de fumar. Este mismo sistema de retribución neurótica es aplicable a otras zonas como el matrimonio, el dinero, la salud y cosas por el estilo. La preocupación te ayuda a evitar el cambio. Es más fácil preocuparse por los dolores que tienes en el pecho que correr el riesgo de averiguar la verdad y consecuentemente tener que habértelas contigo mismo.

Las preocupaciones impiden que vivas tu vida. Los angustiados se quedan quietos preocupándose por todo mientras las personas activas y positivas tienen la necesidad de moverse. La preocupación es un recurso muy hábil que sirve para mantenerte inactivo y ciertamente es mucho más fácil angustiarse aunque menos estimulante y agradable, que ser una persona activa comprometida con las cosas.

– Las preocupaciones pueden provocar úlceras, hipertensión, calambres, dolores de cabeza, dolores de espalda y muchas dolencias por el estilo. Y aunque éstas no parecen retribuciones, obtienen como resultado mucha atención de parte de la demás gente y también mucha autocompasión. Y mucha gente prefiere ser compadecida que realizarse.

Por Jaime Burque

Categoría: Recursos psicológicos

Etiquetas: Actitudes negativas, Ansiedad, Emociones inútiles, Emociones negativas, Infelicidad, Inteligencia emocional, Ratio emocional, Recursos psicológicos, Terapia cognitiva

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6 comentarios

  1. Si uno quiiere empezar a avanzar, cierto, debe dejar a un lado la culpabilidad y la preocupación y , siendo equilibrado, aprender a auto evaluarse para mejorar y soñar para fijar metas

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