¿Te acuerdas de aquella época en la que la magia parecía perfectamente posible? ¿De los deseos, las ilusiones y esas luchas internas que sentías cuando estabas en esa edad en que ya no eras niño, pero tampoco un adulto?
Muchas veces, al crecer, estamos tan inmersos en la carga de responsabilidades adquiridas que nos olvidamos de aquel niño que fuimos. Olvidamos las historias que nos emocionaban y que nos ayudaron a ser la persona que somos hoy. Dejamos de recordar que en algún momento decidimos ser como como somos y que esa elección tuvo un precio, que seguimos pagando cuando somos adultos en forma de emociones no expresadas, miedos, frustraciones o insatisfacción.
Pero hay películas que tienen la capacidad de reconectarnos con aquella época donde aún todo era posible y donde la fantasía, la ilusión y el disfrute del momento presente lo eran todo. Dentro del Laberinto (Jim Henson, 1986), destaca especialmente entre todas ellas.
Un clásico de culto que es más de lo que parece
Si, como yo, la viste en los años alrededor de su estreno, probablemente recordarás con cariño las canciones, los muñecos y a Jareth-David Bowie marcando paquete.
Recuerdo que aquel entonces yo tendría unos 12 o 13 años y aquella película me dejó completamente fascinada. De principio a fin. Era como si hubieran rodado las cosas que pasaban en mi cabeza, la de una niña que se sentía un poco bicho raro en una ciudad de provincias y que se refugiaba en mundos fantásticos en los que corría maravillosas aventuras. Así que no era de extrañar que me sintiera completamente identificada con Sarah, la protagonista principal del film, igual que otras muchas niñas de mi generación.
Al revisitar la película 30 años después de su estreno, Dentro del Laberinto me parece una propuesta filmoterapéutica imprescindible para reconectar con esa parte de nosotros que aún sigue creyendo en los cuentos de hadas y que muchas veces olvidamos. Pero al mismo tiempo, para el adulto que somos hoy, plantea una reflexión sobre el proceso de crecer con una historia llena de significado, simbolismo y magia.
¿Y cómo nos muestra Dentro del Laberinto ese rito de paso? ¿Cómo hoy en día puede ayudarte a reconectar con tu Niño Interno?
(Si aún no has visto la peli, ¡atención que viene algún spoiler!)
1# Con una historia universal: el viaje de la heroína
Sarah es una adolescente de 16 años con una imaginación desbordante y a la que le encanta representar su obra de ficción favorita, “Laberinto”. Una noche en la que su padre y su madrastra salen fuera, ella se queda a cargo de su hermano pequeño Tommy, quien es un bebé y no para de llorar. La frustración de Sarah ante el llanto del pequeño no deja de crecer hasta que en un arrebato pide a Jareth, Príncipe de los Goblins (el protagonista del libro), que se lleve a Tommy a su castillo. Su deseo es concedido y Jareth se presenta ante ella en todo su oscuro esplendor, advirtiéndole que si quiere recuperar a su hermano deberá cruzar el Laberinto y llegar al castillo de la Ciudad de los Goblins en trece horas, momento en el que Tommy se convertirá en un duende y se quedará con Jareth para siempre.
A partir de ese momento, Sarah se embarca en un viaje en el que el Laberinto que rodea el castillo se manifiesta como una representación de ese lugar intermedio entre la infancia y la madurez por el que todos hemos pasado y que está hecho de lo que es importante para ella.
La metáfora del viaje del héroe, en este caso heroína, representa un camino de crecimiento personal con el que es fácil identificarse. Jareth tratará de seducirla con señuelos sacados de sus sueños y fantasías. Se enfrentará a incontables peligros, acertijos y traiciones que la pondrán a prueba y que deberá resolver para el éxito de su misión, pero también conocerá la lealtad, la sinceridad y el perdón de mano de los inesperados aliados que encontrará en su camino. Y una vez resuelto el Laberinto, ya no será la misma que al comenzar la historia.
2# Por la manera en la que explora el mundo emocional del Niño Interior
La espontaneidad, los sueños, los impulsos, los deseos… se guardan en lo que Eric Berne, fundador de la teoría de la personalidad y las relaciones humanas Análisis Transaccional, llamaba el Estado del Yo Niño, junto a la intuición y la creatividad. Pero en el Estado del Yo Niño también pueden habitar crueldad, vergüenza, inseguridad, miedo y egoísmo.
Es el lugar de la psique donde se almacenan las heridas y decisiones que conformarán la historia que nos contamos a nosotros mismos sobre quiénes somos, cómo es el mundo y qué podemos o no conseguir en él, y que va a definir la manera en la que vivimos y nos relacionamos siendo adultos.
En esa historia de Vida, los cuentos e historias que escuchamos de pequeños forman una parte muy importante de la forma que cada uno de nosotros le da a su propio guión. Los personajes con los que nos identificamos, las gestas que nos emocionan y los monstruos de nuestras pesadillas quedan arraigados en nuestro subconsciente en forma de referentes, valores y miedos. Dependiendo de cómo construyamos esa historia y las conclusiones a las que llegamos sobre la vida, seremos adultos más o menos felices y adaptados.
El Laberinto explora estos aspectos enseñándonos el subconsciente de una niña-mujer que se enfrenta a un momento determinante en la construcción de su propia historia: en el que debe decidir qué tipo de adulta quiere ser y a qué aspectos de su infancia debe renunciar.
3# Por identificación: muchos hemos sido Sarah
Al comenzar la historia Sarah es una adolescente sensible profundamente apegada a los objetos e historias de su infancia, que vive con su padre, su madrastra y su hermanastro Tommy. Sarah echa de menos a su madre y se siente profundamente desgraciada con la nueva situación familiar. Al mismo tiempo adivinamos en ella el deseo de hacerse mayor, representadas por un lápiz de labios y la fascinación hacia el personaje de Jareth, que deja entrever un incipiente deseo sexual que la atrae y atemoriza a partes iguales.
En el viaje de Sarah vemos el proceso psicológico de una niña que quiere crecer y que al mismo tiempo siente miedo de hacerlo, que se refugia en mundos fantásticos para escapar de una realidad que cada vez le exige que asuma más responsabilidades, con deseos ambivalentes de cuya resolución depende que se construya como adulta.
En ella están presentes los celos de la princesa destronada y esa crueldad del Niño que se atreve a manifestar abiertamente cuando pide en voz alta “Ojalá se te llevaran los goblins… ahora mismo”. Pero en cuanto se da cuenta de lo que ha hecho, trata por todos los medios de recuperar a su hermano.
Sarah expresa su ira y su deseo en voz alta y es castigada por ello, pero al hacerlo abre la puerta al duelo de su propia infancia. El éxito de su misión dependerá de una simple verdad: rescatar a Tommy significa aceptar que su propia infancia ha pasado ya.
Aceptar al Niño implica crecer y hacerse Adulta. Crecer implica aceptar que la vida no siempre es justa. Y en uno de los momentos más emocionantes de la película, aceptar que siempre, en algún lugar, necesitará volver a conectar con la Niña que lleva dentro.
4# Por todo lo que hace de la película una delicia audiovisual
Con Dentro del Laberinto simplemente disfrutarás como el niño que fuiste y solo por esto ya merece la pena volver a verla. Al fin y al cabo, es producto del trabajo de personas muy en contacto con su Niño Interior y eso se tenía que notar en el resultado final del film.
Es obvio destacar los muñecos de Jim Henson, las canciones y presencia de Bowie y la pasta de George Lucas. A ellos se suma el director de arte Brian Froud, maravilloso ilustrador de mundos fantásticos cuya obra probablemente más conocida sea el clásico “Hadas” y que también trabajó junto a Henson en la realización de “Cristal Oscuro”, otro clásico de culto de los ‘80.
Pero hay algo que sin duda le da un toque especial: el guión del ex – Monty Python y director de “La vida de Brian”, Terry Jones, que construye una historiallena de ingenioso humor con constantes guiños a los cuentos de hadas tradicionales y a las reglas del mundo de la magia, junto a la mesmerizante banda sonora de Trevor Jones.
Revisionar la película es transportarte a esa época en la que la que todo parecía posible. Es volver a gozar con tus historias favoritas, enamorarte de Jareth y cantar y bailar y emocionarte con las aventuras de Sarah, Hoggle, Ludo y Ser Didymus.
Es reflexionar sobre tu propio paso de la infancia a la madurez con un viaje que todos, de una manera u otra, hemos de realizar y de cuyo resultado dependerá que seamos adultos felices.
Y, en definitiva, es reconciliarte con esa parte de ti que sigue soñando y que está convencida de que, en algún lugar, la magia todavía existe.
————————————————————————————
Cristina Viartola es psicóloga sanitaria, psicoterapeuta y miembro del Grupo de Trabajo de Psicología y Artes Audiovisuales y Escénicas (PSICOARTAES) del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid. Puedes encontrarla en su blog http://cristinaviartola.com, donde escribe y ofrece recursos audiovisuales para ayudar personas sensibles y creativas a aumentar su autoestima y su salud emocional.
Queremos compartir esta semana un excelente artículo de Ana Fernández que fue publicado en Noviembre en la revista del COP. Ana es psicóloga clínica y Coordinadora del área de Psicología y Artes Audiovisuales […]
Vivimos en una sociedad en donde cada vez impera más el egocentrismo, la codicia y la fragilidad, la incapacidad de vivir el presente o la ausencia de profundidad en los análisis. Nos dicen […]
2 comentarios
Querida Cristina, gracias por este viaje, gracias por sostener como Ariadna ese ovillo que me permitió perderme de nuevo en el laberinto que rodea el castillo de Jareth, y que me trajo de vuelta a la superficie.
Después de leerte creo que anduve errante durante mucho tiempo entre los Goblins, atrapado y resistiéndome a rescatar al niño interno.
Salir del laberinto duele, crecer duele, lo sabemos desde que nos salieron los dientes. Fíjate que ya de adulto me compré el libro Hadas y no me he dado cuenta hasta ahora que esos duendes son los mismos que los de la película.
Como dice Ismael Serrano: Crecer y olvidar lo que fuimos. Renunciar a las utopías. A los sueños que de pequeños tuvimos. Olvidarse de Nunca Jamás y convertirse en un completo idiota. Esta es la traición de Wendy. Para algunos una ley natural. Para nosotros innecesaria. Así que enciende la luz. Que Peter Pan no se asustará…
¿Realmente he salido del laberinto?
Me ha conmovido profundamente tu análisis de este film que me dejó fascinado cuando la vi en los lejanos 80.
Hoy mayor, hace años que se la hice ver a mi hija diciéndole que era una de las obras de arte imprescindibles antes o durante el viaje de la niñez a la adolescencia.
Decidirse a crecer y superar el duelo de la infancia perdida es uno de los primeros traumas que atravesamos al madurar. Reflejarlo con tanto arte y gracia fue uno de los mayores méritos de esta película
Es maravilloso encontrar en la red, casi de casualidad, que existe alguien que pone en palabras todo lo que uno tenía dentro y por carencias propias no puede expresar. No puedo esperar a leerselo a mi hija una señorita de 21 años que alegra mi vida.
De nuevo muchas gracias por lo que compartiste. Fue hermoso leerte
Abrazo
A partir de la colaboración de expertos en cine, coaches, psicólogos y psicoterapeutas,
hemos desarrollado una herramienta basada en el cine (y series) aplicable al coaching y a la terapia.
Para ofrecer las mejores experiencias, utilizamos tecnologías como las cookies para almacenar y/o acceder a la información del dispositivo. El consentimiento de estas tecnologías nos permitirá procesar datos como el comportamiento de navegación o las identificaciones únicas en este sitio. No consentir o retirar el consentimiento, puede afectar negativamente a ciertas características y funciones.
Funcional
Siempre activo
El almacenamiento o acceso técnico es estrictamente necesario para el propósito legítimo de permitir el uso de un servicio específico explícitamente solicitado por el abonado o usuario, o con el único propósito de llevar a cabo la transmisión de una comunicación a través de una red de comunicaciones electrónicas.
Preferencias
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para la finalidad legítima de almacenar preferencias no solicitadas por el abonado o usuario.
Estadísticas
El almacenamiento o acceso técnico que es utilizado exclusivamente con fines estadísticos.El almacenamiento o acceso técnico que se utiliza exclusivamente con fines estadísticos anónimos. Sin un requerimiento, el cumplimiento voluntario por parte de tu Proveedor de servicios de Internet, o los registros adicionales de un tercero, la información almacenada o recuperada sólo para este propósito no se puede utilizar para identificarte.
Marketing
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para crear perfiles de usuario para enviar publicidad, o para rastrear al usuario en una web o en varias web con fines de marketing similares.
Querida Cristina, gracias por este viaje, gracias por sostener como Ariadna ese ovillo que me permitió perderme de nuevo en el laberinto que rodea el castillo de Jareth, y que me trajo de vuelta a la superficie.
Después de leerte creo que anduve errante durante mucho tiempo entre los Goblins, atrapado y resistiéndome a rescatar al niño interno.
Salir del laberinto duele, crecer duele, lo sabemos desde que nos salieron los dientes. Fíjate que ya de adulto me compré el libro Hadas y no me he dado cuenta hasta ahora que esos duendes son los mismos que los de la película.
Como dice Ismael Serrano: Crecer y olvidar lo que fuimos. Renunciar a las utopías. A los sueños que de pequeños tuvimos. Olvidarse de Nunca Jamás y convertirse en un completo idiota. Esta es la traición de Wendy. Para algunos una ley natural. Para nosotros innecesaria. Así que enciende la luz. Que Peter Pan no se asustará…
¿Realmente he salido del laberinto?
Me ha conmovido profundamente tu análisis de este film que me dejó fascinado cuando la vi en los lejanos 80.
Hoy mayor, hace años que se la hice ver a mi hija diciéndole que era una de las obras de arte imprescindibles antes o durante el viaje de la niñez a la adolescencia.
Decidirse a crecer y superar el duelo de la infancia perdida es uno de los primeros traumas que atravesamos al madurar. Reflejarlo con tanto arte y gracia fue uno de los mayores méritos de esta película
Es maravilloso encontrar en la red, casi de casualidad, que existe alguien que pone en palabras todo lo que uno tenía dentro y por carencias propias no puede expresar. No puedo esperar a leerselo a mi hija una señorita de 21 años que alegra mi vida.
De nuevo muchas gracias por lo que compartiste. Fue hermoso leerte
Abrazo