Hace unos días el Sindicato de Guionistas de Estados Unidos (Writer Guild of America, WGA) publicó la lista de las 101 series mejor escritas de la historia de la televisión. Un ranking encabezado por Los Soprano y en donde encontramos(casi)todas las mejores series de la historia. Esta semana vamos a hacer algo muy difícil y subjetivo, proponer las mejores series filmoterapeuticas de la historia (elegidas de esta lista de la WGA), una tarea casi imposible por varias razones, en primer lugar las series al ser de mas duración no suelen concretar como lo hacen las películas respecto a algún tema en cuestión (la creatividad, la ética, etc), y eso las hace difíciles de catalogar. Además los personajes de las series están mucho mejor definidos al tener más tiempo para presentarlos y los convierte en personajes más ideales y menos humanos, perdiendo esa esencia de héroes de muchas películas (algo que por otro lado nos encanta en filmoterapia)
Nuestras condiciones para figurar entre las series más inspiradoras son varias, en primer lugar su calidad y en segundo su aportación en algunos de los niveles de filmoterapia. No nos valen series moralistas, ni de baja calidad, no nos valen tampoco series de moda que con el tiempo se desinflarán ni panfletos mal construidos. Buscamos series que nos inspiren, que nos relajen y que nos aporten reflexión y desconexión. Todas las grandes series nos pueden aportar algo y la cosa ha estado difícil pero después de rompernos la cabeza hemos decidido las finalistas o mejor dicho las representantes porque muchas otras series podrían haberse puesto sin problema ( Los Simpsons, MASH, Hermanos de Sangre, El Show de Bill Cosby..), 9 series que representan elementos fundamentales de la filmoterapia, el sentido del humor, la familia, las relaciones humanas, la vulnerabilidad del ser humano, las fuertes emociones que generan sus historias o su capacidad para hacernos desconectar y relajarnos. Lo dicho, nada de moralina, ni héroes, ni modas, 10 joyas filmoterapeuticas que viene de la televisión (para que luego la llamen la caja tonta) a la que añadiremos un comentario de un usuario de filmaffinity que describa mejor que cualquier crítico de cine la fuerza filmoterapeutica de estas películas( salvo dos de ellas que ya hemos comentado en el blog). Que las disfrutéis.
“Esta crítica va dirigida a todos aquellos que le sacan mil defectos a esta serie de forma despiadada y analítica; yo respeto su objetividad, pero creo que hablo en nombre de muchos de los miles y miles de fans de Friends cuando digo que no somos idiotas, y que no es que nos vaya el humor facilón y yanqui de risas enlatadas; es que esta serie tiene algo que nos hace sentir bien, y ese algo es bastante universal. No sé qué es en el caso de los demás fans, pero en mi caso consiste en lo siguiente:
Friends es mi lugar feliz. Ese refugio seguro donde todo tiene solución y donde se plantean problemas universales de un modo desdramatizado y ligero. Es un universo inamovible enmarcado en un escenario amable, con personajes simpáticos y cercanos; es un mundo irreal al que siempre puedo acudir, como cuando uno es pequeño y su madre le cuenta un cuento para que deje de llorar. Uno se sabe el cuento de memoria, y precisamente esa familiaridad, esa cercanía, le hace sentir reconfortado.
Precisamente por no plasmar la realidad, Friends ha triunfado; su mayor logro es hacer que millones de espectadores se evadan de sus vidas por un rato, olvidando sus preocupaciones reales y asumiendo las ficticias, que no duran más allá de 20 minutos. Y si algo queda por resolver, sabemos con seguridad que, tarde o temprano, se resolverá… porque 10 temporadas dan para mucho. En la vida real, en cambio, no todos los problemas tienen solución.
Es por eso por lo que he visto tantas veces esta serie hasta saberme los diálogos de memoria. No es porque yo sea frívola, ni porque sea tan ingenua como para creer que existe gente con vidas así; es porque me gustaría que existiera, y dejo que me lo cuenten para sentirme reconfortada por un rato.
Y si aun así les parezco tonta, será que no me he explicado bien; pido disculpas.”
2. Los Soprano (1999-2007, 6 temporadas. 86 episodios)
“El cine te apasiona, te remueve por dentro, te hace sentir cosas que nada ni nadie podrá igualar. Por mucho que, por ejemplo, quieras a una persona, nunca vas a sentir lo que Edward G. Robinson te hizo sentir cuando encendió el último cigarrillo de Fred MacMurray en «Perdición». Por mucho que vivas, será difícil que algo te conmueva más profundamente que el agónico y poético discurso de un replicante Rutger Hauer a un Blade Runner Harrison Ford, que ha visto cosas que nosotros no creeríamos y que sabe que es hora de morir. Complicado será también sentir mayor culpa que al ver a James Stewart recibiendo unas palabras en un tren que deberían ir para el vaquero más grande del séptimo arte. Y, por supuesto, nunca verás una puerta cerrarse con un panorama tan poderoso como el que refleja Coppola en su primera parte de «El Padrino».
Y, joder, que una serie de televisión, la conocida ahora y siempre como «la caja tonta», sea capaz de sacudirte como lo hacen las mejores cintas… Sería absurdo empezar a deshacerme en elogios, podría llenar hojas y hojas de adjetivos positivos en su forma más superlativa. Absurdo sería también empezar a recordar personajes, mejor dicho, personas: nombres que para mí significan ahora el cielo, que me han hecho pasar por una experiencia inigualable. «Los Soprano» no es una serie: 86 episodios, 4.300 minutos que conforman el mejor cine, la película más larga de la historia de este arte, que, gracias a ésta, se engrandece un poquito más.
Y es que de lo que Chase y su equipo de guionistas nos hablan aquí, no nos engañemos, es de la vida: cogen los momentos más insustanciales de la vida diaria de un norteamericano (o por extrapolación, cualquier persona) medio, e incorporan sobre dicha base los mejores elementos del cine de mafiosos. Ponen en boca de estos gangsters diálogos alucinantes, reflexiones que ya querrían para sí más de la mitad de películas estúpidas que se estrenan en salas con aires de grandeza.
Seis temporadas. Y lo mejor es que, como he dicho antes, como esto es cine, puede verse todo como una larguísima pelicula. No se pueden comparar temporadas, no en términos de calidad ni de historia, aunque sé que habrá quienes no esten de acuerdo con esto. Para mí, «Los Soprano» comienza con el rotundo tema «Woke Up This Morning», en una sala de espera, y termina, de forma brillante, en una cafetería cualquiera, con un fundido a negro que creó mucha polémica en su día pero que, creo, no se podía haber hecho mejor, con el apabullante tema «Don’t Stop Believing». Desde el «Piloto» hasta «Hecho en América» asistimos a una experiencia única, que debe ser vista en conjunto, que te coge y no te suelta, te agarra y te tiene donde quiere. Como hacen las mejores películas. Como hace el mejor cine. «Los Soprano».
3. The Office (2001-2003,2 temporadas. 14 episodios)
“Como ya sabrán The Office es un producto bastante particular, algo a lo que no estamos muy acostumbrados. Estamos saturados de películas y series en las que la acción es la única nota dominante del producto, en cuantos y como de bien están realizados los efectos especiales de una producción para denominar la talla de esta, en si hay caras guapas, desnudos, sexo, intriga,…. Parece solo importar eso para que una obra triunfe socialmente en el mundo actual. Cuando tenemos la gran suerte de reencontrarnos con algo tan original, tan humano, tan virtuoso como es The Office, debemos ser agradecidos.
The Office nos traslada a un mundo realista, un mundo sin pretensiones, un mundo en el que viven cientos y cientos de personas, como es una oficina. Bueno en esta oficina no esperen encontrar asesinatos, robos, terremotos, incendios o cualquier cosa que no sea vender papel. Y es así, el marco simplista en el que se encuadra The Office nos sumerge de lleno en sus personajes, confraternizando con ellos, identificándose con ellos, aprendiendo de ellos y hasta mucha de las veces sufriendo por y con ellos. Claro esta, la cosa no es tan simple como poner unos personajes en una oficina y ponerse a grabar. Los genios de Gervais y Merchant juegan constantemente con la cámara para engatusarnos, haciéndonos participes en las conversaciones como un espectador presente. Muchas de las veces oiremos conversaciones de primera mano, otras espiaremos desde detrás de una persiana y por supuesto en ocasiones conversaremos mano a mano preguntando incluso lo que queremos saber de los personajes individualmente.
Lejos ya de la puesta en escena, The Office ofrece muchísimo más, si aún podría caber en el lote. The Office nos deslumbrará con guiones míticos que nos llevaran a experimentar todo tipo de sensaciones. Reiremos como nunca, nos escandalizaremos, sentiremos compasión y por supuesto muchas de las ocasiones veremos como brota esa lagrima interior y nos derrumbaremos. Ver The Office se convertirá en toda una experiencia cargada de emociones.
Otra de las cosas que podemos añadir a esta fabulosa serie son las interpretaciones. Los actores encarnan los personajes de forma maravillosa que puede que hasta los encasillemos de por vida en esos papeles. El juego con la cámara y como varían las posturas de los personajes cuando son observados nos traslada a un mundo mágico.
Por último decir, que realmente es indispensable verla en versión original, no solo por que se potencian los diálogos si tienes un poco de dominio del inglés o porque las interpretaciones sean más fieles sino porque en la versión doblada cortan 10 minutos de metraje. No se realmente quien haría tal barbarie en contra de una genialidad de tal calibre, pero desde mi gusto crítico destruye por completo la obra.
Les presento The Office, una de las mejores obras de las que van a poder disfrutar que aunque les parezca raro me atrevo a decir que ya rompió la barrera del tiempo”
4. Freaks and Geeks (1999-2000, 1 temporada. 18 episodios)
Ver aquí nuestra crítica sobre esta película en filmoterapia.
5. A dos metros bajo tierra (2001-2005, 5 temporadas. 63 episodios)
«Pocas veces, muy pocas, las formas de expresión artística trascienden más allá de lo estríctamente cuantificable y se adentran en el terreno de lo inconmensurable. He esperado a ver las cinco temporadas de esta serie para poder valorarla de forma objetiva, cosa que deberían hacer algunos de sus detractores (que afortunadamente son pocos) antes de abrir su boca para emitir el más mínimo comentario despectivo sobre una de las cimas de la historia de la televisión universal.
«A dos metros bajo tierra» es, probablemente, la mejor serie de televisión que se ha hecho y se hará jamás. No creo que Alan Ball, artífice de este milagro, sea consciente del grado de intensidad emocional, profundidad analítica, belleza formal, estructura narrativa y talento interpretativo que impregna cada segundo de esta absoluta obra de arte de la televisión.
Hay que saber mucho de la vida y de los sentimientos para plasmar en una serie tantos temas actuales y enfocarlos desde una visión tan sabia, medida y, sobre todo, con tantas toneladas de sentido común y respeto por la vida y las relaciones humanas.
No existe ni existirá jamás una serie que, con el trasfondo de la muerte, hable de la vida tanto como ésta; que coloque en la boca de sus personajes verdades tan abrumadoras que muchos ni se atreverían a plantearse; que diseccione de raíz creencias sociales absurdas y desfasadas; que atente contra los cimientos de la misma esencia de la existencia para demostrar lo inmensamente equivocados que están muchos al criticar determinadas actitudes; y, sobre todo, que desprecie, con tanta inteligencia y de forma tan sutil, a todos los estúpidos que insisten en ser infelices y en hacer infelices a los demás.
Jamás la televisión mostró la vida de una forma más límpia, pura y clara. Jamás hablando de la muerte se dijo tanto sobre la vida.
Ojalá esta serie fuera de visión obligatoria, y que la gente comprendiera el mensaje que encierran sus maravillosas cinco temporadas: vive, deja vivir y disfruta de la vida porque tú, como yo, un día te morirás. Y nada ni nadie puede ni podrá jamás cambiar eso.
Sublime hasta lo inexpresable. Emotiva hasta grados incuantificable, única e irrepetible.
Y atención a los cinco últimos minutos del último episodio de la serie porque constituyen una de las cimas artísticas más absolutas de la historia de la televisión, el cine y cualquier otra forma de arte. Son estremecedores y capaces de poner la piel de gallina a una estatua de mármol.
Que nadie se pierda esta serie, sobre todo aquellos que se interesan por la vida y desean vivirla con la mayor intensidad y claridad posible. Y los que la aman, como yo, que nunca dejen de recomendarla; le harán un favor al mundo.»
6. In Treatment/En Terapia (2008-2010, 3 temporadas. 106 episodios)
Ver aquí nuestra crítica sobre esta película en filmoterapia.
«Kelsey Grammer volvía a encarnar a uno de los personajes más apreciados de Cheers, el doctor Frasier Crane. Menos visceral (no es lo mismo ser un secundario de lujo que el protagonista principal de una trama) que antaño, algunos excelentes guionistas de la mítica serie de Boston, decidieron que esta spin off permitiría profundizar en el psiquiatra (y en el único e inimitable Eddie, el can de la casa y dueño y señor de los gags del final).
Pero, probablemente, ni Grammer ni ellos sabrían que durante once temporadas, la lluviosa Seattle se convertiría para muchos espectadores en el hogar lejos del hogar, un delicioso café Nervosa donde disfrutar de una conversación agradable, desde lo más trivial a lo más profundo. Como la vida misma, las desventuras del mejor consejero de la historia que no sabe mirar sus propios problemas, su pedante pero brillante hermano Niles (David Hyde Pierce), su padre (el gran John Mahoney) y la fisioterapeuta de este último, Daphne (Jane Leeves).
Una vida cotidiana reflejada a través de unos oyentes que llaman al peculiar médico (quien sin embargo se toma muy en serio a sus pacientes, con el lema «Le escucho») divorciado que trata de reconducir su vida. Asimismo, la familia Crane se mueve a paso lento pero seguro, cada capítulo va dejando unos ricos cimientos que luego fructificarán en futuras tramas. El lento pero progresivo acercamiento entre el hijo esnob y su en ocasiones severo progenitor, la atracción de Niles por la deliciosa Daphne (el pegamento que mantiene la estructura del hogar) y un amplio etceterá.
Dentro de la radio donde trabaja, destacar a personajes tan carismáticos como el comentarista deportivo Bulldog (Dan Butler), el refinado Gil Chesterton, crítico de cocina (Edward Hibbert), el no muy decidido pero encantador director de la misma (Tom McGowan) y un amplio y excelente etceterá. Mención aparte para Roz Doyle, la productora de Frasier, uno de los personajes femeninos con más carácter de las comerdias situación, interpretada por Peri Gilpin, quien se las tuvo con la mismísima Lisa Kudrow en el casting para el papel, en una lucha de titanes.
Un ejemplo impecable de humor de guante blanco, en Frasier parecía que si no era refinado y encantador, no valía el gag. Y eso, sin apenas haber hablado de Maryse o los cameos anuales de antiguos compañeros de Cheers (especial mención a Lilith).»
8. Northern Exposure/ Doctor en Alaska (1990-1995, 6 temporadas. 110 episodios)
«Razones para ver esta maravillosa serie:
–Porque es toda una filosofía de vida, proponiendo una mirada distinta a todo lo que nos rodea.
–Porque te reconforta con la vida, nominando todos los motivos por los cuales replantearse la existencia.
–Porque te devuelve la esperanza en el ser humano, mostrando todo lo que el mismo potencialmente podría llegar a ser si realmente se lo propusiera.
–Porque mira la vida de una forma tan honesta, tan auténtica, que te resulta abochornante que otras series, con sus pretenciosas y maniqueistas proclamas, sólo pretendan manipular la realidad a su antojo.
–Porque consigue que observes la vida desde una óptica diferente, no circunscribiéndose a una anquilosa visión de las relaciones interpersonales.
–Porque realmente cree lo que en ella se dice, a diferencia de otras series que sólo rinden cuentas a los balances fiscales, en detrimento de la tan necesaria verosimilitud.
–Porque demuestra que el ser humano posee materia gris en un lugar de la cabeza que algunos considerábamos huera.
–Porque es un dechado de humildad, mostrando a unos personajes ajenos al indefectible hedonismo al que nos conduce esta nuestra podrida sociedad.
–Porque se aleja con maestría de viejos y ajados estereotipos aún vigentes, recobrando sus antiguas y anquilosadas posiciones de antaño en las nuevas producciones.
–Porque a pesar de ya tener cierta antiguedad se mantiene muy fresca en sus planteamientos, muchísimo más que los rancios discursos de pseudopostmodernidad que inundan los planteamientos actuales.
–Porque resume con precisión caleidoscópica, lo que es, o mejor aun, lo que debería ser, la existencia del ser humano.
–Porque su mensaje se aleja de otras cerriles, estólidas y estultas propuestas que son el germen de la insatisfacción personal.
–Por que abundan en ella valores atemporales, que deberían ser la guía de nuestros poco éticos comportamientos.
–Porque está trufada de un humor tan sutil que destapa las verguenzas de la zafiedad y el mal gusto que adornan las comedietas que tan en boga están en estos años.
–Porque no soslaya, ni rehuye los momentos más dramáticos y oprobiosos de la existencia humana, tratándolos de la manera más veraz de la que un servidor en ninguna otra serie haya visto jamás.
–Porque es políticamente incorrecta desde el punto de vista de la sociedad actual.
–Porque es más progresista, y a la par, más humanista de lo ninguna otra producción podrá algún día barruntar.
–Porque te devuelve a tu más tierna infancia, a la etapa en la que todas las ilusiones aún podían cumplirse, o por lo menos, aún tenías la esperanza en que pudieran pergeñarse.
–Porque se toma la existencia con un gratificante sentido del humor, alejado de estultas y sensibleras dramatizaciones.
–Porque consigue que mires cada episodio con una permanente sonrisa en los labios.
–Y porque te lo pasas D.P.M.
Por todos estos motivos, y algunos más que se me escapan, ¿ por qué no la has visto ya?»
«Imitados hasta la saciedad, inspiradores de la mayoría de los cómicos que nutren la pantalla pequeña (o no tan pequeña), la leyenda en torno a los Monty Python sólo es equiparable a otras estrellas del humor como los hermanos Marx o Charlot. Su escasa producción como grupo cómico conservada (apenas un par de temporadas de esta fantástica serie más tres películas hechas por todos ellos) y la capacidad para generar tanto odio como amor hacia sus figuras consiguen engrandecer su recuerdo.
En la serie que produjeron junto con la televisión pública británica, descubrimos (por decir algo) a los verdaderos Monty Python. Su circo ambulante se convierte, en especial en sus primeros capítulos, en una serie de incoherencias que superan con mucho el absurdo kafkiano y que logran que la risa no se aparte del espectador en cuanto empieza. Con una estructura similar en cada entrega, la irreverencia y la frescura se mantienen tras casi 30 años desde su grabación. Recomendable, sobre todo, la versión original.»
«En el título ya reflejo mi opinión sobre Breaking Bad, una serie que supera con creces a muchos de los films con mejor crítica de los últimos tiempos. He tenido sensaciones visionándola, igual de fuertes, acongojantes y de carcajada limpia que con » La naranja mecánica», por muy exagerado que os pueda parecer; y no digo ésto porque se asemejen, sino porque ambas consiguen de forma excelente transmitir todos los sentimientos y sensaciones que padecen los personajes.
La trama está contada de forma muy inteligente, con unos flashbacks que incitan muy mucho a la intriga. El actor principal lo borda.
Una serie que invita a la reflexión profunda sobre la moral, el autodescubrimiento en situaciones límite, la valentía, la lealtad y de lo irónica que en muchas ocasiones es la vida.
La recomiendo mucho, incluso a modo didáctico, ya que toca el tema de la droga desde muchos puntos de vista, mostrándo el entorno por el que se mueve, sus consecuencias y razones de ser.»
Esta semana en filmoterapia comenzamos una nueva sección en donde profesionales de la psicología, el coaching o el cine nos propondrán aquellas películas que más les han inspirado, recomendaciones filmoterapeuticas que sin duda […]
Hace unos meses la AECC (Asociación Española Contra el Cáncer) se puso en contacto con nosotros pidiéndonos 12 películas positivas y llenas de vitalidad para personas con cáncer como parte de un proyecto […]
3 comentarios
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muy buen articulo, vere in threatment