En 2046 se mezclan pasado y androides, recuerdos que se intentan dejar atrás, pero sobre todo amor y, al igual que éste, puede resultar compleja, lenta e, incluso, confusa por momentos. El amor es el hilo conductor de la película y de la vida de su protagonista, un escritor que escribe sobre el futuro como terapia para superar el pasado.
Es la continuación de Deseando amar (Wong Kar-Wai, 2001) y, aunque ambas son terapéuticas y se pueden ver sin problema por separado, entender su verdadera esencia requiere ver una después de la otra. Si sólo vemos 2046 nos quedaremos con una imagen un tanto frívola de su protagonista, Chow, un seductor nato y egoísta que vive cada día como si fuese el último. Pero Chow no siempre ha sido así. Esta actitud desenfadada es una “falsa” fachada o mecanismo, como queramos llamarlo, para dejar atrás el recuerdo de una mujer: Su Li-zhen. Con ella inició una intensa relación llena de amor y fragilidad, tras averiguar que estaban siendo engañados por sus respectivas parejas, pero que finalizó al sentirse Su Li-zhen todavía “atada” a su antiguo matrimonio. En este punto de la historia comienza 2046, y un nuevo Chow trabajando el desamor se presenta ante el espectador.
Tras esta ruptura la vida de Chow da un giro radical en todos los aspectos, y poco queda ya de aquel hombre discreto y respetuoso que escribía artículos sobre artes marciales. Parece que olvidar un recuerdo tan fuerte como el de Su Li-zhen requiere un cambio de igual o mayor intensidad. Este punto y final lo inicia instalándose en Singapur, donde comienza un ritmo de vida frenético de derroche y fiestas sin cabida para compromisos ni planes de futuro. Aparentemente vive el presente en un continuo “carpe diem” y, sin embargo, poco a poco se va haciendo más consciente de que nada de lo que está haciendo sirve para impedir que ella siga ahí; en sus decisiones, en su cambio de actitud y en las mujeres que va conociendo: en el nombre (la “araña negra”), el cuerpo (Bai Ling), y la mente (Wang Jing-Wen). Es un proceso largo, de varios años, en los que la novela tiene un papel central. Escribir le mantiene en contacto consigo mismo y le permite poner orden entre pasado y presente, aunque para ello le resulte más asequible ambientarse en un futuro en 2046.
En estos años de transición hay personas y acontecimientos claves para entender a Chow, así que rápidamente hacemos un repaso a partir de tres etapas significativas: Singapur-Hong Kong-2046
Singapur
Singapur significa una salida rápida a todas las emociones que ha supuesto la relación y rechazo de Su Li-zhen. A la tristeza inicial le siguen los excesos y fiestas. Al final de su estancia, intentando costearse el viaje de vuelta a Hong Kong, conoce a la “araña negra”, cuyo nombre real también es Su Li-zhen. Le pide que se vaya con él, pero ella no acepta. Chow, años después, reconocerá que en ella estaba viendo y buscando a la sustituta de Su Li-zhen, algo que ella misma ya había descubierto al haberle rechazado.
Hong Kong
Su vuelta a Hong Kong nada tiene que ver con tiempos pasados. Escribe artículos “eróticos” para salir del paso, y continúa con el estilo de vida iniciado en Singapur. Se instala en un hotel y, el poco tiempo que está sólo, lo dedica a escribir su novela. Al mismo tiempo, comienza una tortuosa relación con su guapa vecina de habitación (Bai Ling) como una extensión más de su despreocupación por la vida. Esta actitud, no obstante, contrasta con la ternura y respeto con la que trata a la hija del dueño del hotel (Wang Jing-wen), aflorando por momentos el Chow de antes, el que cree en el amor (ayuda a Wang Jing a estar en contacto con su prometido) en la gente y en la posibilidad de ser un gran escritor.
2046
El final de su novela, que titula 2046 en honor a la habitación donde se reunía con Su Li-zhen, supone el culmen de todo este proceso. Ahora Su Li-zhen sólo es un recuerdo que ya no le impedirá vivir en el presente.
“Era escritor y pensaba que escribía sobre el futuro, pero en realidad escribía sobre el pasado. En su novela, un misterioso tren salía de vez en cuando hacia el año 2046. Todos los que iban en él tenían la misma intención: recuperar su memoria perdida. Se decía que en 2046 nada cambiaría. Nadie sabía a ciencia cierta si era verdad, porque ninguno de los que se fue volvió jamás. Excepto uno. Estuvo allí. Eligió marcharse. Quería cambiar”.
Pero qué es el amor, y lo más importante, por qué el amor puede llegar a hacernos cambiar.
Definir el amor es igual o más complicado que expresarlo cuando lo experimentamos. De hecho, el término amor lo utilizamos indistintamente para describir lo que sentimos hacia nuestros padres, amigos o pareja. Entonces, y con la historia de Chow como fondo y la complejidad que el propio término implica, a qué nos referimos cuando hablamos del amor en una pareja. Desde la psicología, muchos consideran que el amor es una historia que cada uno construye: de celos, de fuerte vínculo, de caballeros que conquistan a damas, etc. En realidad, por qué intentar objetivizarlo con definiciones si es algo que, en cierta medida y de uno u otro modo, lo creamos nosotros. Lo importante es lo que significa para cada uno porque es ahí donde realmente adquiere todo su sentido. Esto podría explicar, en parte, por qué cuando estamos enamorados nos sorprendemos diciendo que nuestro amor es diferente, que nadie ha vivido cosa igual o sentimos que nadie comprende nada de lo que hacemos o decimos.
Ahora bien, sin dejar de negar la importancia de su subjetividad, también es cierto que al pensar en el amor suelen venirnos a la mente una serie de aspectos que bien podrían coincidir con los propuestos por R.Sternberg: intimidad, pasión, y compromiso.
Este psicólogo considera que en la relación en la que estemos inmersos puede destacar un único componente, que se den los tres (para Sternberg sería el amor completo), o diferentes combinaciones. Además, cada elemento tiene su propia evolución temporal. La pasión es muy intensa al principio y luego decae estabilizándose en niveles moderados, la intimidad crece siempre y poco a poco según avanza la relación, mientras que el compromiso crece aún más lentamente y sólo se consolida cuando tenemos claros los beneficios y costes de la relación.
De hecho, según lo planteado por Sternberg, Chow vive una fuerte relación pasional con su vecina de habitación (Bai Ling) carente de intimidad y compromiso, con la hija del dueño del hotel (Wang Jing-wen) destaca la intimidad al encontrar en ella atracción, comprensión y apoyo, pero sólo con la Su Li-zhen de su pasado, la de “Deseando amar”, se reunirán los tres componentes, aunque el compromiso no haya podido realizarse del todo.
El otro tema, cómo el amor puede hacernos cambiar, es si cabe un poco más complejo. El amor no deja de ser una experiencia que, al igual que otras, nos moldea y deja al descubierto aspectos de nosotros mismos que no conocíamos. Si bien es cierto que amar es la mejor medicina natural el desamor no debería entenderse como el más mortífero de los venenos. El desamor también hay que vivirlo, aunque nos resistamos y sintamos que a corto plazo puede llegar a ser una especie de tortura. Pero cómo lo vivamos depende de cómo lo afrontemos y esto, para unos más y para otros menos, implica tiempo.
No cabe duda de que la ruptura de una relación genera estrés, pero más importante que el estrés en sí es la forma que adoptemos para enfrentarnos a él. No todos interpretamos igual una misma situación estresante y, por tanto, tampoco reaccionamos a ella de la misma forma.
A grandes rasgos, Lazarus y Folkman entienden este afrontamiento como todos los esfuerzos que realizamos para manejar tanto lo que origina el estrés como el estado emocional desagradable que le acompaña (ansiedad, ira, depresión). Existen diferentes estrategias, ninguna buena ni mala por sí misma, que agrupan en dos funciones: focalizadas en el problema (actuar sobre la causa del estrés) y focalizadas en la emoción (cambiar el modo en que interpretamos lo que está ocurriendo). Cuál elijamos y qué efectos tenga dependerá de la interacción de muchos factores: situación, personalidad, recursos disponibles, combinación de estrategias, etc.
Estrategias centradas en el problema
– Confrontación: acción directa con la situación
– Planificación de solución de problema
– Búsqueda de apoyo social: pedir ayuda a un amigo
Estrategias centradas en la emoción
– Autocontrol: no precipitarse, no compartir con nadie el problema
– Distanciamiento: negar la seriedad del problema, intentar no pensar en el problema
– Escape-evitación: alcohol o drogas para olvidar, evitar contacto con la gente y lo relacionado con el problema
– Aceptación de la responsabilidad
– Reevaluación positiva: centrarse en lo positivo de la situación
–Búsqueda de apoyo social: contar el problema a un amigo
Volvamos de nuevo a Chow. La división en etapas que hemos realizado más arriba, puede servirnos ahora para enlazar cómo afronta la ruptura con lo que Lazarus y Folkman proponen.
Se podría decir que Chow avanza desde estrategias más centradas en la emoción, para reducir la tristeza, y así poder actuar más directamente con todo lo que implica ya no estar con Su Li-zhen.
Desde este punto de vista, podemos entender que abandona Hong Kong porque, en parte, necesita apartarse físicamente de ella y de todo relacionado con su relación (escape).Del mismo modo, el cambio radical de vida que inicia en Singapur es un intento por alejarse de su pasado (distanciamiento), empezando a asimilar (y no negar) todo lo ocurrido a medida que avanza la novela e inicia la relación con Wang Jing (planificar problema). Terminar la novela, finalmente, supone la integración de todo lo que la relación y ruptura han supuesto para él aceptando lo positivo que le ha aportado (reevaluación positiva).
Chow se enfrentó al amor y al desamor. Las dos experiencias le transformaron como persona, al igual que muchas otros aspectos de su vida que no hemos llegado a conocer. En varias ocasiones comenta: «El amor es una cuestión de tiempo”. Quizás, porque a través del desamor entendió lo que la relación con Su Li-zhen significó tanto antes como después de la ruptura. Se enfrentó a lo que en un principio quería huir, descubriendo aspectos que no sabía de sí mismo y saliendo fortalecido para nuevas experiencias y, cómo no, para el amor.
Si al inicio comentábamos que la película, al igual que el amor, puede ser confusa y compleja, ahora os decimos que también comparten ese misterio y vaivén de sensaciones; ese querer saber más y descubrir más del otro. Y todo esto envuelto en una estética muy cuidada, y con una banda sonora a la que a más de uno le bastaría para describir el amor.
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A partir de la colaboración de expertos en cine, coaches, psicólogos y psicoterapeutas,
hemos desarrollado una herramienta basada en el cine (y series) aplicable al coaching y a la terapia.
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